martes, 18 de abril de 2023

Y MÁS SOBRE GENEALOGÍA Y FEMINISMO ANARQUISTA

 

JURE KRAVANJA

Entiendo la historia desde lo que se denomina genealogía y desde ahí busco estudiar acontecimientos, personajes, hechos discontinuos, sorprendentes e inesperados para escudriñar el presente y poder percibir los posibles futuros.

La labor de la genealogía es indagar en las historias discontinuas, en las convergencias, en los accidentes y en los desórdenes que acontecen y llevar un registro retrospectivo del conjunto de estratos sedimentarios depositados en cada subjetividad para su comunidad.

La tarea investigadora es por ello arqueológica, debemos asumir la temporalidad esencial de la comunidad misma y reconocer que los estratos sedimentarios son los depósitos dados por las generaciones anteriores. Así, toda subjetividad, toda comunidad tiene un fondo constituido por un humus de significaciones legadas por la tradición a la cual pertenece, y para su actividad de formación de sentido lega a las generaciones futuras una capa suplementaria de significaciones: esta relación incesante define entonces la Historia como el movimiento vivo de interacción y de implicación recíproca entre la formación de sentido y la sedimentación de sentidos originarios. Por eso no se puede definir la comunidad solamente por las relaciones sociales entre los contemporáneos, sino que también, y fundamentalmente, por las relaciones históricas con los ancestros. Yo soy lo que soy en tanto que herencia.

Sin embargo, la Modernidad estableció que la Historia era una línea de causalidad y construyó un corpus de pensamiento y de acción que se fundamentaba en una transmisión intencional de una generación a otra siguiendo una línea de progreso. Todo aquello que se considera erróneo, desviado, contradictorio o fracasado en esa concepción lineal se ha descartado de la gran Historia (con mayúscula). Recuperar esa herencia descartada no es fácil, pero es necesario para reconstruir la genealogía, por ejemplo, del feminismo anarquista.

Si buscamos y rebuscamos en esa herencia del feminismo anarquista encontraremos, entre otros muchos aspectos:

·       La conciencia de la subordinación que sufrían las mujeres (especialmente hablamos de las trabajadoras) y la poca importancia que se les daba en sus propias filas del movimiento libertario. La experiencia de Mujeres Libres durante la Guerra Civil es un buen ejemplo.

·       La distancia y diferenciación respecto al feminismo burgués que no tenía en cuenta la situación de las mujeres proletarias del siglo XIX y XX. Sus planteamientos anticapitalistas se pueden rastrear en muchos acontecimientos del pasado.

·       El rechazo para buscar en las leyes penales del Estado la solución a
problemas como la violencia contra ellas, posicionándose en un claro antipunitivismo. Emma Goldman siempre es una referencia en este sentido.

·       Su planteamiento revolucionario que pone en primera línea todo lo que tiene que ver con la existencia, con la vida. La revolución que Mujeres Libres impulsó es un acontecimiento breve pero fulgurante.

·       El cuestionamiento de la naturalización de la familia y la sexualidad heteropatriarcal, la maternidad despolitizada que refuerza esos instrumentos de dominación de las mujeres.

·       El cuestionamiento de la sexualización del cuerpo de las mujeres y su visión de la prostitución como dependencia económica de los hombres con quienes intercambia sexo (igual da que sea dentro del matrimonio que en la calle).

·       Y tantos otros aspectos que conforman esa herencia descartada por la Historia con mayúsculas y que tenemos que recuperar en la medida de lo posible. La herencia nos mostrará aspectos descartables para el presente pero nos mostrará tantas luchas, tantos acontecimientos, tantos fracasos y éxitos que pueden iluminar diversos futuros.

 Laura Vicente

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