Una persona culta es aquella (…) que sabe cómo elegir compañía entre los hombres [y mujeres], entre las cosas, entre las ideas, tanto en el presente como en el pasado. H. Arendt

lunes, 23 de diciembre de 2024

EL PASADO AUSENTE QUE «HACE PRESENTE»

 



«El cronista que narra los acontecimientos sin hacer distingos entre los grandes y los pequeños, da cuenta de una verdad, a saber, que para la historia nada de lo que una vez aconteció ha de darse por perdido».

Walter Benjamin, Tesis sobre el concepto de historia. Tesis III.

 Walter Benjamin selló con su muerte el papel que se había dado de «avisador del fuego», por ello sus Tesis, textos fragmentarios póstumos, se han revelado de una autoridad singular[1]. Algunas de sus reflexiones impregnan mi manera de entender la historia y por ese motivo he comenzado con ese fragmento de una de sus Tesis en la que hace referencia a un modesto cronista que no solo levanta acta de las grandes gestas, de la Historia[2] con mayúscula, sino también de la pequeña historia, de los detalles que pasan desapercibidos, olvidados, relegados. La letra pequeña no son anécdotas al estilo de la mediática periodista Nieves Concostrina, sino que se refiere al destino de todas aquellas personas que lucharon o ansiaron la dicha y se quedaron en las cunetas de la historia.

Y esto me lleva a explicar cómo entiendo la investigación histórica. Empezaré por lo que rechazo, que es aquella manera de pensar la historia como un tiempo que transcurre de forma casi mecánica, inserto en la lógica de la historia y que se desarrolla de forma lineal en una marcha hacia el progreso de la humanidad, esa, como dice Benjamin, es la Historia de los vencedores. Tampoco me parece que la historia tenga como función escudriñar el pasado para saber más de algo «pasado», algo muerto que solo interesa como materia para curiosear. Esa es la forma habitual de la Historia académica que investiga y escribe libros para ser leídos por otros miembros de la misma Academia. No me interesa esa «historia del pasado».

Entiendo la historia como un tiempo discontinuo y contradictorio (no lineal y ordenado), accidental y contingente (no hay causalidad), nada anuncia que se va a producir un acontecimiento, puede suceder o no. La historia no avanza en línea recta según una mecánica de causas/consecuencias hacia el futuro, sino que la historia es más bien, hablando metafóricamente, estratos sedimentarios (o apilamientos) que son depósitos dados por las generaciones anteriores y que caracterizan a la comunidad actual por sus relaciones históricas con los ancestros. Esta perspectiva de la historia la guía la preocupación por el presente, conocer el pasado, pues, tiene efectos sobre el presente: eso es hacer «historia del presente».

Volviendo a Benjamin, este planteamiento supone una empatía, una relación profunda y documentada entre las partes que se quieren relacionar: entre el pasado y el presente. Si solo nos fiamos de las tradiciones recibidas (y de su documentación) que ligan el presente al pasado, convertiremos el presente en herencia, y, por tanto, en restauración del pasado de los vencedores que son la parte emergente y triunfante de este pasado.

Se trata de remontarnos en el pasado, pero no transitando la senda marcada de las tradiciones reconocidas, sino orientándonos por la historia bastarda, lateral y subterránea, que no encaja en la ordenada historia lineal y que es relevante para el presente. Siguiendo estas huellas (realmente difíciles de encontrar) de lo que «quiso ser y no pudo» descubriremos un pasado que no tiene conexión con el presente pero que sí tiene la posibilidad de hacer presente[3]. En su tesis III, Benjamin viene a decir que hay dos tipos de pasado: uno que está presente por derecho propio, es el pasado de los vencedores y está recogido por la Historia hegemónica y otro, ausente, el de los vencidos.

El pasado de los vencidos, constituido por tantos actos de revuelta, de desobediencia, de sufrimiento y de injusticia, no podemos ignorarlo, nos muestra que el pasado pudo ser de otra manera y que lo que ahora existe no es una fatalidad que no se pueda cambiar. Solo así podemos imaginar un futuro que sea proyección del presente posible no del existente.

Esa es la función de la historia de los acontecimientos pequeños y olvidados por haber fracasado en el pasado y esa es la función de «otra memoria» que forja solidaridades entre generaciones vencidas y recupera experiencias de sufrimiento pasado que no podemos olvidar en el presente.

Laura Vicente 



[1] El estudio sobre estas Tesis que más me ha ayudado a comprenderlas en toda su complejidad es el de Reyes Mate (2006): Medianoche en la historia. Trotta, Madrid.

