Una persona culta es aquella (…) que sabe cómo elegir compañía entre los hombres [y mujeres], entre las cosas, entre las ideas, tanto en el presente como en el pasado. H. Arendt

lunes, 23 de junio de 2025

«A mi aire»

 


2025

(de mi cuenta de IG: @lauramartierra)

«A mi aire» (3 abril)

Las armas y las guerras despiertan en mí un rechazo instintivo. También el militarismo, no comprendo cómo puede haber instituciones a quienes se les cede el monopolio de la violencia.

Las guerras se preparan mucho antes de que sucedan puesto que hay que preparar a la población para asumir las matanzas.

Rusia o Israel son autocracias expansionistas, agresivas y agresoras, no veo cómo defendernos de ellas y sé que son peligrosas, como Estados Unidos (democracia con tendencias autócratas e imperialistas).

Estamos en una encrucijada compleja y no me fío de quienes nos gobiernan.

«A mi aire» (10 abril)

¿Cómo componer subjetividades que, guiadas por el deseo, nos movilicen contra las ansias de guerra, capitalismo neoliberal y autocracia?

No podemos dejarnos arrastrar por la impotencia y el desánimo.

«A mi aire» (17 abril)

Dice el clero católico que este jueves es santo, o sea, un día perfecto y libre de toda culpa. De hecho, van juntos unos cuantos días santos, hablan de una semana santa.

Yo ya no sé qué pensar… tantos días santos debería notarlos de alguna manera, pero ¿para qué entrar en detalles? No quiero que penséis que soy negacionista, descreída u otras malas cosas.

Quizás es otro bulo más. Este, eso sí, con muchos años a sus espaldas.

 «A mi aire» (24 abril)

Se habla de la aceleración de la política (de todo en realidad).

O lo que es lo mismo: nunca nos han dado tantas «leches» y tan rápido.

«A mi aire» (1 mayo)

De aquellos primeros de mayo, en los que un sector de la clase trabajadora hacía huelga general para desencadenar la revolución, han pasado unos 130 años.

Hoy nada queda de aquello y esta fecha está vacía de contenido, casi nadie cree en la revolución y los sindicatos forman parte de las estructuras de poder y no podrían sobrevivir sin los ingresos procedentes del Estado (son muy pocos y minoritarios los sindicatos que viven solo de las cuotas sindicales).

El teletrabajo pronto los hará prescindibles.

«A mi aire» (8 mayo)

Cumplir sueños es uno de esos acontecimientos personales que cuesta mucho lograr y que siempre suenan a maravilla.

Mañana cumpliría años mi padre y estoy convencida que sería feliz por facilitarme este sueño.

«A mi aire» (15 mayo)

Qué planteamiento tan luminoso el de James C. Scott en su libro: El arte de no ser gobernados. Una historia anarquista de las tierras altas del sudeste asiático. Pueblos diversos que abarcan un territorio similar al de Europa (lo han denominado Zomia) y que se caracterizaron por fugarse a ciertas zonas inaccesibles a la intromisión y el dominio de los Estados que los circundan.

Su mirada rechaza que sean pueblos atrasados, primitivos, sin historia… 

«A mi aire» (22 mayo)

Por alguna extraña razón, muchas veces las personas más duras son las más blandas en su interior.

«A mi aire» (29 mayo)

Hay quien valora tener mucha información y supongo que será fan de la Inteligencia Artificial. Pero tener mucha información no significa que extraigamos significado de ella, más bien al contrario: demasiada información tiende a comportarse como poca información.

viernes, 13 de junio de 2025

La inteligencia artificial no piensa (El cerebro tampoco)

 



No deja de sorprenderme la facilidad e inconsciencia con la que nos entregamos a todo aquello que tiene que ver con lo digital, lo cibernético, lo algorítmico en cualquiera de sus modalidades. En este caso, estamos ante un libro en el que Miguel Benasayag y Ariel Pennisi dialogan sobre la Inteligencia Artificial (IA)[1].

Ahí van algunas notas sobre el libro que me parecen lo suficientemente motivadoras como para generar interés por el libro y por la reflexión sobre cómo afrontar los cambios que supone la IA en las luchas y las resistencias que debemos impulsar si no queremos acabar como zombis siervos de las máquinas.

La hipótesis del libro es que hay una singularidad de lo vivo y que una de las principales diferencias con el funcionamiento digital y algorítmico, es que la singularidad de lo vivo no está dada por el nivel de información que puede manejar una inteligencia, sino por el principio orgánico de autoafectación, entre otros aspectos. El principio de autoafectación es un principio de roce a partir del cual es posible pensar continuidades materiales y discontinuidades de funcionamiento como formas concretas de generación de conocimiento sensaciones y, en el fondo, sentido. La máquina no puede autoafectarse.

El cerebro humano no piensa, no secreta el pensamiento; el cerebro y el cuerpo entero, con todas sus relaciones, desde el biotopo intestinal hasta el contexto histórico, participan de la interfaz, ya que ninguno de los vectores produce por sí mismo al pensamiento simbólico.

