En este homenaje en el que se recordó la ejecución de Granado y Delgado, militantes de las Juventudes Libertarias (JJLL) intervine para recordar que también había mujeres en la resistencia antifranquista en el exilio que participaron en el mismo proyectos que estos dos jóvenes asesinados por la Dictadura franquista. Este texto reproduce mi intervención.
La guerra
civil española tuvo también un componente de género. Las mujeres se jugaron en
ella la larga genealogía de cien años que había ido trazando un camino de
emancipación. El conflicto bélico
constituyó una experiencia de libertad y de responsabilidad sin
precedentes para las mujeres, asumieron una gran novedad: la mujer tenía que
vivir sola, salir sola y asumir las responsabilidades familiares sola, algo que
siempre se había considerado imposible y peligroso.
El franquismo cortó de tajo ese camino de emancipación
femenina y fue un duro correctivo para muchas mujeres que
vivieron un largo y silencioso exilio interior en España o bien marcharon fuera.
Hoy
estamos aquí para recordar un trágico suceso, la ejecución de Francisco
Granado y Joaquín Delgado el 17 de agosto de 1963. Y estamos aquí también para
recordar que existió una oposición al franquismo que no se rindió nunca, que
una parte de dicha oposición era anarquista y que en ella había mujeres como no
podía ser menos.
No
son pocas las mujeres que a principios de la década de 1960 estaban integradas
en el Movimiento Libertario en el exilio, una parte de ellas en las JJLL y
cumpliendo diversas funciones relacionadas con Defensa Interior (DI). La
mayoría de estas mujeres eran hijas de militantes de la CNT y sus parejas
también formaban parte del Movimiento Libertario. Las más mayores habían
participado en la guerra civil, las más jóvenes no lo habían hecho por su edad,
incluso había mujeres francesas, italianas o inglesas vinculadas al
antifranquismo libertario.
Sus
nombres son menos conocidos que los de sus compañeros, pero es nuestra
obligación rescatarlas del olvido, conocerlas y reivindicarlas: Placida Aranda,
Jacinta Escudero, Rosa Beriain, Casilda Likiniano (La miliciana), Teresa Margalef, Montse Turtós, Jeanine Valet,
Paquita Román, Alicia Mur, Julia Hermosilla y Sara Berenguer entre otras
mujeres.
No
podemos olvidar tampoco a Pilar Vaquerizo, la compañera de Francisco Granado que quedó viuda con un hijo y dos hijas, Richard, María y
Roxana, la mayor con unos doce años.
Entre estas activistas destacaré cuatro: Alicia Mur,
Paquita Román, Sara Berenguer y Julia Hermosilla (Sara y Julia relacionadas
además con MMLL).
ALICIA MUR
Alicia Mur nació en 1935, hija de
militantes de la CNT, empezó a militar
en Paris siendo adolescente en las JJLL y desde el comienzo de las actividades
de DI aportó su colaboración y solidaridad.
Fue detenida en Madrid en octubre de
1966, junto a Luis Andrés Edo
y otros, acusada de pertenecer al grupo “Primero de Mayo”. Alicia Mur se había desplazó a finales de agosto o principios de septiembre de 1966 a Madrid para alquilar un piso, que posteriormente debían utilizar unos compañeros para llevar a cabo una acción que ella desconocía por no tener que participar en ella.
En diferentes medios se ha asegurado que este grupo preparaba el secuestro de un alto militar americano de la Base militar de Torrejón
de Ardoz. Sin embargo, Alicia Mur en su relato de lo sucedido niega tal posibilidad y asegura que la acción, por lo que ella vivió, era confusa y poco preparada. La detención en Madrid se debió a un confidente que en todo momento informó de los pasos del grupo y que, obviamente, no fue detenido (Alicia lo nombra como "Martínez").
Juzgada el 4
de julio de 1967, se la condenó a tres años y medio y cumplió tres.
Paquita Román era hija de militantes de la
CNT y ella se integró en las JJLL de Paris, desde el comienzo de las
actividades de DI aportó su colaboración y solidaridad.