[2] La Historia en mayúscula es la Historia hegemónica, la Historia de los vencedores, mientras que la historia en minúscula es la historia, entre otras muchas cosas, de los vencidos, de los postergados y excluidos.

[3] Reyes Mate (2006): Medianoche en la historia, p. 92.

viernes, 13 de diciembre de 2024

EL PASADO TIENE EFECTOS EN EL PRESENTE.


El domingo más cercano al 20 de Noviembre, fecha de la muerte de Buenaventura Durruti, nos reunimos frente a su tumba y la de Ferrer y Ascaso, personas a las que nos "afecta" todavía lo que sucedió a partir del 19 de julio de 1936, aceptando a Durruti como referente de una revolución libertaria que la memoria oficial trata de borrar tras la caída del franquismo.
Reproduzco mi breve intervención en el acto celebrado el 17 de noviembre de 2024. 

*****

Agradezco a Antonina Rodrigo (que no pudo asistir) que me invite a tomar la palabra en este acto y que piense que puedo decir algo de interés.

Siempre lo intento, otra cosa es que lo logre.

Lo que si voy a intentar es ser breve.

He titulado mi intervención de la siguiente manera: El pasado tiene efectos sobre el presente. Por eso siendo historiadora estoy hoy aquí (17 de noviembre de 2024) ante la tumba de tres hombres del pasado: Ferrer, Ascaso y Durruti. Y es que siendo del pasado me afectan hoy, en el presente.

La historia acostumbra a resaltar el pasado victorioso que vive en el presente gracias a que lo celebran y recuerdan institucionalmente y gracias a que su triunfo es una de las piedras angulares sobre las que está construido el presente.

Sin embargo, estamos aquí año tras año, convocados por Antonina, para recordar a los perdedores que, al perder, han quedado fuera del desarrollo histórico.

Decidme loca o pirada, pero me obstino en descubrir vida en los muertos.

Los proyectos revolucionarios frustrados de quienes quedaron aplastados por la historia, como los de Ferrer, Ascaso, Durruti y miles y miles de hombres y mujeres a lo largo de la historia con minúscula, están vivos en su fracaso como POSIBILIDAD.

Nos demuestran que el pasado pudo ser de otra manera y que lo que hoy existe no es una fatalidad que no pueda cambiarse. Y si el presente tiene una posibilidad latente, que viene de un pasado que no pudo ser, entonces podemos imaginar un futuro que no sea proyección del presente de los que ganaron sino del presente posible (que no son solo los franquistas sino también quienes les sucedieron tras la llamada «transición democrática»).

Si muere el recuerdo de esta y otras experiencias revolucionarias fracasadas, vencidas, morirán sus efectos sobre el presente y sobre el futuro. Nos encontraremos perdidos para afrontar el neoliberalismo y el nuevo totalitarismo.

Me pregunto y os pregunto:


·       ¿Es posible, si quiera pensar o soñar, en la revolución en el siglo XXI?

·       ¿Podemos oponer resistencia al neoliberalismo y al nuevo totalitarismo?

Creo poder hablar en nombre de quienes estamos aquí: si no pensáramos que es posible seguramente no estaríamos aquí.

Laura Vicente

 

martes, 3 de diciembre de 2024

«A mi aire»


 LISBOA

2023

«A mi aire» (7 diciembre)

 Cada vez me genera más rechazo que los de arriba en una pizarra (electrónica, claro) decidan lo que afecta a los de abajo (y para muchas personas eso significa la muerte, la miseria, la migración, la precariedad-uberización de la vida, etc.).

 

«A mi aire» (14 diciembre)

En mi último escrito en el blog «Pensar en el margen» decía que si queremos construir un modelo alternativo al capitalismo neoliberal debemos huir de las utopías del pasado, de los caminos cerrados, del «deber ser» autoritario y buscar, caminos abiertos, regidos por algunas ideas y aspiraciones, pero no cerrados. Aníbal Quijano planteó sustituir utopía por horizonte, cuya idea es la de la vida y la historia en movimiento, sin el condicionante de un futuro modelizado. En definitiva, un movimiento sin captura por el fin, frente al «deber ser» del futuro.

Nadie dice que sea fácil, no lo es. ¿Hay otras posibilidades?

«A mi aire» (21 diciembre)

AVISO: mejor no leer lo que viene a continuación si te encanta la navidad.

