Resulta inevitable hablar de un tema que lo acapara todo en Cataluña hasta el 27 de septiembre, fecha de las elecciones autonómicas-referéndum-unilateral orquestado por el partido del Sr. Mas, que hace aguas entre la corrupción que le llega al cuello y su política neoliberal de recortes sociales, después de años de unipartidismo en esta comunidad (solo roto por dos gobiernos tripartitos que sumaron siete años escasos de gobierno entre 2003 y 2010). Tengo pensado escribir un artículo que veremos si finalmente acaba saliendo antes de las elecciones, pero me ha salido al paso este aspecto concreto vinculado a mi quehacer histórico, y aquí está.
Uno de los efectos indeseados de cualquier
nacionalismo es la creación de un relato de la nación que implica manipulación
de la historia para distorsionar los hechos, algo que bien poco importa sobre todo si estropean
el relato. Si estas narrativas se realizan desde el poder, como ocurre ahora en
Cataluña, la creación de mitos busca producir silencio entre quienes no se los
“creen”, mientras que, repetidos hasta
la saciedad por los fieles creyentes, se convierten en “verdades históricas”
que no se pueden poner en cuestión sin correr el riesgo de ser condenados como
traidores, o botiflers a la catalana, a la patria. Resulta más cómodo guardar silencio que separar la verdad de la
falsedad, ese es el peligro de los mitos que, opuestos a la explicación
racional del mundo, hay que aceptarlos
completos aunque sustituyan a la realidad. He dejado claro en la primera línea
que me refiero a TODOS los nacionalismos, no hago distingos entre los
nacionalismos presentes en España, por supuesto el español entre ellos, ni
fuera de ella.
Vivir hoy en Cataluña, siendo historiadora,
significa sufrir, hoy sí y mañana también, escuchando o leyendo el “simplista”
relato nacional (o independentista como le gusta a la izquierda que teme el
nacionalismo como a una mala pena) que ha ido creciendo al calor del poder y de
sus recursos (medios de comunicación, ediciones, congresos, museos, becas,
etc.) en los últimos tres años,
voceados desde las instituciones, desde la voz “autorizada” de diputados/as,
políticos/as, miembros de la llamada sociedad civil o comentaristas de
cualquier medio de comunicación que de pronto son expertos/as en historia, en
economía, en sociología, en filosofía y en otras muchas materias.
La última afirmación que me ha dejado en estado casi
catatónico la he leído en lamarea nº
30, de boca del exdiputado de CUP-AE, Quim Arrufat, cuando afirma
tranquilamente, sin que se le mueva un músculo, que:
No hay en la historia contemporánea del Estado español movilización alguna que se acerque a lo sucedido los últimos años en Cataluña.
Deduzco que el Sr. Arrufat debe referirse a las
movilizaciones del 11 de septiembre de los últimos tres años, que sin entrar en
detalles sobre quién y cómo han sido convocadas, han sido multitudinarias pero
que, a fecha de hoy, está por ver los efectos que tendrán. El Sr. Arrufat
debería repasar la historia contemporánea española antes de hacer afirmaciones
tan contundentes y recordar que desde 1916 se configuró en España, con un
protagonismo importante en Cataluña, un sindicalismo revolucionario vinculado a
la CNT que, ese sí, protagonizó movilizaciones muchos más relevantes, que las
que a él le parecen únicas, en el período 1916-1939.
En la historia de Occidente no es rara la negación
de la dominación en el pensamiento, lo raro es que se pueda llevar a efecto
abierta y plenamente, cosa que ha ocurrido en muy pocos ocasiones en Europa: en
la guerra campesina alemana, la guerra civil inglesa, la Revolución Francesa,
la Revolución Rusa y la república
española en 1936. Destaco el momento movilizador más importante de la
historia contemporánea española en el que vislumbramos algo de las utopías de
justicia y venganza que normalmente permanecen marginadas en el discurso oculto
de los dominados. No es el único caso en que se han producido movilizaciones
excepcionales y desligadas totalmente del poder institucional, cosa dudosa en
los 11 de septiembre últimos, pero he querido citar la más importante de todas
ellas para hacer visible de forma breve el desconocimiento de la historia
contemporánea española del Sr. Arrufat, no sé si por ignorancia o por malicia.
