martes, 13 de septiembre de 2022

TOMÁS IBÁÑEZ Y SU EXTRAÑA FIDELIDAD AL ANARQUISMO

 


Conocí a Tomás Ibáñez con la lectura de su primera compilación de artículos (¿Por qué A? Fragmentos dispersos para un anarquismo sin dogmas) publicado en 2006. Le acompañé en la presentación en Barcelona de su segunda compilación publicada en 2017 (Anarquismos a contratiempo) y reseño con sumo placer esta tercera (Anarquismos en perspectiva. Conjugando el pensamiento libertario para disputar el presente)[1]. Entre medio de estas recopilaciones hemos compartido redacción de la revista Libre Pensamiento y unas cuantas conversaciones, a menudo en trayectos de tren.

Los títulos de esta colección de textos escritos a lo largo de sesenta años indican mucho de la posición de Tomás: «anarquismo sin dogmas», «anarquismos a contracorriente» y «anarquismos en perspectiva». En primer lugar, esa extraña fidelidad al anarquismo que él mismo reconoce y que le ha llevado a reflexionar sobre los anarquismos desde 1962. En segundo lugar, que haya pasado del singular al plural en sus dos últimas compilaciones (anarquismos), resulta acertado puesto que no hay uno sino muchos anarquismos, la anarquía es un fenómeno que se construye por prácticas contingentes y cambiantes, que no puede seguir siendo ella misma si no varía, no hay pureza original que haya que guardar como si de un templo sagrado se tratara. Y, por último, su vocación antidogmática, a contratiempo, puesto que cuando Tomás pone los anarquismos en perspectiva incide en la importancia de pensar y actuar a contratiempo, pero sin dejar por ello de pertenecer a nuestro tiempo. Su deseo de sintonizar con el presente y, a la vez, contradecirlo de manera radical, provoca que, a veces, coseche mala reputación por su insistencia en reflexionar sobre la constante necesidad de renovación del pensamiento anarquista. Agita las aguas y eso no siempre es bien recibido.

En Anarquismos en perspectiva, ha agrupado sus textos en tres bloques: el encaje en la situación actual y sus perspectivas de evolución, las cuestiones teóricas del pensamiento anarquista que tendrían que renovarse, y el actual totalitarismo y las prácticas de resistencia necesarias.

En estos textos Tomás vuelve sobre temas sobre los que le interesa pensar y repensar, reflexionar, profundizar: anarquismo y revolución, el poder/dominación, el Estado, la libertad, el contexto actual y las tensiones que produce en el anarquismo.

Hay una sugerente afirmación de Louis Mercier Vega que aparece reproducida en este libro señalando que «el militante anarquista debe aprender a vivir y a actuar en medio de una selva de signos de interrogación». Hombres y mujeres anarquistas hemos perdido por el camino en los últimos cincuenta años las certezas que el anarquismo histórico tenía y que tantos logros cosechó en este país. Y es que los anarquismos han visto desintegrarse, como bien explica el autor, el marco referencial que había servido de guía: la ideología de la Ilustración. Queda minada la confianza y las certezas que nos había legado la Modernidad: la hipervalorización de la razón, el universalismo que postula el carácter absoluto de los valores, la afirmación de la centralidad y autonomía de un sujeto transparente a su propia conciencia y la creencia en el progreso.

¿Y qué queda en su lugar? Incertezas, confusión, miedo, inseguridad…

¿Cómo seguir enfrentando y resistiendo a los dispositivos de dominación que se van transformando en el transcurso del tiempo histórico? ¿Qué conservar del anarquismo histórico, es decir, cuál es la invariante anarquista? ¿Cómo dejar por el camino el lastre que impide la renovación para construir un neoanarquismo(s)?

Como bien decía Mercier Vega: una auténtica selva de signos de interrogación.

Hay demasiados dogmas arraigados que cuesta cuestionar, muchas tensiones en torno a la manera de entender el poder o la libertad, la añoranza de un único sujeto de las luchas y no la fragmentación organizativa actual, la facilidad con que caemos en esencialismos, la idea de revolución como «vuelco total», la importancia de profundizar en el concepto tan de moda de la prefiguración, y tantos otros temas sobre los que el autor nos provoca, nos agita, nos remueve individual y colectivamente.

Tomás Ibáñez no da soluciones, da pistas con la vida en el centro, instrumentos de análisis, propuestas de prácticas de resistencia ante el totalitarismo de nuevo tipo que avanza. Ese totalitarismo de hoy se ha visto ayudado por epidemias como el covid, guerras, tecnología de última generación que ayuda a desarrollar un modelo de poder/dominación basado en la gestión de la vida y en el control productivo y normalizador de las poblaciones (el biopoder que anticipó Foucault).

 Anarquismos en perspectiva, como se recoge en el título, pretende disputar el presente, no rendirse, resistir. Por eso Tomás Ibáñez dedica su libro a «quienes mantienen vivo el deseo de revolución y lo manifiestan en sus prácticas cotidianas de lucha».

 



[1] Por orden cronológico, las editoriales que han publicado estas compilaciones son: Anthropos, Virus y Descontrol.

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