Y ÚLTIMA PARTE
3ª ¿Por dónde quisiéramos que fueran
los anarquismos?
Quisiera que los anarquismos
trataran de resolver problemas, desajustes e insuficiencias porque la realidad
(y el futuro) es muy dura y no va a mejorar.
¿Qué pueden hacer los anarquismos?
EN LO ORGANIZATIVO
--Acabar con los enfrentamientos
dentro del Movimiento Libertario, que no quiere decir unirse en los mismos
organismos. Como señala Tomás Ibáñez en su libro se puede mantener la
fragmentación organizativa pero compartir aspectos claves de los anarquismo (lo
que Tomás llama la invariable anarquista):
·
Considerar a los anarquismos como una sensibilidad política
amplia que aspira a una sociedad libre e igualitaria.
·
Incompatibilidad radical con la dominación.
·
Compromiso ético a través de políticas prefigurativas.
·
Fusión vida-política.
--Inspirándonos en Lucía Sánchez
Saornil, que propuso en 1936 tejer una red de núcleos de mujeres en torno a
la revista Mujeres Libres, quizás fuera posible construir densas redes
de personas, grupos, colectivos, sindicatos… que se comunican y coordinan de
manera intensiva y llevan a cabo diversas acciones. En todo caso, y siguiendo a
Lucía Sánchez, que estas redes en torno a diversas iniciativas se llevaron a
cabo desde la cordialidad haciendo una apuesta por el entendimiento y no por la
confrontación.
--En paralelo, como proponía David
Graeber, colaborar en coaliciones amplias siempre que funcionen sobre
principios horizontales, dando relevancia a la democracia directa frente a la
representativa.
EN EL PENSEMIENTO Y LA VIDA
--Parto de Emma Goldman que supo
como nadie lograr una trabazón de pensamiento y vida. Dice Amador
Fernández-Savater que las mujeres tienen una practicidad de la vida, que no es
innata ni esencial, que las ha apartado de la épica del «gran momento» para
partir de la «escucha» de lo que pasa y resolver los problemas. La «escucha»
nos arraiga y nos aleja de la ideología, nos permite ser, como dice Rita
Segato, solucionadoras de problemas. El arraigo a la realidad nos debería
alejar del imaginario de la revolución modelizada, de la épica de la «gran
noche o gran momento», de la losa de la historia que nos condena a ser
continuadores de lo hecho hace ochenta años. Cuando únicos pensamiento y vida
hay «fuego porque eso supone poner el cuerpo en las cosas, no solo en las ideas».
Así tiene relevancia la transformación subjetiva, no solo los social.
--Dice Tomás Ibáñez en su libro que
los anarquismos se forjan en las circunstancias que viven. Ese contexto, siglo
XXI, debe ayudarnos a indagar y definir unos anarquismos para el siglo XXI.
Aunque la agencia no debe depender de la teoría, esta debe orientarnos en la
lista de tareas actuales: sujetos, cómo se manifiesta la diversidad de la
dominación, repensar ideas como la libertad, el Estado y tantas otras
cuestiones. Tomás lo sintetiza
«(…) para pensar de otra forma es
necesario vivir de otro modo y vivir de otro modo posibilita pensar de otra
forma.
CONCLUYO felicitando a Tomás Ibáñez
porque su libro es un fecundo semillero de ideas, de propuestas, etc., pero,
además palpita vida en este escrito y eso,
estemos
de acuerdo en todo o no, siempre es una provocación para la revuelta y
contestación permanente.
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