La navidad es un producto, hoy, del capital ya que incrementa la hedonía neoliberal: esa absurda idea de que podemos conseguir la felicidad creada por el placer, la felicidad momentánea producida por explosiones hormonales de recompensa en las que el consumo y el buenismo de los buenos propósitos tiene un papel primordial y acaban en pura frustración.

«A mi aire» (28 diciembre)

He tenido un sueño… De que un día cada valle será exaltado, cada colina y montaña será bajada, los sitios escarpados serán aplanados y los sitios sinuosos serán enderezados, y que la gloria del Señor será revelada y toda la carne la verá al unísono.

He visto claro y he vuelto a pedir mi incorporación a la Gran y Verdadera Iglesia. No sé si serán perdonados mis muchos y graves pecados, pero confío en mi arrepentimiento y en la gloria del Señoro…

2024

«A mi aire» (4 enero)

Estamos todavía en los días de los buenos propósitos y de las buenas intenciones.

Aunque el descreimiento es en mi un defecto de fábrica, voy a revelar algunos de mis propósitos:

No escuchar a quien no lo merece.

Leer todavía más que este año.

No perder el tiempo con quien no lo merece.

Caminar por la orilla del mar y subir montañas.

No tensionarme por la política.

Viajar como sea: leyendo, soñando o realizándolo.

«A mi aire» (11 enero)

Hoy es un día pleno de emociones porque presentamos en Barcelona la revista Redes Libertarias. Un proyecto largamente meditado que afronto con mucha ilusión. Hoy no quiero pensar en nada más, mañana será otro día y a la luz del sol aparecerán, quizás, las imperfecciones.

Hoy es un día para celebrar.

«A mi aire» (18 enero)

A pesar de los pesares y de algunas experiencias regulares, sigo confiando en las palabras, en las cosas y en las personas. Y me parece que pensar (y actuar) sigue siendo la clave para no convertirnos en siervas voluntarias (hay que leer a Étienne de La Boétie). Aprender a pensar es aprender la serenidad (que no es un dejar-ir o un dejar-hacer), es la estructura esencial del pensamiento evitando el ruido (hay que leer a Byung-Chul Han).

Y mañana os esperamos en Madrid con la revista Redes Libertarias para pensar, reflexionar, opinar y compartir ideas.

«A mi aire» (25 enero)

Decía Pierre-Joseph Proudhon en una carta a Karl Marx (17 mayo 1846): «Acojamos y animemos todas las protestas, denunciemos todas las exclusiones, todos los misticismos; no demos nunca un problema por agotado, y cuando hayamos usado hasta nuestro último argumento, empecemos de nuevo si hace falta, con elocuencia e ironía».

¡¡Qué maravillosamente actual!!


sábado, 23 de noviembre de 2024

CAMBIO CLIMÁTICO Y LA DANA VALENCIANA

 


Vaya por delante que empatizo con las personas que de una manera trágica (pérdida de seres queridos), penosa (pérdida de bienes materiales: viviendas, negocios, coches, etc.) o desdichada, han vivido un suceso de «gota fría» tan terrible como el sucedido en la provincia de Valencia (29 de octubre de 2024). Vivo también en el Mediterráneo y conozco, sin haber vivido una experiencia tan límite, el miedo que causan esas tormentas ahora denominadas DANA (siglas de una Depresión Aislada en Niveles Altos).

Los sucesos de «gota fría» han sido frecuentes siempre en la costa mediterránea durante el otoño, y en Valencia los conocen bien. Sin embargo, la frecuencia e intensidad de las lluvias son diferentes a lo habitual y están relacionas con el cambio climático, negado a fecha de hoy por sectores políticos influyentes.


Existe una táctica denominada mediafare que significa «guerra mediática» y que básicamente significa, entre otras tácticas, desplazar el foco de atención para que la audiencia entre en la dinámica de lo mediáticamente correcto y cambiar el marco de conversación y de debate político. Esta táctica, a mi parecer complementada por los partidos políticos, ha desplazado el foco de atención hacia la gestión (desastrosa) de la Generalitat valenciana para realizar una construcción discursiva que lejos de atender a la realidad del cambio climático, se acerca a la narrativa de la gestión política y a las luchas de poder entre el PP y el PSOE (al frente de la Generalitat y del Gobierno respectivamente) para sacar rédito político de un desastre como el ocurrido en Valencia.


Todos los medios de comunicación y los partidos políticos de cualquier signo ideológico han deglutido la tragedia rápidamente y la han convertido en un episodio más de su lucha por el poder político intentando persuadir a la población de que el culpable de todo es el otro sector político para que el debate quede centrado ahí: en las relaciones de poder.


