Antonina Rodrigo en Ca La Dona, 2018 aproximadamenteLAS
MUJERES EN LA HISTORIA
Uno de los aspectos que destaca en la investigación
histórica de AR es su dedicación para desentrañar el papel de las mujeres en la
historia. Desde el principio tuvo claro que, si las
mujeres no investigaban su pasado, nadie lo haría por ellas. Le ha interesado
desterrar los falsos criterios sobre las mujeres y descubrir a las marginadas
y, en particular, a las mujeres trabajadoras.
Mi dedicación al papel de la mujer en
su lucha por la emancipación surgió
al conocer la trayectoria de secular desigualdad
que, en todos los órdenes, arrastraba a través
de la Historia, y en tiempos de mi juventud,
muy agudizada en la Granada
de postguerra,
Me interesó pronto descubrir esa legión de marginadas que, a través de los tiempos, bajo una opresión política
o social, trabajaron, estudiaron,
escribieron, crearon arte. Mujeres que lucharon en silencio, porque les estaba prohibido manifestar cualquier inquietud intelectual, incluso social, especialmente, la mujer trabajadora. Su esfuerzo por ordenar
las labores caseras, armonizando la atención a su familia con extenuantes jornadas, en fábricas y talleres, en el campo, hasta en la mina. Las tejedoras, las cigarreras, las cuadrillas de obreras que descargaban en los puertos
y muelles el carbón o el
pescado, y que luego, cuando los hombres regresaban de faenar en la mar, los ayudaban
en el arrastre de la pesca que después ellas mismas vendían por calles y plazas,
transportándola en cestos y carpanchos sobre el rueño, en sus cabezas. Sin olvidar los continuos partos. Vemos sus fotografías y parecen
viejas, cansadas, con sonrisas
tristes, sin poder cuidar debidamente a sus hijos, que se les morían sin asistencia alguna.
Y todavía las había que militaban en los sindicatos obreros.
La represión del franquismo impuso un
silencio impune a las generaciones siguientes, si acaso sonaban nombres
punteros como los de Federica
Montseny o Dolores
Ibárruri. Si ellas, con su enorme dimensión
pública, permanecieron ausentes
de la historia, la labor de las líderes obreras
quedó sumergida. Por ejemplo,
la referida a la Federación de Mujeres Libres y a sus
fundadoras: Lucía Sánchez Saornil,
Mercedes Comaposada, Amparo Poch y Gascón,
Lola Iturbe.
Durante la posguerra, cuando se hablaba de estos personajes en las escuelas, si es que se llegaba a hablar, nos pintaban sus imágenes distorsionada.
Yo misma creí durante un tiempo que Federica Montseny era una torera, porque mi madre me dijo que era una mujer que llenaba las plazas de toros. Hasta que un día, una compañera me dijo que Federica era una demonia, con cuernos, rabo y todo. Aquello me descolocó al personaje, y le dije a mi madre que, además de torera, era una demonia. Mi madre me advirtió, que no me lo creyera, Federica llenaba las plazas de toros hablando a la gente humilde de justicia y libertad para el mundo del trabajo. Cautelosa, me sugirió que no dijese nada a mi compañera, ni a nadie.
Era urgente recuperar y reivindicar su memoria diseminada. Por fortuna, hoy la lucha de la mujer, su resistencia y su compromiso es estudia-da en ensayos exhaustivos por investigadores/as.
EXILIO Y
TESTIMONIOS PERSONALES
Antonina ha utilizado en muchas ocasiones las fuentes orales, es
decir, los testimonios personales que grababa y que sigue conservando. Los
testimonios no solo son para ella una fuente histórica, sino que son
mucho más.