La IA funciona como un mecanismo sin frotamiento, que no tiene relación con la experiencia. Mientras más vayamos en la dirección de la delegación de funciones en la máquina, más avanza el aplastamiento del cuerpo. La máquina coloniza el «campo biológico» y cuando lo hace empobrece la capacidad de comprensión (que es un fenómeno corporal, es con el cuerpo que se comprende, mientras la máquina maneja información).

Tenemos que entender la vigilancia a través de la IA como una nueva arma de poder que cambia por completo el paisaje, el terreno y la situación. Es un reto para todas las formas de protesta, La vigilancia algorítmica exhaustiva y el reconocimiento facial generalizado parecen echar por tierra cualquier atisbo de resistencia. La crítica por la izquierda tiene que comprender que cuando estamos en el mundo algorítmico ya no estamos en el mismo mundo en el que creímos estar.

La virtualización de la vida tanto como la desmaterialización nos debilitan. Conforme menos estímulos sensoriales tenemos, menos comprendemos y estamos en peores condiciones para establecer diferencias entre lo verdadero y lo no verdadero.

Tenemos que construir un mundo de acuerdo a nuestra naturaleza, con los cuerpos, el deseo y también la idiotez. Tenemos que asumir la complejidad de lo vivo, donde no hay un hombre nuevo que valga, teniendo en cuenta el desastre que fue el racionalismo y que nosotras necesitamos una sociedad con despelote, porque sin despelote, la transparencia y la calculabilidad de la máquina no son vivibles para nosotros.

Laura Vicente

[1] Miguel Benasayag/Ariel Pennisi (2024-4ª edición): La inteligencia artificial no piensa (El cerebro tampoco). Buenos Aires, Prometeo.

 

martes, 3 de junio de 2025

CÓMO RESOLVÍA LA REVOLUCIÓN EL TEMA DE LOS MENORES NO ACOMPAÑADOS

 


LA REVOLUCIÓN QUE SE PUSO EN MARCHA a partir del 19 de julio de 1936 atendió muchas necesidades poco conocidas y que forman parte de lo que hoy denominamos "cuidados" colectivos.

Tiempo habrá para hablar de las colonias que la CNT-FAI y Mujeres Libres pusieron en marcha y lo que estas colonias supusieron desde el punto de vista revolucionario. Cuando se afirma que otros mundos son posibles, lo son porque lo fueron y, además, en plena Guerra Civil, es decir, en las peores condiciones posibles.

La guerra, precisamente, afectó a la infancia y numerosos niños y niñas quedaron sin padre, sin madre o sin ambos progenitores en una difícil situación. El Movimiento Libertario afrontó esa situación sin necesidad de Estado o de acuerdo entre partidos políticos en las Cortes para acogerlos en diversos territorios basando el acogimiento en la solidaridad y el apoyo mutuo.

Vamos a contar un caso entre muchos que existieron. La Oficina Auxiliar del Comité Ferroviario MZA «acogieron a un centenar de criaturas víctimas de la guerra». Muchas de estas criaturas perdieron al padre en la lucha revolucionaria, otras tienen al padre y algunas a la madre luchando. Para atender a estas criaturas y sacarlas de los frentes de guerra, estos ferroviarios eligieron un palacio en un paraje de la costa catalana, y término de Argentona, para instalar a estas criaturas. El edificio había sido requisado por los trabajadores y trabajadoras el 19 de julio y cedido a los ferroviarios para la colonia.

La colonia fue bautizada con el nombre de Espartaco, un gladiador esclavo que protagonizó una rebelión contra Roma en el siglo I a. C., convirtiéndose para el anarquismo en un símbolo de la resistencia contra la opresión.




En un artículo aparecido en Tierra y Libertad (1) se alababa el lugar elegido por tener mucho arbolado donde correr libremente. Los responsables de la colonia, decían en el artículo:

«(...) han sabido hermanar la pedagogía con la libertad. Cada grupo de diez niños tiene una compañera que se encarga exclusivamente de atender, cuidar, servir en la mesa y en el dormitorio a su grupo (…) como una madre». 

Los niños y niñas que estaban entre los 6 y 12 años estaban, por tanto, en edad escolar. Se formaron tres clases y «Una compañera y dos compañeros están al frente de la escuela de la Colonia, perfectamente servida por ellos y dotada de material».

El artículo concluía haciendo referencia a quién se había hecho cargo de estas criaturas asumiendo que era obra de la revolución solventar la situación de estos menores que procedían de diversos lugares del país:

«Esta obra de los ferroviarios de la central sindical que siempre alzó en alto su bandera revolucionaria y el prestigio de sus valores morales identificados con el anarquismo humanista y leal a los primordiales derechos de la personalidad, han sostenido y sostienen la Colonia Espartaco con un desprendimiento y un desinterés constantes».

Sin duda, otros mundos son posibles sustentados sobre valores que nada tienen que ver con lo que hoy está ocurriendo con los menores que llegan a Canarias y que muchos meses después continúan mal atendidos porque el Estado (gobiernos central y autonómicos) no es capaz de priorizar el cuidado de la infancia en situaciones excepcionales.

Laura Vicente 

(1) Tierra y Libertad, 31 julio 1937. «Obra confederal. La colonia “Espartaco”. En Argentona».