Retirar el foco de atención de las consecuencias del cambio climático (así como de la construcción y el urbanismo descontrolado) interesa a ambos partidos con «sentido de Estado» puesto que ninguno ha realizado una política seria para detenerlo o para tomar medidas para que sus efectos sean lo menos traumáticos para la población.


En todo el guirigay que de nuevo han montado para que todo quede centrado en la mala gestión del PP valenciano de la DANA (que lo es) y en crear la ilusión de que el PSOE u otras opciones políticas lo harán mejor, ¿dónde están las propuestas para que la próxima «gota fría» no tenga las consecuencias desastrosas que ha tenido esta? ¿qué obras piensan llevar a cabo para que barrancos, ríos y rieras, no se conviertan en trampas mortales? ¿qué piensan hacer con las viviendas construidas en zonas inundables? Las alertas no son solo enviar avisos de protección civil a los móviles ¿qué otras medidas se van a poner en marcha para alertar a la población preventivamente ante un episodio de este tipo?


El ámbito libertario y anarquista debe poner el foco en la realidad que hay tras la catástrofe del 29 de octubre, no podemos entrar en su juego político y mediático que tanto condiciona la realidad política.


[Por otro lado, una vez más se ha demostrado que cuando las instituciones no llegan, se ausentan porque su maquinaria es pesada y burocrática, la autoorganización y el apoyo mutuo fluyen espontáneamente y debemos felicitarnos por ello].

 

Laura Vicente

miércoles, 13 de noviembre de 2024

ERREJÓN Y LA DOBLE MORAL

 




La doble moral ha sido un comportamiento netamente masculino desde tiempos inmemoriales, ya que a las mujeres no se les ha permitido más que una versión de la moral, la del sistema heteropatriarcal. Las mujeres han sido vigiladas, maltratadas, encerradas, para que su comportamiento respondiera a la normatividad estricta, lo contrario implicaba, entre otras cosas, un peligro para la paternidad legítima de los hombres que han castigado siempre, incluso con la muerte. Pero las normas elaboradas por los hombres permiten un comportamiento masculino laxo, aceptable y bien visto (en todo caso, los hombres nunca han sido censurados por vivir en la doble moral).


Pero el «caso Errejón» resulta llamativo porque la doble moral parece que no va con los hombres «progresistas» o de izquierdas, ellos se las han apañado para hacernos creer que no hacen esas «cosas», que eso es propio de la derecha, del conservadurismo casposo. Los hombres de izquierdas se han situado en un nivel de superioridad moral, también en los comportamientos sexuales, puesto que son feministas y han logrado una nueva masculinidad que les exime del machismo, del deseo de dominio y del abuso de poder. El «caso Errejón» demuestra que las cosas no son tan sencillas y que algunos viven esa doble moral de forma extrema.


El «caso Errejón» pone de manifiesto otros aspectos dignos de reflexión. El discurso identitario construido sobre las diferencias entre hombres y mujeres, que los feminismos han consolidado y, en algunos casos, han naturalizado como elementos fijos, han servido para regular los deseos, la sexualidad y las relaciones sociales. Las identidades femeninas y masculinas se han basado en un contraste binario entre una sexualidad femenina sacralizada (necesitada de seguridad y afecto) y una sexualidad masculina irrefrenable y, en ocasiones, agresiva y violenta. El «caso Errejón» parece responder a ese prototipo de mal masculino peligroso.


Pero sin entrar en detalles del «caso Errejón» que está en fase de investigación, individualizar el peligro de las agresiones sexuales, nos apartan de responsabilizar a las instancias e instituciones que sostienen el sistema heteropatriarcal y que son el fundamento de las violencias. Errejón conoce tan bien el discurso feminista que él mismo utilizó este argumento en su carta de dimisión para justificar su comportamiento culpando al patriarcado. Esto no funciona así: tú debes responsabilizarte de tu comportamiento agresor y abusador y nosotras nos encargaremos de indagar el aspecto estructural del sistema heteropatriarcal que hay tras tu violencia contra las mujeres.


El «caso Errejón» ha puesto en evidencia la facilidad con la que los feminismos y otras instancias políticas caen en el punitivismo, en la necesidad de poner en la picota al agresor y castigarle. Comprendemos que las víctimas puedan necesitar el castigo, pero desde un punto de vista feminista y anarquista debemos preguntarnos: ¿Para qué sirve el castigo, la pena? ¿Qué aporta a la solución de la violencia de género una política restrictiva y regulacionista? ¿Consideramos que el feminismo anarquista debe apostar por una justicia basada en la venganza? En ningún caso podemos apoyar la necesidad de que el Estado aparezca como la instancia protectora de las víctimas y que estas queden como seres necesitados de protección e incapaces de autoprotegerse.


