viernes, 13 de diciembre de 2019

ANTONIO SOLER, Apóstoles y asesinos. Vida, fulgor y muerte del Noi del Sucre.



Pese a sus muchos premios no conocía a este autor. En su favor diré que es  miembro fundacional de la Orden del Finnegans, cuyos miembros fundadores son Eduardo Lago, Jordi Soler, Enrique Vila- Matas y Malcolm Otero Barral. En esta orden se obligan a venerar la novela Ulises de James Joyce (que yo admiro mucho) y, a ser posible, asistir cada año en Dublín, el 16 de junio, al Bloomsday.
Salvador Seguí, el Noi del Sucre, fue un destacado sindicalista de la CNT catalana que murió asesinado por las bandas de pistoleros financiadas por la Patronal catalana (burguesía que luego afirman que era culta, urbana y con seny). Estas bandas junto con la aplicación del terrorismo de Estado de la Ley de Fugas provocó la muerte de 200 obreros y de 20 hombres armados contratados por empresarios. El enfrentamiento fue muy desigual por el número de víctimas.

La novela es bastante realista y refleja bien el ambiente de violencia que se produjo en Cataluña entre 1919 y 1923. Estado y patronal catalana quisieron parar los pies a una organización que demostró la fuerza que tenía el sindicalismo cenetista, especialmente a partir de la famosa Huelga de la Canadiense de la que se cumple este año su centenario.

Dicho esto, paso a señalar aspectos que me parecen tendenciosos. Lógicamente alguien me puede decir que es una novela y que al ser ficción todo está permitido. Y es cierto, pero entonces que no revista de realidad la ficción, entrecomillando incluso muchos párrafos cuyas obras no aparecen citadas, solo referenciadas de forma superficial.

Volviendo a esos aspectos tendenciosos reiteradamente señalados a lo largo de toda la novela:

1º El maniqueísmo que establece entre los buenos sindicalistas posibilistas y los malos anarcosindicalistas más afines al anarquismo y a los hombres de acción partidarios del uso de la violencia en ese contexto.

2º Parece que el enfrentamiento entre pistoleros fue igualitario y ya hemos visto que no fue así (parece sospechoso que tanto afán realista no le llevara a proporcionar esos datos tan fáciles de encontrar).

3º Desliga a la burguesía de la patronal de la burguesía catalanista y esto no es así sobre todo en lo referente a la Lliga Regionalista y a Cambó.

4º La insistencia en detallar con todo lujo de detalles la amistad de Seguí con Layret y Companys, sin desarrollar otras amistades dentro del sindicalismo cenetista, probablemente más relevantes. Si insiste en su relación con Pestaña para señalar, que de haber vivido Seguí hubiera derivado hacia la política y, posiblemente, catalanista por influencia de Layret y Companys.

Desconfío de esta tendencia de la literatura de querer dar visos de verosimilitud a lo que cuentan con «una rigurosa documentación histórica», como dicen en la contraportada.

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