Amos Oz realiza una reflexión lúcida sobre uno de los problemas de nuestro tiempo: el
fanatismo. En tres conferencias dadas en 2001 y 2002, el autor habla de
fanatismo pero habla de muchas otras cosas, especialmente, del conflicto entre
Israel y Palestina y de propuesta de paz
para solucionarlo. Los títulos de estos escritos son significativos: “Sobre la
naturaleza del fanatismo”, “Sobre la necesidad de llegar a un compromiso y su
naturaleza” y “Sobre el goce de escribir y el compromiso”.
Oz empieza
fuerte en su primer escrito cuando afirma que el fanatismo es un componente siempre presente en la naturaleza humana, un gen del
mal (13). El fanatismo puede aparecer al adoptar una actitud de
superioridad moral que impide llegar a un acuerdo. Inmediatamente aparece el traidor: es cualquiera que cambia (19). El fanático/a se cree en posesión de
la verdad, mucho más si su posición viene avalada por Dios, con mayúsculas. Por
tanto, siempre deseará que el que no forma parte de los privilegiados creyentes
(no me refiero solo a creyentes religiosos, pueden ser creyentes de otras ideas
de lo absoluto, desde el nacionalismo a los partidarios de revoluciones varias)
cambie de opinión y se una a sus creencias. Por lo mismo no aceptaran a quien
estando en la creencia, se distancia y adopta posiciones diferentes, para ese
tienen la condena: TRAIDOR/A.
Otros factores o
actitudes pueden conducir al fanatismo: la conformidad y uniformidad, la
urgencia por “pertenecer a”; en segundo lugar, el culto a la personalidad y la
idealización de líderes políticos o religiosos.
El conflicto
entre Israel y Palestina no es un
conflicto interno, nos dice Oz, sino que es internacional. Tampoco es una
guerra religiosa. No es más que un conflicto territorial (30), por ello se
podría solucionar más fácilmente que de mediar creencias.
En la segunda
conferencia, el autor señala que ambas comunidades, israelitas y palestinos,
tienen un gran problema porque ambos se creen con derecho a la tierra en que
habitan, ambos consideran el mismo pequeño país como su única patria. La única
forma de arreglar ese conflicto es a través del acuerdo con un compromiso
doloroso para ambas partes porque ambos tendrán que ceder.
Tanto los
palestinos como los israelitas son las víctimas del mismo enemigo: Europa. Amos
Oz no se siente europeo ni simpatiza con Europa pese a sus raíces familiares
europeas. Europa con la colonización de Oriente Próximo y Europa con el
Holocausto ocasionaron graves problemas a ambos pueblos. Pese a esta coincidencia, el acuerdo es muy
difícil porque israelitas y palestinos no ven al otro tal y como es, solo ven
estereotipos cargados de odio.
La propuesta de
Oz es abrir una negociación para crear dos Estados.
El autor marca
distancias con los movimientos pacifistas europeos, él no se considera
pacifista en el sentido sentimental de la palabra, ya que si hiciera falta lucharía
por la vida y la libertad, por nada más. El pacifista europeo marca la guerra
como el mal supremo, sin embargo para Oz, el mal supremo es la agresión. Pese al papel negativo
de Europa en la zona, el autor reflexiona sobre lo importante que fue este
continente para las familias de la mayoría de los israelitas (incluida la suya).
Cuenta Amos Oz
que su padre cuando vivía en Europa antes de la II Guerra Mundial veía pintadas
y carteles con la frase: “Judíos fuera de Europa, judíos a Palestina”, cuando
viajó años después de la guerra a Europa, vio pintadas y carteles con la frase:
“Judíos fuera de Israel”. ¿Adónde pertenecen los judíos? se pregunta Oz…
Respecto a la
lectura, afirma Oz, que los israelíes leen mucho, más que cualquier otra nación
excepto los islandeses, sin embargo no leen novelas para disfrutar, leen para
enfadarse, leen para iniciar una polémica. Ahí dejo esa interesante afirmación
de Amos Oz, no creo que sean los únicos lectores/as que lo hacen, ni creo que
sea totalmente negativo el afán de polemizar.
Un librito muy
recomendable: AMOS OZ, Contra el fanatismo.
ResponderEliminarInteresante.
Gracias!
Besos!!
Muy recomendable, X
ResponderEliminarBesos!!
Hola Laura.
ResponderEliminarNo sé el tiempo que A. Oz llevará amenazado de muerte por los judíos ultraortodoxos, bastante supongo, pero él no cede ni un milímetro en cuanto a decir lo que piensa, sobre los extremistas judíos y, también, los extremistas árabes. El papel de este intelectual, y otros en su misma línea, es fundamental para que nos llegue una noción real de lo que significa el conflicto, sin partidismos para un lado ni para el otro.
Interesantes reflexiones nos deja Oz, muy bien sintetizadas en tu comentario.
Abrazo :)
Es una de las razones por las que leo a Amos Oz, su integridad y coherencia en el tema del conflicto palestino-israelí. Su posición es clara a favor del acuerdo y la formación de dos estados.
EliminarEste librito, además, refleja una interesante reflexión sobre lo que el mundo va sobrado por desgracia: el fanatismo. Así que comparto tu opinión sobre Oz.
Abrazo!!