Hice un breve viaje a París aprovechando el carnaval, del que huyo siempre que puedo, con la intención de callejear puesto que he ido muchas veces a esta ciudad y la conozco bien. Sin embargo no pude evitar visitar de nuevo el Panthéon cuyo espíritu republicano y laico admiro profundamente. La sorpresa fue encontrar una interesante exposición sobre Jean Jaurès que recordaba el centenario de su asesinato en 1914.
Jaurès nació en Francia en 1859 y murió en Paris, asesinado, el 31 de julio de 1914 en un mundo que acababa de entrar en una terrorífica guerra que él siempre rechazó. Su compromiso político y la fuerza de sus ideas han dejado una huella duradera que se manifiesta, por mi parte, en una gran admiración por mantener una posición pacifista e internacionalista en un momento de exaltación patriótica que condujo a Europa a una auténtica matanza por intereses territoriales que solo favorecían a una minoría.
Desde su formación como filósofo, y su trabajo como profesor, optó por entrar en la política como republicano partidario del reformismo institucional y la defensa de los valores de la revolución francesa. Una dura huelga de las minas de Carmaux, en 1892, le sirvió de experiencia para derivar hacia el socialismo, siendo elegido diputado con el voto de los mineros.
Se vio involucrado en el caso Dreyfus y junto a sus compañeros/as socialistas tomaron partido en favor de éste pese a contar con la oposición de los marxistas ortodoxos, liderados por Jules Guesde, que lo consideraban un privilegiado. Jaurès apeló, para su defensa, a la injusticia que sufría Dreyfus y se posicionó a su favor.
CARICATURA HOSTIL A J. JAURÈS
En 1905 participó en la fundación de la SFIO, que ingresó en la II Internacional, unificando las diversas tendencias socialistas en Francia e impulsando un socialismo humanista que debía implicarse en una revolución democrática no violenta. Inspirado en estos principios se opuso siempre al colonialismo.
CARICATURA HOSTIL A J. JAURÈS
Su posicionamiento contra la guerra y su defensa del pacifismo le granjearon una campaña de odio, mentiras y calumnias, por parte de los sectores nacionalistas, que acabaron con su muerte por parte de un exaltado fanático que lo asesinó en el Café du Croissant de la calle Montmartre de París. Su muerte facilitó la incorporación de los socialistas a la “Unión Sagrada” que fulminó el internacionalismo defendido por la II Internacional y por el conjunto de la izquierda. Solo una minoría mantuvo sus posiciones pacifistas en aras del internacionalismo y, para dicho sector, Jean Jaurès fue siempre un modelo a seguir.
Su integridad, la profundidad de sus convicciones, la coherencia de su compromiso con las clases trabajadoras, el internacionalismo que las une a nivel mundial y la necesidad de la no violencia en la creación de un mundo diferente, son el patrimonio que hoy lo convierten en un referente cien años después de su asesinato.
ResponderEliminarQue yo recuerde, no lo conocía... y sino, no lo recordaba...
Dejó un buen legado.
Besos!!
Así es, para mi, que me considero apátrida, cosmopolita y no violenta, un valiente referente.
EliminarBesos!!
Los nacionalismos barrieron con un siglo de ilusiones en nombre del patrioterismo interesado. Y arrasaron además medio planeta. Todavía arrastramos secuelas de esa enfermedad. Un beso.
ResponderEliminarUna enfermedad rejuvenecida o con nuevos disfraces, no sé muy bien.
EliminarUn beso.