No resulta, por último, menos relevante que hayan sido en gran parte mujeres de las formaciones políticas en que estaba encuadrado Errejón quienes han ocultado su conducta sexual agresiva y maltratadora en aras de la defensa de un fin superior: la defensa del proyecto político que compartían. Tanta importancia se concede a este fin superior que para muchos el «caso Errejón» tendrá graves consecuencias para la izquierda en su proyecto electoral.


Al margen de ser de izquierdas o de derechas, la vida cotidiana de los hombres está, como mínimo, salpicada de machismo (y eso no depende de quién gobierna), es un mal estructural que conviene enfocar de modo adecuado para avanzar en el debilitamiento del sistema heteropatriarcal.


Laura Vicente

domingo, 3 de noviembre de 2024

«A mi aire»


 2023

«A mi aire» (5 octubre)

Creo que es María Galindo la que dice que trabajamos mezclando utopías con urgencias. ¿y por qué me da la impresión de que cada vez hay menos utopías y más ensimismamiento pese a que cada vez hay más urgencias?

 

«A mi aire» (12 octubre)

La guerra saca lo peor del ser humano y lo mejor. La guerra suspende las normas básicas que marca cualquier Estado. Cuando las normas desaparecen o se suspenden, emerge la maldad de gentes que ya lo son pero que encuentran en el caos guerrero sus posibilidades de acción.

No estoy defendiendo la bondad del Estado y sus normas, puesto que hay Estados terroristas, Estados totalitarios y Estados democráticos que deciden excluir a las personas que no importan y que cada vez son más.

Quizás es una oportunidad para que salga lo mejor: la solidaridad y el apoyo mutuo de la gente común.

 

«A mi aire» (19 octubre)

Hay situaciones que me indignan, me cabrean y me cuesta pacificarme.

Las mentiras políticas: el hoy digo hache y mañana be, me crispan. ¿Y qué saco con ello? Nada.

Pues eso, a ver si aprendo.

 

«A mi aire» (26 octubre)

Siempre hago propósitos de escribir algo alegre y optimista.

Pero no lo logro.

En mi ciudad tenemos una plaga de chinches de campo. Jamás había visto una cosa igual, pero es que las temperaturas no son normales. Los mosquitos me siguen picando porque siguen con vida.

Esto son minucias del primer mundo, pero no es ni medio normal. ¿Cuántas cosas así veremos?

NO AL MILITARISMO, NO A LAS GUERRAS.

 

«A mi aire» (2 noviembre)

No me gusta nada el cambio de hora.

Cuando salgo a caminar tempranísimo es de noche y ahora, aunque salgo de noche, pronto se hace de día. Ver amanecer para mi es un lujo que me pierdo en verano.

Prefiero el amanecer al atardecer, prefiero el inicio que el fin del día.

Soy diurna, eso no tiene remedio.

 

«A mi aire» (9 noviembre)

Paso a paso (lentos en el Mediterráneo) nos vamos acercando al otoño.

¿Quién se preocupará en Gaza por el otoño, si la vida no vale nada?

¿Quién lo hará en Ucrania y en otras muchas guerras, especialmente en África?

 

«A mi aire» (16 noviembre)

Mi hartazgo de los nacionalismos es total.

Me cansa que la “izquierda” diferencie nacionalismos buenos y malos.

Me genera rechazo que todo lo inunde lo territorial e identitario.

¿Dónde está la disidencia de lo nacional? ¿Quién la representa?

No me sorprende que la derecha de todos y cada uno de los nacionalismos esté en su salsa.

 

«A mi aire» (23 noviembre)

Hay muchas situaciones indeseables: una guerra acumula muchas de esas situaciones. Yo no vivo una guerra y, por ello, me considero privilegiada. Estoy viviendo de forma indirecta una de esas situaciones indeseables: la enfermedad de mi madre, el mundo hospitalario, la pena y muchos pensamientos que vienen y van.

No hay espacio, ni confianza, ni desinhibición suficiente para contarlos, pero estoy convencida de que sabéis de que van esos pensamientos errantes.

 

«A mi aire» (30 noviembre)

Estoy como desinflada, ralentizada, incapaz de volver a mi rutina.