Ella e
Yvette Parent fueron enviadas como enlaces de sondeo y cayeron en la trampa que
les tenía preparada la policía española. Detenida en Madrid en septiembre de
1962 en relación con los jóvenes libertarios detenidos también en Barcelona,
Zaragoza y Vigo ese mismo año. Estaba encarcelada cuando la ejecución de
Granados y Delgado. Fue puesta en libertad a mediados de 1965.
SARA BERENGUER
Sara Berenguer nació en 1919 en Barcelona,
hija de cenetista, trabajó desde los 12 años primero en una carnicería y luego
en un taller donde aprendió el oficio de
corsetera. Durante la guerra se dedicó intensamente a la lucha formando parte
de varios comités e integrándose en las JJLL, Consejo Nacional de SIA (Solidaridad
Internacional Antifascista) y MMLL (ocupó la secretaría de propaganda de MMLL y
más tarde la secretaria general). Dio clases como maestra de párvulos en el
Ateneo Cultural de Les Corts.
Al acabar
la guerra civil pasó a Francia y entre 1941-45 fue enlace de la resistencia antinazi.
A
comienzos de 1960 aparece ligada a los grupos de acción antifranquista, tras la
reunificación de CNT, al lado de Alberola, Mera, Cañete y otros. Junto a su
compañero Jesús Guillén formaban parte de la base fronteriza de Béziers con que
contaba DI. Su casa en Montady, rodeada de huerto y jardín que construyeron con
sus manos, fue una plataforma para el exilio y refugio de grupos españoles
libertarios que entraban y salían de España clandestinamente, como Granados y
Delgado.
JULIA HERMOSILLA
Julia Hermosilla, menos conocida que Sara,
nació en 1916 en Sestao, Vizcaya. Sus padres eran ambos
de la CNT desde 1910. Julia fue militante de las JJLL desde los 17 años; cuando
estalló la guerra y la revolución, Julia con 20 años se enroló como miliciana
en Bilbao y fue herida gravemente perdiendo audición en ambos oídos.
A la
caída de Bilbao se trasladó con su compañero y su familia a Santander y allí
embarcaron hacia Francia. Estuvo dos meses en Francia y volvieron a entrar de
nuevo a Cataluña. Embarazada dio a luz en octubre de 1937 a su hija Vida y en
Barcelona trabajó en una fábrica de cintos para el Ejército. En esta ciudad es
donde conoció a Sara y se hicieron amigas para siempre.
Pasaron
de nuevo a Francia al acabar la guerra y en 1940 se integró en la resistencia
contra los nazis. Acabada la II Guerra Mundial Julia pasaba a Bilbao y
Barcelona clandestinamente llevando prensa y documentación.
Junto con
su compañero Ángel Aransáez formaban parte de la base fronteriza de Bayona con
que contaba DI.
Julia realizó con Joaquín
Delgado misiones de contacto en 1960 o 1961, por cuenta del Comité
Intercontinental, con los grupos de la CNT en España durante el proceso de
reunificación. También realizó una importante misión de estudio de los
alrededores del Palacio de Ayete en San Sebastián para el proyecto de atentado
contra Franco de 1962.
No podemos glosar aquí las
vidas de todas las activistas que participaron en el mismo proyecto que
Granados y Delgado, pero si recordar que estas mujeres además de militar,
trabajar y sufrir penalidades, criaron a sus hijos e hijas y desde su humildad
siempre pensaron que no habían hecho nada importante. Compartían con el
anarquista Ramón Acín que nosotros no
tenemos santos, nosotros no tenemos apóstoles, nosotros no tenemos ni mártires;
pero tenemos corazón y somos amigos del amigo y camaradas del camarada.
Algo parecido les escribía la
octogenaria Julia en una carta a
Sara Berenguer el año 2002:
Somos una gran familia, vivimos con las mismas
inquietudes. Luchamos por nuestras ideas ayudando a todo aquel que llama a la
puerta, esas ideas que tantos dolores de cabeza nos dieron pero que cada día
que pasa me siento más identificada con ellas (…).