Pese a sus muchos premios no
conocía a este autor. En su favor diré que es miembro fundacional de la Orden del Finnegans, cuyos
miembros fundadores son Eduardo Lago, Jordi Soler, Enrique Vila- Matas y
Malcolm Otero Barral. En esta orden se obligan a venerar la novela Ulises de James Joyce (que yo admiro
mucho) y, a ser posible, asistir cada año en Dublín, el 16 de junio, al
Bloomsday.
Salvador Seguí, el Noi del Sucre, fue un destacado sindicalista de la CNT catalana
que murió asesinado por las bandas de pistoleros financiadas por la Patronal
catalana (burguesía que luego afirman que era culta, urbana y con seny). Estas bandas junto con la
aplicación del terrorismo de Estado de la Ley de Fugas provocó la muerte de 200 obreros y de 20 hombres armados contratados por
empresarios. El enfrentamiento fue muy desigual por el número de víctimas.
La novela es
bastante realista y refleja bien el ambiente de violencia que se produjo en
Cataluña entre 1919 y 1923. Estado y patronal catalana quisieron parar los pies
a una organización que demostró la fuerza que tenía el sindicalismo cenetista,
especialmente a partir de la famosa Huelga de la Canadiense de la que se cumple
este año su centenario.
Dicho esto, paso a
señalar aspectos que me parecen tendenciosos. Lógicamente alguien me puede
decir que es una novela y que al ser ficción todo está permitido. Y es cierto,
pero entonces que no revista de realidad la ficción, entrecomillando incluso
muchos párrafos cuyas obras no aparecen citadas, solo referenciadas de forma
superficial.
Volviendo a esos
aspectos tendenciosos reiteradamente señalados a lo largo de toda la novela:
1º El maniqueísmo que
establece entre los buenos sindicalistas posibilistas y los malos anarcosindicalistas
más afines al anarquismo y a los hombres de acción partidarios del uso de la
violencia en ese contexto.
2º Parece que el
enfrentamiento entre pistoleros fue igualitario y ya hemos visto que no fue así
(parece sospechoso que tanto afán realista no le llevara a proporcionar esos
datos tan fáciles de encontrar).
3º Desliga a la
burguesía de la patronal de la burguesía catalanista y esto no es así sobre
todo en lo referente a la Lliga Regionalista y a Cambó.
4º La insistencia en
detallar con todo lujo de detalles la amistad de Seguí con Layret y Companys,
sin desarrollar otras amistades dentro del sindicalismo cenetista,
probablemente más relevantes. Si insiste en su relación con Pestaña para
señalar, que de haber vivido Seguí hubiera derivado hacia la política y,
posiblemente, catalanista por influencia de Layret y Companys.
Desconfío de esta
tendencia de la literatura de querer dar visos de verosimilitud a lo que
cuentan con «una rigurosa documentación histórica», como dicen en la
contraportada.
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