Conocí a Tomás Ibáñez con la lectura de su primera compilación de artículos (¿Por qué A? Fragmentos dispersos para un anarquismo sin dogmas) publicado en 2006. Le acompañé en la presentación en Barcelona de su segunda compilación publicada en 2017 (Anarquismos a contratiempo) y reseño con sumo placer esta tercera (Anarquismos en perspectiva. Conjugando el pensamiento libertario para disputar el presente)[1]. Entre medio de estas recopilaciones hemos compartido redacción de la revista Libre Pensamiento y unas cuantas conversaciones, a menudo en trayectos de tren.
Los títulos de esta colección de textos escritos a lo largo de sesenta años indican mucho de la posición de Tomás: «anarquismo sin dogmas», «anarquismos a contracorriente» y «anarquismos en perspectiva». En primer lugar, esa extraña fidelidad al anarquismo que él mismo reconoce y que le ha llevado a reflexionar sobre los anarquismos desde 1962. En segundo lugar, que haya pasado del singular al plural en sus dos últimas compilaciones (anarquismos), resulta acertado puesto que no hay uno sino muchos anarquismos, la anarquía es un fenómeno que se construye por prácticas contingentes y cambiantes, que no puede seguir siendo ella misma si no varía, no hay pureza original que haya que guardar como si de un templo sagrado se tratara. Y, por último, su vocación antidogmática, a contratiempo, puesto que cuando Tomás pone los anarquismos en perspectiva incide en la importancia de pensar y actuar a contratiempo, pero sin dejar por ello de pertenecer a nuestro tiempo. Su deseo de sintonizar con el presente y, a la vez, contradecirlo de manera radical, provoca que, a veces, coseche mala reputación por su insistencia en reflexionar sobre la constante necesidad de renovación del pensamiento anarquista. Agita las aguas y eso no siempre es bien recibido.
En Anarquismos
en perspectiva, ha agrupado sus textos en tres bloques:
el encaje en la situación actual y sus perspectivas de evolución, las
cuestiones teóricas del pensamiento anarquista que tendrían que renovarse, y el
actual totalitarismo y las prácticas de resistencia necesarias.
En estos textos Tomás vuelve sobre temas sobre los que
le interesa pensar y repensar, reflexionar, profundizar: anarquismo y revolución, el
poder/dominación, el Estado, la libertad, el contexto actual y las tensiones
que produce en el anarquismo.
Hay
una sugerente afirmación de Louis Mercier Vega que aparece reproducida en este
libro señalando que «el militante anarquista debe aprender a vivir y a actuar
en medio de una selva de signos de interrogación». Hombres y mujeres
anarquistas hemos perdido por el camino en los últimos cincuenta años las
certezas que el anarquismo histórico tenía y que tantos logros cosechó en este
país. Y es que los anarquismos han visto desintegrarse, como bien explica el
autor, el marco referencial que había servido de guía: la ideología de la
Ilustración. Queda minada la confianza y las certezas que nos había legado la
Modernidad: la hipervalorización de la razón, el universalismo que postula el
carácter absoluto de los valores, la afirmación de la centralidad y autonomía
de un sujeto transparente a su propia conciencia y la creencia en el progreso.
¿Y
qué queda en su lugar? Incertezas, confusión, miedo, inseguridad…
¿Cómo
seguir enfrentando y resistiendo a los dispositivos de dominación que se van
transformando en el transcurso del tiempo histórico? ¿Qué conservar del
anarquismo histórico, es decir, cuál es la invariante anarquista? ¿Cómo dejar
por el camino el lastre que impide la renovación para construir un
neoanarquismo(s)?
Como
bien decía Mercier Vega: una auténtica selva de signos de interrogación.
Hay
demasiados dogmas arraigados que cuesta cuestionar, muchas tensiones en torno a
la manera de entender el poder o la libertad, la añoranza de un único sujeto de
las luchas y no la fragmentación organizativa actual, la facilidad con que
caemos en esencialismos, la idea de revolución como «vuelco total», la
importancia de profundizar en el concepto tan de moda de la prefiguración, y
tantos otros temas sobre los que el autor nos provoca, nos agita, nos remueve
individual y colectivamente.
Tomás
Ibáñez no da soluciones, da pistas con la vida en el centro, instrumentos de
análisis, propuestas de prácticas de resistencia ante el totalitarismo de nuevo
tipo que avanza. Ese totalitarismo de hoy se ha visto ayudado por epidemias
como el covid, guerras, tecnología de última generación que ayuda a desarrollar
un modelo de poder/dominación basado en la gestión de la vida y en el control
productivo y normalizador de las poblaciones (el biopoder que anticipó Foucault).
Anarquismos en
perspectiva, como se recoge en el título, pretende
disputar el presente, no rendirse, resistir. Por eso Tomás Ibáñez dedica su
libro a «quienes mantienen vivo el deseo de revolución y lo manifiestan en sus
prácticas cotidianas de lucha».
[1] Por
orden cronológico, las editoriales que han publicado estas compilaciones son:
Anthropos, Virus y Descontrol.
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