Siempre se producen situaciones que interfieren y que impiden esa «normalidad» tras la enfermedad de mi madre (quien me iba a decir que aspiro a la «normalidad».

Mi madre está bastante bien. Gracias a quienes me habéis preguntado.

miércoles, 23 de octubre de 2024

ALUMBRAMIENTO

 


ALUMBRAMIENTO (2024)

Dirigida por Pau Teixidor.

Guion Pau Teixidor y Lorena Iglesias.

Protagonizada por Sofía Milán, Celia Lopera, Carmen Escudero, Paula Agulló, Victoria Oliver, Alba Munuera, Laura Gómez-Lacueva y María Vázquez. 

***

Alumbramiento es una película que trata muchos temas interesantes, uno de ellos el de la maternidad fuera del matrimonio. En España diversas instituciones afrontaron en el pasado la maternidad de las madres solteras. Las casas de maternidad y expósitos, por ejemplo, la de Barcelona, acogía a las madres solteras que, por diversas circunstancias, se veían obligadas a dar a luz lejos de los suyos, en el anonimato y de forma clandestina, ya que tener un hijo fuera del matrimonio suponía la exclusión social. El objeto de estos establecimientos era evitar infanticidios y salvar el honor de las madres. El símbolo más cruel del abandono era el torno, un pequeño habitáculo giratorio que daba a la calle donde se dejaba al expósito, tocando el timbre para que al otro lado de la pared del edificio fuera recogido. Al lado del torno había una especie de buzón para dejar algo de dinero para el recién nacido. 

TORNO DE LA CASA DE MATERNIDAD Y EXPÓXITOS DE BARCELONA

El personal subalterno de estas «casas» eran monjas (hasta 50 Hermanas de la Caridad había en la de Barcelona en 1936) que eran las principales responsables de la atención de las mujeres. Estas monjas eran las transmisoras de la idea de pecado (es decir, ofensa a Dios) y la necesaria penitencia de las madres solteras. Los maltratos de estas monjas a las internas llegaron hasta la prensa durante la II República pero nada se hizo para relevarlas hasta agosto de 1936.

El franquismo reprodujo estas casas de maternidad y expósitos que, sorprendentemente, funcionaban todavía en los años de la «Transición» incluidos los primeros años de la llegada al poder del PSOE (la película muestra la victoria socialista en 1982).

En Alumbramiento encontramos mucho de lo que había habido en el pasado: centros donde ingresar a mujeres embarazadas fuera del matrimonio, en este caso se trata de un reformatorio para adolescentes embarazadas: Peñagrande. La gestión directa o indirecta de estos centros por parte del clero femenino cuya función era transmitir la idea de pecado por tener relaciones sexuales fuera del matrimonio, así como la necesidad de «reformar» esos malos comportamientos y devolver al redil a las madres solteras. El sexo solo tenía el visto bueno de Dios dentro del matrimonio y con el fin exclusivo de procrear. La invisibilización y la exclusión de la madre soltera, en centros carcelarios, para evitar la condena social de ella y su familia es otro elemento presente en Alumbramiento.

Pero en la película de Pau Teixidor hay algo más. Los niños y niñas recién nacidas eran arrebatadas a las parturientas (se les comunicaba el fallecimiento en el parto o posparto) para ser entregadas a familias que no seguían los cauces legales para adoptarlas, sino que las «robaban» cona ayuda de médicos y personal religioso haciendo negocio sin el consentimiento de las jóvenes madres.

Alumbramiento es, por todo ello, una película dura que restituye la memoria de tantas mujeres jóvenes y del sufrimiento que un embarazo fuera de la normatividad acarreó a esas adolescentes. Ante tanto infortunio la sororidad es la nota consoladora, pero siempre realista, para estas adolescentes que estrechaban lazos entre ellas para afrontar tan dura experiencia.

La dirección de Pau Teixidor es excelente teniendo en cuenta que las actrices son muy jóvenes y la dirección es fundamental para que una historia tan oscura como la de los bebés robados funcione. El contrapunto de la sororidad no reduce la dureza, pero aporta algo bello dentro de tanta fealdad.

No dejéis de verla si la modesta distribución os lo permite. Muy recomendable.

