Una persona culta es aquella (…) que sabe cómo elegir compañía entre los hombres [y mujeres], entre las cosas, entre las ideas, tanto en el presente como en el pasado. H. Arendt

martes, 23 de julio de 2024

ANARCOFEMINISMO Y VIOLENCIAS CONTRA LAS MUJERES

 



El número de mujeres asesinadas en 2024 a fecha de hoy (15 de julio) es de 21, la mitad de estos asesinatos se han producido en los meses de junio y julio. Parece que el verano no es para muchas mujeres esa estación de vacaciones y relajación sino todo lo contrario.

Difícilmente el término violencia puede definir la compleja situación de desigualdad, subordinación y discriminación a la que las mujeres todavía estamos sometidas, y también la experiencia que tienen en esta situación distintas mujeres en contextos diferentes. Es importante, por tanto, indagar en las motivaciones y las formas que adopta la violencia masculina sobre las mujeres puesto que está extendida en todas las latitudes y atraviesa todos los estratos sociales. Esta tarea de comprender qué se esconde detrás de la violencia es importante para poder oponerse con otros instrumentos que no sean solo los de la justicia penal que están demostrando su fracaso[1].

Desde el anarcofeminismo consideramos que debemos ir más allá del discurso de la víctima porque no es un discurso subversivo y puede revertirse contra la víctima y convertirse en un discurso reaccionario. Los feminismos nos hemos obstinado en autovictimizarnos porque parece el único camino para ser escuchadas cuando puede ser la forma de silenciarnos perversamente. La víctima solo puede dar testimonio de «su» dolor y es difícil que pueda hablar fuera de su guion de víctima, solo dejando ese guion se puede trascender su propia victimización[2].

Somos conscientes de que estamos hechas de orden patriarcal y hemos aprendido a hacer justicia desde lo punitivo. Pero este planteamiento no nos sirve para nuestros propósitos, hay que desarrollar formas alternativas de lidiar con el Derecho, buscando conferirle sentidos radicalmente no apropiantes/individualizantes, es decir, desvinculados de la opresión que genera y que mantiene la división entre poseedores y no poseedores (ya que la propiedad ocupa el lugar de categoría central en la estructura bélico-jurídica originaria). El individualismo posesivo de los inicios violentos del orden jurídico sustenta no solo una diferencia radical entre aquellos que poseen y los que no poseen, sino que también hace posible la creación y el desarrollo de la personalidad del sujeto jurídico, comprendido como algo particular, cerrado y único[3].

Es necesaria una revisión del tipo de sexualidad que consideramos liberadora. Nuestra manera de entender el feminismo no es esencialista y es pro-sexo, lo que implica asumir el peligro/riesgo en las relaciones con los hombres (conviene también cuestionar las falsas expectativas de la protección desde el Derecho y el código penal). El feminismo anarquista lucha por la libertad, el deseo y el placer de las mujeres, o lo que es lo mismo, opta por la libertad sexual por delante de la seguridad y no se doblega a las normas patriarcales. No podemos aceptar que un sector del feminismo se haya vuelto «productor» de normas sobre lo que está bien y lo que está mal en la sexualidad y en la relación entre los sexos contribuyendo a limitar la libertad y moldear la subjetividad.

Somos partidarias de la autogestión colectiva de las violencias y de profundizar en cómo operan estas (poder y violencia están íntimamente relacionados, por lo que es necesario cuestionar el poder, no reforzarlo); hay que ir a las causas de las violencias. Expresar el odio a las personas que agreden (por ejemplo, en los movimientos sociales) parece que es hacer algo, pero lo único para lo que sirve es para expresar la rabia de las víctimas. No es nueva la propuesta de promover acciones de lucha y de educación social en lugar de confiar en las vías legales: distribuir material informativo que explica el papel de la sociedad en el desarrollo de las violencias contra las mujeres o de la desigualdad en el mundo laboral; imprimiendo y haciendo públicas las descripciones de los violadores, de forma que desaparezca la seguridad del anonimato; y afrontando en grupo, junto a las víctimas, a los violadores en público. Una educación que parte de la realidad y trata de modificarla[4].

Somos partidarias de construir un proyecto político a largo plazo basado en la autodefensa feminista, entendido como un «proceso de rehumanización», tal y como plantea Elsa Dorlin[5]. El miedo se ha construido colectivamente como una característica femenina, una verdadera mujer debe tener miedo. Al tener miedo debe elaborar estrategias de evasión, incluso debe excluirse de determinados espacios. Sin embargo, es superando el miedo impuesto por siglos de opresión, asesinato, tortura, silencio, mediante técnicas constantemente readaptadas, como se puede cambiar de bando el miedo. No vamos a hacer apología de la violencia, pero esta ha sido una herramienta negada a las mujeres (incluso para autodefenderse) incidiendo en la incapacidad defensiva de las mismas. Las mujeres debemos aprender a defendernos, sobre todo colectivamente (pero también individuamente porque la violencia se lleva a cabo en muchas ocasiones en los espacios familiares), debemos explorar los medios para hacerlo, renunciar a ellos supone reforzar el sistema de valores dicotómicos y normativos basados en que ellos incorporan la violencia y las mujeres no lo hacen en ninguna situación.

Como hemos dicho al principio, hablar de violencia no define la compleja situación de desigualdad, subordinación y discriminación a la que las mujeres todavía estamos expuestas. Las propuestas planteadas requieren tiempo y que las personas asumamos con qué nos enfrentamos y dejemos de recurrir sistemáticamente al Estado «protector» y punitivista. Nuestra lucha es contra cualquier tipo de dominación lo cual desborda el Estado, pero la lucha contra la dominación lleva implícita la resistencia al Estado. El poder va mucho más allá del Estado, es polimorfo e históricamente cambiante de unas relaciones de poder consustanciales con la propia vida social, por eso la lucha contra la desigualdad y discriminación que sufrimos las mujeres resulta tan compleja y tan difícil de afrontar.

 Laura Vicente 



[1] Las propuestas que aportamos en este breve texto están más desarrolladas en un artículo recientemente aparecido: Vicente, Laura, «Anarcofeminismo para el siglo XXI: punitivismo», Redes Libertarias, nº 1 (2024), pp. 37-42.

[2] Este planteamiento lo desarrolla Galindo, María, Feminismo bastardo. España, Mantis Narrativa, 2022, p. 97.

[4] Estas acciones son relatadas por Kytha Kurin en el texto: Anarco-feminismo. ¿Por qué el guion? Canadá, 1980. https://periodicolaboina.wordpress.com/2019/03/09/anarco-feminismo-por-que-el-guion/

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