JURE KRAVANJA
Entiendo
la historia desde lo que se denomina genealogía y desde ahí busco
estudiar acontecimientos, personajes, hechos discontinuos, sorprendentes e
inesperados para escudriñar el presente y poder percibir los posibles futuros.
La labor de la genealogía es indagar en las historias
discontinuas, en las convergencias, en los accidentes y en los desórdenes que
acontecen y llevar un registro retrospectivo del conjunto de estratos sedimentarios depositados en
cada subjetividad para su comunidad.
La
tarea investigadora es por ello arqueológica, debemos asumir la temporalidad
esencial de la comunidad misma y reconocer que los estratos sedimentarios son
los depósitos dados por las generaciones anteriores. Así, toda subjetividad,
toda comunidad tiene un fondo constituido por un humus de significaciones
legadas por la tradición a la cual pertenece, y para su actividad de formación
de sentido lega a las generaciones futuras una capa suplementaria de significaciones:
esta relación incesante define entonces la Historia como el movimiento vivo de
interacción y de implicación recíproca entre la formación de sentido y la
sedimentación de sentidos originarios. Por eso no se puede definir la comunidad
solamente por las relaciones sociales entre los contemporáneos, sino que
también, y fundamentalmente, por las relaciones históricas con los
ancestros. Yo soy lo que soy en tanto que herencia.
Sin
embargo, la Modernidad estableció que la Historia era una línea de causalidad y
construyó un corpus de pensamiento y de acción que se fundamentaba en una
transmisión intencional de una generación a otra siguiendo una línea de
progreso. Todo aquello que se considera erróneo, desviado, contradictorio o
fracasado en esa concepción lineal se ha descartado de la gran Historia (con
mayúscula). Recuperar esa herencia descartada no es fácil, pero es necesario
para reconstruir la genealogía, por ejemplo, del feminismo anarquista.
Si buscamos y rebuscamos
en esa herencia del feminismo anarquista encontraremos, entre otros muchos
aspectos:
· La
conciencia de la subordinación que sufrían las mujeres (especialmente hablamos
de las trabajadoras) y la poca importancia que se les daba en sus propias filas
del movimiento libertario. La experiencia de Mujeres Libres durante la Guerra
Civil es un buen ejemplo.
· La
distancia y diferenciación respecto al feminismo burgués que no tenía en cuenta
la situación de las mujeres proletarias del siglo XIX y XX. Sus planteamientos
anticapitalistas se pueden rastrear en muchos acontecimientos del pasado.
· El
rechazo para buscar en las leyes penales del Estado la solución a
problemas
como la violencia contra ellas, posicionándose en un claro antipunitivismo.
Emma Goldman siempre es una referencia en este sentido.
· Su
planteamiento revolucionario que pone en primera línea todo lo que tiene que
ver con la existencia, con la vida. La revolución que Mujeres Libres impulsó es
un acontecimiento breve pero fulgurante.
· El
cuestionamiento de la naturalización de la familia y la sexualidad
heteropatriarcal, la maternidad despolitizada que refuerza esos instrumentos de
dominación de las mujeres.
· El
cuestionamiento de la sexualización del cuerpo de las mujeres y su visión de la
prostitución como dependencia económica de los hombres con quienes intercambia
sexo (igual da que sea dentro del matrimonio que en la calle).
· Y
tantos otros aspectos que conforman esa herencia descartada por la Historia con
mayúsculas y que tenemos que recuperar en la medida de lo posible. La herencia
nos mostrará aspectos descartables para el presente pero nos mostrará tantas
luchas, tantos acontecimientos, tantos fracasos y éxitos que pueden iluminar
diversos futuros.
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