El
encuentro con las gentes del exilio fue revelador… Ellos /as me enriquecieron, me hablaron de
sus luchas por un mundo más justo, en lo cultural y lo social; sobre todo para
sus hijos e hijas, era su aspiración suprema. Me mostraron la otra cara de
nuestra historia, una visión muy diferente de la que se enseñaba en escuelas y
púlpitos. Supe por ellos y ellas porqué se habían marchado, porqué habían
resistido un exilio lleno de nostalgia, la sinrazón de vivir en países con otra
cultura. Lamentaban
la separación de los suyos y de sus lugares, el tiempo perdido
para la superación personal.
Se dolían del daño irreparable, al quedar España marginada del proceso histórico progresista iniciado por la II República, tras siglos de monarquías
que vivían en otro tiempo. Pero, ante
todo, supe de la salvaje represión y las ejecuciones,
que duraron hasta el mismo año de la muerte del
dictador.
Después de la influencia de Mariana de Pineda, en mi
adolescencia y primera juventud, ellas y ellos fueron
mi universidad en el terreno sentimental y social.
UNA ÉPOCA: II REPÚBLICA,
GUERRA CIVIL Y FRANQUISMO
Una gran parte de las investigaciones de Antonina se han centrado en
esta etapa de la historia, un periodo que sigue generando polémicas y
enfrentamientos en la actualidad. Los motivos de esta elección. Un personaje muy
admirado por AR es Federico García Lorca,
Con la proclamación de la II
República, se había iniciado un gran despliegue cultural,
en el que se integraba
el proceso de liberación de la
mujer. Se avanzó para todos, y especialmente para la mujer,
en los fundamentos básicos de una democracia: la igualdad legal en el terreno intelectual y en el laboral, la
libre disposición de sus bienes, el derecho al divorcio,
la legalización del aborto asistido,
la investigación de la
paternidad.
Después la mujer volvió a lo suyo, al hogar. A la mujer casada se le cerraron las puertas del
mercado laboral y se depuró exhaustivamente a maestras y profesoras para ejercer
el control de la sociedad, suprimiendo los valores republicanos de
igualdad y libertad. El ostracismo
con que la España vencedora fulminó un tiempo
tan fecundo ha sido para mí motivo de profunda
reflexión y estudio.
Desaparecieron las líderes obreras.
Puedo atestiguar lo que hicieron siempre:
Seguir en la brega, mantener
sus convicciones políticas, en la clandestinidad o a pecho descubierto. Cuando llegaron los libertadores con su retórica
medieval la mujer comprendió, en toda su magnitud, lo que suponía haber perdido
la guerra. De ahí que volviera
a comprometerse en la postguerra, en la clandestinidad solidaria con perseguidos, con encarcelados, con los familiares de los vencidos.
También fue destacada su participación en la lucha armada junto a los guerrilleros.
En el exilio francés, se unieron a la
resistencia como un ejército invisible, muchas acabaron deportadas a los campos de exterminio nazis.
Dentro de nuestras fronteras la
historia de la resistencia tuvo
caracteres heroicos, frente a la cruel represión de los vencedores: terror, persecución, torturas, fusilamientos, el miedo, el hambre,
el frío, el desamparo, la humillación y las cabezas rapadas. ¡Lo que fue el
hacinamiento en aquellas cárceles!
Como granadina, uno de mis amores es
Federico García Lorca. Durante mucho tiempo fue un rumor apagado, pero en Granada hubo miles de
Federicos: su propio cuñado Manuel
Fernández Montesinos, alcalde de Granada; albañiles, maestros, carpinteros, profesores; y mujeres comprometidas y valientes, bordadoras, modistas, jornaleras, intelectuales, amas de casa...
corrieron la misma suerte
que Federico.
«NO DIGAS QUE ERES ANARQUISTA, DI QUE ERES LIBERTARIA»
Esta recomendación se la dio a Antonina, Sara Berenguer. Pese a ello, Antonina Rodrigo no ha renunciado nunca a decir que es
anarquista. Un día me dijo tranquilamente que era lo único sensato
que se podía ser en estos tiempos.