Cuando
me acucian con un nuevo argumento,
tengo derecho a considerar que aquello a lo
que
no puedo responder, lo responderá otro.
MICHEL
DE MONTAIGNE, Los ensayos, p. 856
Desde el escepticismo que me inspiran las convocatorias
electorales y las posibilidades de transformación desde las instituciones, no
deja de asombrarme la capacidad que tiene la clase política para desoír el
resultado electoral de dos elecciones y considerar necesarias unas terceras (y quién sabe si unas cuartas).
Decía Muñoz Molina sobre mi admirado Fernán Gómez
que su escepticismo era fruto de estar eternamente en minoría, no discutiré esta
afirmación del escritor jienense, pero él conoce muy bien las ideas que tenía
Fernán Gómez y que explican mucho mejor su escepticismo o el mío hacia tantas
cosas, entre otras la política institucional.
Los partidos políticos con más diputados y sus
cabezas de lista, todos hombres por cierto (en eso que poco cambio se produce
en la política española), no han alcanzado a comprender que quienes han votado
no desean un sistema bipartidista, sino un sistema multipartidista en el que el
pacto se haga necesario para reconducir la política del ejecutivo al Parlamento,
eso tan rimbombante de devolver al pueblo la soberanía.
Sin embargo ese mandato
que esgrimen para lo que les conviene en cada momento, no son capaces de
cumplirlo. La clase política no está acostumbrada al pacto, al diálogo, a
ceder, a acordar. Se refugian en huecas palabras, en la coherencia (ni uno solo
de los cuatro primeros partidos podría afrontar una prueba de coherencia de sus
promesas electorales), en el pudor a mancharse las manos, en objetivos de
cortas miras. En realidad detrás solo hay cálculos basados en encuestas, en
estudios, en previsiones de lo que pueden pensar electores y electoras, cuando
lo que piensan ya ha sido expresado dos veces casi seguidas. Detrás solo hay la
defensa del líder del partido, de los intereses particulares del partido (obtener
más diputados/as en las siguientes elecciones por lo coherentes que han sido), de si se puede desbancar al partido más
afín para polarizar la situación y volver de nuevo al bipartidismo (el PP se
quiere comer a Ciudadanos y Podemos al PSOE o a la inversa).
El Roto
Los partidos políticos existen para ser depositarios
de la soberanía popular (sigo con su cuestionable discurso, pero hoy no toca este tema varias veces tocado en este espacio), para ser capaces de canalizar
el voto y resolver problemas. La realidad es que los partidos son una casta sin
capacidad para articular una solución a la fragmentación del voto y que
muestran con total nitidez la farsa de su manera de entender la democracia. Su
incompetencia les hace merecedores a sus dirigentes de la dimisión en bloque.
Lástima que nadie sea capaz de canalizar un plante organizado y colectivo de la
ciudadanía si se convocan unas terceras elecciones, porque ¡¡NO NOS REPRESENTAN!!
Además de no entender nada los políticos y los partidos, ¿que me dices del pueblo soberano?, ¿como es posible que un partido corrupto por todos los lados, el mismo que ha aplicado los recortes y entregado dinero a la banca, obtenga más votos cada elección que pasa?, nuestro déficit democrático es muy grande, lo que supone que nuestras tragaderas sean enormes. Con estas cartas uno solo puede pensar que aquel llevaba mucha razón, dejó todo atado y bien atado.
ResponderEliminarAbrazo!!
¿Y qué puedo decir? Ya hemos hablado de la corrupción y de su extensión. También de cómo es algo consustancial a este país y que hay una parte de la población que la trata con guante blanco, la comprende y comparte (la última vez que hablé aquí del tema fue de Messi, hoy vitoreado en el campo de fútbol y que como ciudadano es un estafador de la hacienda pública).
ResponderEliminarHace días que pronostiqué que abandonar la calle y los movimientos sociales no resolvería nada. Al parecer el 15M no era capaz de cambiar las cosas porque no entraba en las instituciones, ¿qué ocurre ahora a nivel institucional? Y para colmo la calle está tranquila como una balsa de aceite.
Un panorama descorazonador.
Un abrazo!!
"Comulgo" contigo.
ResponderEliminarLo suponía.
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ResponderEliminarPor tercera vez... qué pereza y qué hartazgo entre otras cosas da todo este panorama...
Besos!!
Ya lo creo.
EliminarBesos!