He escuchado tantas veces esta afirmación
de boca de mujeres libertarias cuando les preguntas (o entrevistas) sobre su
actuación en un momento determinado, que aquí vienen algunas reflexiones que
planteé en Barcelona el 24 de abril de 2019. Esta idea de que ellas no habían
hecho nada se cocía en el Movimiento Libertario desde hacía mucho tiempo. Eso
explicaba la incomodidad de algunas mujeres que se dieron cuenta de dos cosas:
1ª La escasa importancia, en la práctica,
que se daba a la situación de subordinación y dominación en que vivían las
mujeres, fuera y dentro del espacio doméstico en el que el discurso de género
las colocaba. Las mujeres aparecían siempre como sujeto subordinado en el
proyecto revolucionario.
2ª No se sentían aceptadas en las sociedades
obreras, sindicatos después (CNT). Fueron pocas las mujeres que tuvieron un compromiso
con el sindicato ya que, pese a ser
afiliadas, evitaban frecuentarlo por ser un espacio masculino. Los
sindicalistas, en efecto, consideraban que la asociación obrera no era cosa de
mujeres y cuando hacían campañas de propaganda solo iban dirigidas a los
hombres, argumentando a menudo la virilidad como elemento de defensa de los
intereses laborales.
TERESA CLARAMUNT
Esta
incomodidad provocó el inicio de una genealogía de mujeres anarquistas, desde la I Internacional, que crearon espacios
sindicales propios (no mixtos). Teresa Claramunt participó en la formación de
tres de estas organizaciones: Sección Varia de Trabajadoras Anarco Colectivistas
de Sabadell (1884), Agrupación de Trabajadoras de Barcelona (1891), Sindicato
de Mujeres del Arte Fabril (1901). Otras mujeres lo hicieron también en la
segunda y tercera década del siglo XX: eran mujeres afiliadas a CNT que se reunían
juntas y separadas de sus compañeros.
Esa incomodidad llevó a las mujeres a
integrarse con mucha más facilidad en los Ateneos, como espacio mixto, donde se
sentían más cómodas y reconocidas por dos motivos:
1ºEstaba
ubicado en los barrios (espacio de sociabilidad femenino). 2ºSu contenido
cultural favorecía su intervención: excursionismo, clases de alfabetización,
teatro, conferencias, etc.
Desde los
Ateneos entraban en contacto con los grupos de afinidad anarquista,
especialmente las Juventudes Libertarias (JJLL) en las que, a veces, entraba
todo el grupo de amigos/as.
MUJERES LIBRES
En esta línea
de buscar espacios propios en los que pudieran desarrollar su actividad y sus
ideas con comodidad, Mujeres Libres, revista y organización, fueron los canales
a partir de los cuales buscaron:
1º Participar
en la Guerra Civil y la Revolución con sus aportaciones feministas, unidas a
las de clase, para que la revolución no olvidara la emancipación de las
mujeres. En este sentido mantuvieron la doble lucha, cosa que no hizo la AMA
(Agrupación Mujeres Antifascistas) que renunció al feminismo en aras del
antifascismo.
2º Ser
reconocidas dentro del Movimiento Libertario como su cuarta rama. No fue
posible por la oposición de las otras tres ramas de dicho movimiento.
3º Seguir
construyendo el feminismo anarquista iniciado por las pioneras a la vez que
llevaban a la práctica múltiples realizaciones en el terreno de la educación,
el trabajo, la cultura, etc.
4º Plantar
cara en muchos espacios a agresiones
sexuales: trabajo (los padres
protegían a las hijas en las fábricas). Entre los compañeros de ideas respecto
a la manera que tenían estos de entender el amor y la sexualidad libre, como
disponibilidad del cuerpo femenino. Mujeres Libres consideraba que era un tema
que había que trabajarlo más para no reforzar la idea de los hombres de ser meros objetos sexuales.
LUCÍA SÁNCHEZ SAORNIL
5º Pese a romper con el discurso de género, no
rompieron con todos los
elementos del patriarcado. Algunos aspectos destacados:
-Aún en familias en las que se impulsaba a las mujeres
a la lucha social y a romper moldes en el ámbito público con su militancia, no pudieron hacer lo mismo en la vida
privada, siendo bastante tradicionales desde el punto de vista doméstico y de
vida cotidiana. Si ellas querían militar tenían que asegurar con gran esfuerzo
la domesticidad. Por eso, durante la guerra civil la experiencia de las más
jóvenes sin responsabilidades domésticas fue más liberadora y cambio sus vidas;
las más mayores con cargas domésticas y familiares tuvieron otra vivencia
centrada en los esfuerzos por encargarse solas de todo.
-Pese a unirse libremente con sus compañeros
mantuvieron la monogamia con el mismo compañero mayoritariamente y la heterosexualidad
(algunas mujeres rompieron estos límites pero fueron una minoría: Teresa Claramunt
rompió la monogamia, Amparo Poch era partidaria de la promiscuidad sexual, Lucía
Sánchez Saornil vivió su opción sexual lesbiana sin esconderla).
6º Tuvieron que enfrentarse a la prevención de los
hombres: las mujeres tenían que dar
pruebas de los valores estereotipados que les correspondían como mujer:
modestia y virtud. Tuvieron que
demostrar que no eran marisabidillas, la maldición que siglo tras siglo
caía sobre aquellas que se atrevían a tomar la palabra. Cualquier capacidad no “natural” en las mujeres, se
remarcaba como varonil (les pasó sistemáticamente
a mujeres como Teresa Claramunt, o Lucía
Sánchez Saornil).
CARTEL MUJERES LIBRES
Perder la Guerra supuso para las
mujeres represión (a veces específica: rapadas, violación, etc.) y un retroceso
jurídico, social y cultural muy importante.
Además rompió la genealogía de cien
años en la que se construyó el feminismo anarquista con lo que cuando murió el
dictador, no fue fácil enlazar con las mujeres que lo habían construido en los
años treinta. Ahí estuvieron los intentos de hacerlo en la época de la
Transición y hasta finales de los años ochenta y los que siguen existiendo hoy.
Queda claro, el acto de parir no es importante y no solo se queda en eso.
ResponderEliminarUn abrazo
En realidad el problema es que las mujeres, durante mucho tiempo, han pensando que no hacían nada valioso.
EliminarUn abrazo.