lunes, 23 de diciembre de 2019

PALABRA DE MUJER: EMMA GOLDMAN


 EMMA GOLDMAN Y ALEXANDER BERKMAN

Hacía tiempo que tenía Viviendo mi vida  de Emma Goldman[1] en casa, si no estoy equivocada me lo regalaron en la estupenda librería madrileña, LaMalatesta, tras la presentación de uno de mis libros. No había empezado su lectura porque dos volúmenes de algo más de quinientas páginas cada uno son disuasorios cuando dispones de poco tiempo. He de añadir que tenía el prejuicio, sin fundamento, de que sería árido de leer. Hace poco decidí, finalmente, lanzarme a leerlo y puedo afirmar que el prejuicio era infundado. Las poco más de mil hojas están ahí, se trata de una lectura para la que se requiere tiempo, he leído el primer volumen y ya he empezado el segundo.

Una vez que Emma Goldman decidió escribir su autobiografía, vino la laboriosa recopilación de información, pidiendo a cada uno de sus amigos que le devolvieran la copiosa producción epistolar de que era autora. Contó además con el apoyo de todos/as las personas más íntimas incluido su  compañero vital, Alexander Berkman, que propuso el título.

El volumen 1 que es el que he leído abarca desde su nacimiento en 1869 en una familia judía de Kaunas (Lituana) hasta 1912. No es mi intención resumir esos cuarenta y tres años de vida puesto que hay estupendos resúmenes que se pueden encontrar con facilidad. Mi objetivo en este texto es resaltar los aspectos que me han sorprendido gratamente de su lectura.

El primer aspecto que quiero destacar fue su dedicación a la lucha  desde muy joven. Goldman llegó a Estados Unidos con 17 años, se instaló en Rochester con su familia y trabajó en el textil cosiendo abrigos. Llevaba un año en el nuevo país cuando se produjo la ejecución de cinco anarquistas en Chicago, tras una farsa de juicio, el 11 de noviembre de 1887. Lo sucedido le causó tal conmoción que se prometió a sí misma dedicarse a la misma lucha que los conocidos como «Mártires de Chicago».

Convirtió su activismo en una forma de vida que no siempre le daba para vivir  por lo que tenía que trabajar en precario en diversos oficios: el textil, posteriormente logró una cualificación como enfermera, etc. Esta dedicación a la lucha y al anarquismo a través de la realización de conferencias que realizaba en giras por todo EUA, provocó enseguida que sufriera detenciones y encarcelamientos. Todo esto fue fomentando su fama hasta convertirse en «la mujer más peligrosa del mundo» según las autoridades norteamericanas.

Otro tema destacado fue su posición ante el uso de la violencia. En mayo de 1892 se produjo en Homestead el cierre patronal de la siderúrgica Carnegie Company, presidida por Henry Clay Frick, que arrastró a los trabajadores a la miseria. Cuando estaban elaborando un manifiesto de protesta se produjo una masacre de obreros en Homestead, y  Alexander Berkman decidió que era el momento de un atentado individual contra Frick. Goldman estaba de acuerdo en llevar a cabo esta acción con él, sin embargo, Berkman la convenció para que ella no participara directamente en el atentado. En julio él disparó contra Frick, aunque no lo mató. Este atentado provocó la prisión para Berkman durante largos años.

Goldman evolucionó de esta posición inicial partidaria del atentado contra figuras representativas del sistema económico o político a considerar que el resultado de tales acciones era contraproducente. Pese a ello nunca criticó, todo lo contrario, a aquellas personas que en un momento de desesperación cometían un atentado. Esta posición le ocasionó no pocos problemas con el Estado y con sus propios compañeros/as de filas.

Emma Goldman reflejó muy bien los ambientes de la izquierda radical norteamericana, centrándose sobre todo en los ambientes anarquistas. Sus muchas polémicas y discrepancias (por ejemplo, por su posición respecto a la violencia) la condujeron finalmente a rechazar la militancia en organizaciones y a optar por vivir la militancia de forma individual. Esta opción produjo interesantes reflexiones sobre cómo combinar la autonomía individual y la práctica del apoyo mutuo y la solidaridad.

La temática de sus conferencias es otra cosa que me ha sorprendido puesto que fue muy diversa: cultura, en especial teatro y literatura, sexualidad y anticonceptivos (prohibidos en Estados Unidos), conflictos sociales, acontecimientos que se iban produciendo en su país de origen, Rusia, la libertad de expresión (cuyas limitaciones sufrió en numerosos Estados de Norteamérica), feminismo y, por supuesto, anarquismo. No voy a entrar en ello porque sería muy largo pero la experiencia que mantuvo durante bastantes años alrededor de su revista Mother Earth, me parece digna de mención.


Su vida privada, especialmente en el terreno amoroso y sexual, estuvo muy presente en esta autobiografía, algo realmente sorprendente para le época, cuando se consideraba que esos temas eran privados y no debían hacerse públicos. Ella, sin embargo, habló y escribió libremente de sus múltiples amantes, llevando a la práctica su idea del amor libre, la libre sexualidad y su lucha por la autonomía en estas relaciones. Mantuvo siempre una relación especial, y no siempre fácil, con Alexander Berkman, Sasha. Su vida fue un torbellino, Emma Goldman fue apasionada, diversa y contradictoria, así lo recogió en este primer volumen de su autobiografía:
« (…) sabía que lo personal jugaría siempre un papel dominante en mi vida. No estaba cortada de una sola pieza (…). Hacía tiempo que me había dado cuenta de que estaba hecha de diferentes madejas, cada una diferente a la otra en tono y textura. Hasta el fin de mis días estaría dividida entre el anhelo por una vida personal y la necesidad de darlo todo a mi ideal» (p. 183).
Emma Goldman enseguida se percató de las limitaciones que tenían las mujeres tanto en su vida personal como en el ámbito laboral o social. Destacó su temprana constatación de la importancia que tenía la emancipación interna en la liberación de las mujeres que no dependía solo de tener ingresos propios. Así lo reflejó cuando hizo referencia a mujeres que se ganaban la vida por sí mismas, « (…) pero no se habían vuelto independientes de espíritu ni libres en sus vidas personales» (p. 409).

Todos estos aspectos que he destacado y muchos otros son dignos de conocerse porque revisten un carácter actual que hacen que el interés por Emma Goldman no solo no haya decaído sino todo lo contrario. El feminismo, especialmente el anarquista, tiene en Emma Goldman un referente importante.
Palabra de mujer.


[1] Emma Goldman (1996): Viviendo mi vida (2 Tomos). Madrid, Fundación Anselmo Lorenzo.


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