EMMA GOLDMAN Y ALEXANDER BERKMAN
Hacía tiempo que tenía Viviendo mi vida de Emma Goldman[1]
en casa, si no estoy equivocada me lo regalaron en la estupenda librería
madrileña, LaMalatesta, tras la presentación de uno de mis libros. No había
empezado su lectura porque dos volúmenes de algo más de quinientas páginas cada
uno son disuasorios cuando dispones de poco tiempo. He de añadir que tenía el
prejuicio, sin fundamento, de que sería árido de leer. Hace poco decidí,
finalmente, lanzarme a leerlo y puedo afirmar que el prejuicio era infundado.
Las poco más de mil hojas están ahí, se trata de una lectura para la que se
requiere tiempo, he leído el primer volumen y ya he empezado el segundo.
Una
vez que Emma Goldman decidió escribir su autobiografía, vino la laboriosa
recopilación de información, pidiendo a cada uno de sus amigos que le
devolvieran la copiosa producción epistolar de que era autora. Contó además con
el apoyo de todos/as las personas más íntimas incluido su compañero vital, Alexander Berkman, que
propuso el título.
El volumen 1 que es el que he leído abarca desde su
nacimiento en 1869 en una familia judía de Kaunas (Lituana) hasta 1912. No es mi intención
resumir esos cuarenta y tres años de vida puesto que hay estupendos resúmenes
que se pueden encontrar con facilidad. Mi objetivo en este texto es resaltar
los aspectos que me han sorprendido gratamente de su lectura.
El primer aspecto que quiero destacar fue su
dedicación a la lucha desde muy joven. Goldman
llegó a Estados Unidos con 17 años, se instaló en Rochester
con su familia y trabajó en el textil cosiendo abrigos. Llevaba un año en el
nuevo país cuando se produjo la ejecución de cinco anarquistas en Chicago, tras
una farsa de juicio, el 11 de noviembre de 1887. Lo sucedido le causó tal
conmoción que se prometió a sí misma dedicarse a la misma lucha que los
conocidos como «Mártires de Chicago».
Convirtió su activismo en una forma de vida que no
siempre le daba para vivir por lo que tenía
que trabajar en precario en diversos oficios: el textil, posteriormente logró
una cualificación como enfermera, etc. Esta dedicación a la lucha y al
anarquismo a través de la realización de conferencias que realizaba en giras
por todo EUA, provocó enseguida que sufriera detenciones y encarcelamientos.
Todo esto fue fomentando su fama hasta convertirse en «la mujer más peligrosa
del mundo» según las autoridades norteamericanas.
Otro tema destacado fue su posición ante el uso de
la violencia. En mayo de 1892 se produjo en Homestead
el cierre patronal de la siderúrgica Carnegie Company, presidida por Henry Clay
Frick, que arrastró a los trabajadores a la miseria. Cuando estaban elaborando
un manifiesto de protesta se produjo una masacre de obreros en Homestead,
y Alexander Berkman
decidió
que era el momento de un atentado individual contra Frick. Goldman estaba de
acuerdo en llevar a cabo esta acción con él, sin embargo, Berkman la convenció
para que ella no participara directamente en el atentado. En julio él disparó contra
Frick, aunque no lo mató. Este atentado provocó la prisión para Berkman durante
largos años.
Goldman
evolucionó de esta posición inicial partidaria del atentado contra figuras
representativas del sistema económico o político a considerar que el resultado de
tales acciones era contraproducente. Pese a ello nunca criticó, todo lo
contrario, a aquellas personas que en un momento de desesperación cometían un
atentado. Esta posición le ocasionó no pocos problemas con el Estado y con sus
propios compañeros/as de filas.
Emma Goldman reflejó muy bien los ambientes de la
izquierda radical norteamericana, centrándose sobre todo en los ambientes
anarquistas. Sus muchas polémicas y discrepancias (por ejemplo, por su posición
respecto a la violencia) la condujeron finalmente a rechazar la militancia en
organizaciones y a optar por vivir la militancia de forma individual. Esta
opción produjo interesantes reflexiones sobre cómo combinar la autonomía
individual y la práctica del apoyo mutuo y la solidaridad.
La temática de sus conferencias es otra cosa que me
ha sorprendido puesto que fue muy diversa: cultura, en especial teatro y
literatura, sexualidad y anticonceptivos (prohibidos en Estados Unidos),
conflictos sociales, acontecimientos que se iban produciendo en su país de
origen, Rusia, la libertad de expresión (cuyas limitaciones sufrió en numerosos
Estados de Norteamérica), feminismo y, por supuesto, anarquismo. No
voy a entrar en ello porque sería muy largo pero la experiencia que mantuvo
durante bastantes años alrededor de su revista Mother Earth, me parece digna de mención.
Su vida privada, especialmente en el terreno amoroso
y sexual, estuvo muy presente en esta autobiografía, algo realmente
sorprendente para le época, cuando se consideraba que esos temas eran privados
y no debían hacerse públicos. Ella, sin embargo, habló y escribió libremente de
sus múltiples amantes, llevando a la práctica su idea del amor libre, la libre
sexualidad y su lucha por la autonomía en estas relaciones. Mantuvo siempre una
relación especial, y no siempre fácil, con Alexander Berkman, Sasha. Su vida fue un torbellino, Emma
Goldman fue apasionada, diversa y contradictoria, así lo recogió en este primer
volumen de su autobiografía:
« (…) sabía que lo personal jugaría siempre un papel dominante en mi vida. No estaba cortada de una sola pieza (…). Hacía tiempo que me había dado cuenta de que estaba hecha de diferentes madejas, cada una diferente a la otra en tono y textura. Hasta el fin de mis días estaría dividida entre el anhelo por una vida personal y la necesidad de darlo todo a mi ideal» (p. 183).
Emma Goldman enseguida se percató de las
limitaciones que tenían las mujeres tanto en su vida personal como en el ámbito
laboral o social. Destacó su temprana constatación de la importancia que tenía
la emancipación interna en la liberación de las mujeres que no dependía solo de
tener ingresos propios. Así lo reflejó cuando hizo referencia a mujeres que se
ganaban la vida por sí mismas, « (…) pero no se habían vuelto independientes de
espíritu ni libres en sus vidas personales» (p. 409).
Todos estos aspectos que he destacado y muchos otros
son dignos de conocerse porque revisten un carácter actual que hacen que el
interés por Emma Goldman no solo no haya decaído sino todo lo contrario. El
feminismo, especialmente el anarquista, tiene en Emma Goldman un referente
importante.
Palabra de mujer.
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