Una persona culta es aquella (…) que sabe cómo elegir compañía entre los hombres [y mujeres], entre las cosas, entre las ideas, tanto en el presente como en el pasado. H. Arendt

viernes, 3 de mayo de 2024

Civil War

 



Civil War (2024). Estados Unidos

Dirección y guion Alex Garland (Estados Unidos).

Solo hablo de aquellas películas que me han impactado, por eso suelo reseñar muy pocas. Salí del cine estremecida, impactada, con «mal cuerpo». La trama de la película hace referencia a una distopía situada en un futuro cercano, tan cercano que no parece una distopía sino algo realmente posible mañana mismo. Estados Unidos se encuentra arrasada por un conflicto civil del que tenemos pocas pistas sobre las posibles causas. En esa situación, completamente actual en muchas zonas del planeta, pero que no ha llegado a los países ricos occidentales, un equipo de periodistas y fotógrafos de guerra emprende un viaje por carretera en dirección a Washington DC. En este sentido, podríamos decir que se trata de una road movie, un género cinematográfico cuyo argumento se desarrolla a lo largo de un viaje. La historia se centra en un grupo de cuatro periodistas y fotoperiodistas que comparten un vehículo y cuyo destino es llegar a Washington antes de que las fuerzas rebeldes asalten la Casa Blanca y maten al presidente de Estados Unidos.

Como buena película de carretera tiene una estructura episódica, en que cada segmento de la narrativa enfrenta a los protagonistas con un desafío, cómo enfrentan estos retos revela parte de la trama y el carácter de quienes protagonizan la película.

¿Qué nos va revelando la trama de Civil War? La verdad es que la película es muy escueta en este sentido, no es una película política, aunque hay aspectos políticos. Revueltas por conseguir agua duramente reprimidas, escasez de gasolina para los automóviles que acaban como trastos viejos abandonados, supremacismo blanco y racismo, cuestionamiento del periodismo que no pone límites a lo que fotografía o escribe, y violencia, violencia y violencia. Una violencia que te va incomodando y te va tensando los nervios por su autenticidad y actualidad. Una violencia que se adueña de la vida cotidiana y que hace emerger lo peor del ser humano, caminos muy transitados en el siglo XX y lo que llevamos del XXI. La indefensión de las personas ante el caos de un Estado en guerra y el sufrimiento y la muerte que provocan por cualquier cosa.

Destacan las reflexiones sobre el periodismo de guerra y cómo afecta a las personas que ven y fotografían continuamente horrores difíciles de concebir, ¿hay límites a la hora de fotografiar asesinatos en directo, personas muriendo por sus heridas? ¿o todo vale por la noticia?

Realmente las secuencias tensas e impactantes son tan seguidas que no te da tiempo a pensar todo lo que estás viendo a una velocidad, a veces, de vértigo. La película de 109 minutos es perturbadora, incómoda, molesta, y todo ello sin darte lecciones, sin aleccionar. Cuando sales del cine sigues pensando en el torrente de imágenes que has visto y creo que es de esas películas que recordaré durante mucho tiempo. Todos los actores y actrices son muy creíbles, especialmente Kirsten Dunst.

No hay final feliz, ni siquiera sabemos si el viaje acaba con el final de la película, aunque el objetivo podríamos decir que se logra a un coste muy alto. Solo se vislumbra una pequeña esperanza: en situaciones límites solo la solidaridad y el apoyo mutuo funciona pese a que resulta difícil extenderlo más allá del pequeño grupo.

Laura Vicente

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