Laura Vicente 

 

jueves, 3 de octubre de 2024

FAMILIAS ANARCO-SINDICALISTAS LAMINADAS EN 1936

 


De todas es sabido la dura represión que ocasionó el golpe de Estado de julio de 1936 en Zaragoza, «la perla del anarquismo». Siempre ha resultado sorprendente que el sindicalismo zaragozano de larga tradición y experiencia se dejara engañar por el General Miguel Cabanellas al mando de la V División Orgánica. Su condición de masón y la confianza del sindicalismo zaragozano en derrotar el golpe de Estado declarando la Huelga General provocaron que Zaragoza quedara bajo la autoridad de los sublevados desde el primer momento. Conocedores los militares de la importancia del anarcosindicalismo de la ciudad no dudaron en utilizar una represión despiadada para liquidar su potencia organizativa y de lucha.

Muchas veces hemos explicado que el movimiento libertario era algo más que CNT, algo más que un sindicato. Su capacidad para construir un espacio paralelo al del poder en el cual se prefiguraban muchos de los aspectos que se deseaban para la sociedad futura y que existía mucho antes del 19 de julio de 1936, fecha considerada como inicio de la revolución libertaria y anarquista, explican que uno de los objetivos de la represión fuera laminar a familias enteras. El anarcosindicalismo llevaba muchos años tejiendo espacios de sociabilidad que incluían a todos los miembros de las familias desde que eran niños y niñas hasta la edad adulta. En especial los fines de semana eran momentos en que, alrededor de conferencias, mítines y reuniones, se organizaban actividades, muchas veces en un entorno natural, para las criaturas, adolescentes y mujeres al cargo de los más pequeños que podían incluir obras de teatro social, coros, excursiones, baños en el río Ebro, etc. Al calor de esas actividades las familias se iban conociendo sin acudir a las reuniones sindicales que atraían poco a las mujeres y nada a las criaturas en edad escolar. En esos ambientes se emparejaban, se hacían amistades, y conforme crecían se iban formando en la Idea y en el sindicalismo sin necesidad de cursos de formación. Se formaban por contagio y aprendiendo de las personas más mayores.

El resultado final era que muchas veces familias enteras formaban parte del movimiento libertario con mayor o menos implicación en las luchas y en la organización. Eso explica por qué era «necesario» liquidar a familias enteras u obligarlas al exilio para eliminar el mal de raíz y causar terror. He elegido una familia zaragozana por el protagonismo de una mujer: María Castanera Mateo.

La familia Castanera Mateo estaba formada por numerosos activistas que vivían mayoritariamente en el barrio de San José de Zaragoza. Sus progenitores, Manuel Evaristo Castanera Francia y Eugenia Mateos Ros, ya habían mostrado inquietudes sociales en tiempos de la Iª República. Sus hijos e hijas estaban relacionadas con activistas anarcosindicalistas zaragozanos y catalanes (la vinculación anarcosindicalista entre Aragón y Cataluña tenía larga tradición por encontrarse sus capitales a unos 300 Km, distancia exigida cuando eran expulsados de su lugar de residencia por delitos sociales).

Los hijos e hijas de Manuel y Eugenia con vínculos libertarios eran: Gregorio, Luis, Manuel, Libertad y María. De los cinco dos fueron fusilados en julio de 1936 (Luis y María) y Mateo salió al exilio y fue internado en los campos franceses de Argelès y Bram y en las Agrupaciones de Trabajadores Extranjeros de Poudreries de St Médart en Jalles, La Rochelle y la fábrica de Thann de La Pallice.

María Castanera Mateo[1], apodada La Duquesa nació en Zaragoza en 1905. Sufrió persecución durante la dictadura alfonsina por su presunta implicación en el asesinato del Cardenal Soldevila (1923) cuando contaba 18 años. Se refugió en Francia y regresó a Zaragoza con la IIª República. Se cuenta la anécdota de que le dio un bofetón, acompañado de un «calla cabrón», al comunista Benigno Remigio Santamaría, presente en la manifestación del 14 de abril de 1931 cuando este gritó: «Todo el poder a los soviets».

Muy activa contra el esquirolaje durante la huelga de la Telefónica (1931), fue detenida en Bilbao en octubre de 1931 con un alijo de armas y, de nuevo, con dos de sus hermanos en mayo de 1932 al descubrirse armas y explosivos en su casa. Ingresó en la Prisión Provincial de Zaragoza en junio con 27 años, a disposición del Juzgado de Bilbao. Habiendo sido recientemente operada, se agravó su estado y hubo de ser internada en la Facultad de Medicina de Zaragoza, regresando a prisión en agosto de 1932. Procesada en Bilbao por tenencia de armas, fue entregada a la guardia civil para su traslado a la capital del Nervión.

