El punto de arranque
Strindberg inicia el texto explicando porqué optó
por la soledad. Hacía años que no vivía en su ciudad natal y cuando regresó
tenía una edad alrededor de la cincuentena, se empezó a reunir con un grupo de
amigos que conservaba y esas sesiones lejos de sentarle bien empezaron a
alterarle. El autor consideraba que nadie era sincero y que la banalidad se
había instalado entre ellos, solo cuando volvía a casa, el silencio le permitía
reencontrarse consigo mismo y tomó la decisión de no acudir a las reuniones y
empezó a ejercitarse en la soledad, hasta que…
Encontré un gran placer en oír el silencio y prestar atención a las voces nuevas que en él pueden sentirse (21).
A partir de esa determinación, Strindberg va
abandonando a las personas conocidas, con las desconocidas tiene suficiente, y
sus propias posesiones puesto que no poseer nada es una de las facetas de la
libertad (25).
¿En qué consiste la
soledad?
En (…)
enredarse en la seda de la propia alma, convertirse en capullo y esperar la
metamorfosis, que no puede faltar. Durante este tiempo, uno vive de sus
vivencias, y vive también, telepáticamente, la vida de los otros. Muerte y
resurrección; una nueva educación para algo nuevo y desconocido.
Uno acaba siendo el
único dueño de sí mismo. Nadie cuyos pensamientos controlen los míos, nadie
cuyos gustos o caprichos pesen sobre mi. Es entonces cuando el alma comienza a
crecer en su libertad recién adquirida, y se experimenta una inaudita paz
interior, una alegría tranquila y un sentimiento de seguridad y responsabilidad
sobre uno mismo (53).
Una utopía que nadie sería capaz de desatender,
aunque los costes sean elevados. Y es que la soledad no suele encontrar adeptos
voluntarios aunque haya mucha gente sola, especialmente en las grandes urbes.
El autor nos presenta la soledad como un descubrimiento de sí mismo, como una
manera de empatizar más con el resto de la humanidad, se gana en sensibilidad.
Lo que he ganado con la
soledad es poder decidir por mí mismo mi dieta espiritual (55).
Una interesante
reflexión de este autor (especialmente dedicado al teatro), nacido en Estocolmo en 1849.
ResponderEliminarInteresante... sí.
Besos!!!
;)
Gracias de nuevo por leerlo.
EliminarBesos!!
Gracias Laura !!! Me encanta !!!
ResponderEliminarGracias a ti. Me alegro que así sea.
ResponderEliminar"Strindberg inicia el texto explicando porqué optó por la soledad."
ResponderEliminarHay una errata. 'Porqué' solo se utiliza cuando puede sustituirse por 'motivo'. En este sentido, siempre llevará un 'el' delante: 'el porqué' de lo que sea, es el motivo de ese lo que sea (p. ej., Desconozco el porqué de su ausencia). En tu caso se escribiría 'por qué'. Te recomiendo echar un ojo a este enlace: https://www.rae.es/consultas/porque-porque-por-que-por-que
No te lo tomes a mal.
Jamás me lo tomaría a mal, gracias.
Eliminar