Sobre la invención de la historia , valga algunos ejemplos de este Institut Nova Història asegurando que iconos de la historia son en realidad catalanes, pero que un fraude de siglos los hizo españoles,entre ellos está Colón, Cervantes, Leonardo da Vinci, Américo Vespucio, Hernan Cortés, Bartolomé de las Casas, el Lazarillo de Tormes y muchos más.
ResponderEliminar¿De verdad que puede haber gente que se crea eso?, está claro que sí, lo que dice mucho de un pueblo, tanto del Catalán tenido por instruido, como del Español.
Saludos
El nacionalismo es adhesión emocional a la patria, conlleva ceguera a cualquier razonamiento porque su base es la creencia, la voluntad, la adhesión emocional de sus componentes que dicen compartir una cultura común y un territorio que les pertenece. Su planteamiento es monolítico y cerrado, nunca aceptaran la diversidad del pueblo en nombre del que dicen hablar. Descartan de su narración de la nación lo que no encaja y no tienen ningún pudor en inventarse aspectos, por ejemplo históricos, que les transmitan la idea positiva de que ellos son mejores, superiores a la nación contra la que se enfrentan, en este caso la española.
EliminarLa instrucción, por desgracia, es compatible con el fanatismo como bien demuestran múltiples experiencias en las que se ha visto involucrado el nacionalismo en el siglo XX. Doy fe que es así porque tengo ex-amigas que así me lo han demostrado en los últimos tres años.
Salud-os!!
Efectivamente, el nacionalismo catalán ha gozado hasta ahora de un ambiente que ha favorecido su crecimiento dado que a cambio, daba soporte parlamentario al gobierno de turno. Sin embargo, desde que se inició la "crisis" este nacionalismo para sobrevivir, ha tenido que inventarse la falacia de que serán más felices y tendrán mayor calidad de vida si salen de España. Pero los independentistas silencian que si no se van de la Unión Europea, seguirá siendo Merkel y los mercados quienes dirijan los destinos económicos de Cataluña. Y en cuanto a las manifestaciones habidas los 11 de septiembre, bien es verdad que han sido multitudinarias, pero más festivas que efectivas como se ha visto en las urnas.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, lo que ocurre tiene mucho de lucha por el poder político y por escapar de la corrupción y de la indignación que representó el movimiento 15 M.
EliminarLa manipulación y la mentira se han impuesto en este país desde el poder político y mediático.
Me gustaría ver en que quedarían esas manifestaciones si tuvieran que organizarse como cualquier otra y con los mossos de esquadra rodeándola. No pido nada más, que esa manifestación tenga las mismas condiciones que cualquier otra. No es así, claro.
Preocupan esas tendencias a ignorar la verdad de que hacen gala los acólitos del poder, es un truco viejo y efectivo, como bien dices las creencias son irracionales, y por ello cualquier falacia por grande que sea, cabe en ese cantaro que sirve de acomodo para apoyar una pretensión. La independencia, traería pobreza, aislamiento, innumerables problemas y unas fronteras que nadie necesita en Europa. Para el sueño y la pesadilla lo mejor suele ser que suene ponto el despertador. Que quince días más feos y pesados nos quedan. Un beso.
ResponderEliminarEl nacionalismo ha provocado las mayores matanzas de la historia contemporánea, especialmente en el siglo XX. Me da miedo lo que ya se está creando en la sociedad catalana y lo que puede generar en el futuro. Da respeto ver en directo lo que tantas veces se ha estudiado en teoría.
EliminarVeremos...
Un beso.
ResponderEliminarHistoria objetiva y/o historia subjetiva...
Besos!!
Es objetiva o subjetiva y al servicio de una causa política.
EliminarBesos!!