A raíz de la victoria de las derechas en las elecciones de 1933, el Comité Nacional de la CNT convocó un Pleno Nacional de Regionales (Madrid, 26 de noviembre de 1933) donde, con reticencias de algunas regionales, se solicitó la constitución de un Comité Revolucionario que tenía que poner en marcha una insurrección que se inició el ocho de diciembre, la huelga general se extendió por 34 provincias durante una semana y alcanzó especial relevancia en el valle del Ebro. María Castanera que había salido hacía poco de prisión, fue de nuevo detenida acusada de sedición en diciembre de 1933 por estar a su nombre  el piso alquilado donde se alojó el Comité Revolucionario que organizó la insurrección en Zaragoza. Condenada a quince años de prisión, fue puesta en libertad por la Ley de Amnistía de abril de 1934.


María formaba parte de un grupo muy activo de mujeres sindicalistas, entre las que estaban Julia Miravé, Pilar y Basilisa Bretón, Isabel Logroño, Isabel Aragó, Nieves Tolosana y Ángeles Bartos. Compañera del activista Ramón Gracia Crespo, ambos intentaron evadirse, una vez fracasado todo intento de resistencia al golpe militar de julio de 1936, pero fueron sorprendidos cuando vadeaban el Ebro. María quedó en tierra e intentó simular que trabajaba en el campo teniendo la desgracia de ser reconocida por un cabo de la guardia civil. Fue detenida y fusilada poco después en San Gregorio. Sus compañeras Isabel Logroño, Nieves Tolosana, Ángeles Bartos e Isabel Aragó corrieron la misma fatal suerte.

 


[1] Esta biografía la debo a Fermín Escribano Espligares

lunes, 23 de septiembre de 2024

«A mi aire»



 

HELSINKI

2023 (llevaba mucho tiempo sin publicar esta serie)

«A mi aire» (3 agosto)

El otro día pensaba en cuanto nos gusta a los seres humanos tener una pauta de rutinas y tareas. El trabajo asalariado y la familia lo «facilita» mucho, pero cuando las rutinas y tareas saltan por los aires porque ya no hay trabajo asalariado y, a veces, la familia no te las proporciona, resulta llamativo como el personal se busca esas rutinas y tareas, a poder ser con horarios fijos.

¿Qué nos pasa a los humanos que nos cuesta tanto estar tirados al aire libre (no en un resort con toda la rutina de tareas de ocio establecidas) cual leona rugidora?

«A mi aire» (10 agosto)

Ese momento del día en que me descalzo, acomodo los cojines, abro el libro y me sirvo una taza (tras otra) de té negro es tan placentera que me cuesta renunciar si me surge cualquier otra cosa.

«A mi aire» (17 agosto)


Cosas que me afectan:

*Las decepciones son un plato que se digiere mal.

*Nunca he sido de ilusionarme porque el realismo me lo ha impedido siempre.

*Pese a ello, sí he tenido confianza en una ética y en un modo de ver la vida que cada vez comparto con una minoría más minoritaria.

*O igual es el calor que me está afectando mal.

 

«A mi aire» (24 agosto)


Cosas que me animan:

*La ilusión por los proyectos que tengo entre manos.

*La armonía de la naturaleza (o lo que llamamos naturaleza que no deja de ser una construcción también) y caminar sudorosa con alguna mariposa (y alguna avispa, por mantenerme en la realidad) de compañera.

*La gente próxima.

*Igual cuento cosas que me animan porque esta semana no paso tanto calor.

 

«A mi aire» (31 agosto)


No sé si es posible la revolución. De hecho, nos hemos distanciado de esa posibilidad por lo que supusieron las revoluciones que se llevaron a cabo en el pasado.

Pero el neoliberalismo ha definido la vida de tal forma que la revolución no tiene cabida ni es pensable siquiera.

A mí solo se me ocurre la desobediencia persistente en cada acto de la vida y pensar desde otros puntos de vista que los marcados por el neoliberalismo.

No parece mucho, pero requiere salirse del espacio neoliberal y crear espacios liberados.

¡¡Casi nada!!

 

«A mi aire» (7 septiembre)


Hay machirulos mafiosos a los que un beso de dos segundos los hace caer del poder.

Ojalá siempre fuera así.

 

«A mi aire» (14 septiembre)


Cada día me interesan menos los rollos políticos: sus discursos, sus encuestas, sus mentiras, sus justificaciones, sus relatos, sus ambiciones, su pedantería, sus malas artes, su simpleza y, sobre todo, sobre todo, que piensen que somos idiotas.

 

«A mi aire» (27 septiembre)


Es demoledor como las ideologías se transforman en argucias del poder.