Anselmo Lorenzo (1841-1914), al igual que la mayoría de los
internacionalistas, partió de las ideas de Bakunin sobre la mujer que quedaron
recogidas en los congresos de la sección española de la
Internacional. Pero no podemos olvidar que Lorenzo se había formado en Madrid
en un movimiento más amplio que creció tras el Sexenio Revolucionario
(1868-1874): el mencionado movimiento librepensador. Pero además, dentro del
obrerismo internacionalista algunas mujeres, especialmente Teresa Claramunt y
Teresa Mañé, construyeron un feminismo anarquista que indudablemente Lorenzo
conoció por coincidir, sobre todo con Claramunt, en el núcleo Regeneración, en el semanario La Anarquía de Madrid del que eran
corresponsales, en el círculo que se articulaba alrededor del semanario El Productor de Barcelona y en el periódico
ácrata, La Tramontana. Josep Llunas, el director de este último periódico, anarquista y
masón como Lorenzo, además de amigos, tenía lazos de amistad con Antoni Gurri,
marido de Claramunt. Este mismo periódico, en 1892, calificaba de notables
pensadores del socialismo radical español a un núcleo formado por Anselmo
Lorenzo, el matrimonio Gurri-Claramunt, Fernando Tarrida, Jaume Torrents, Juan
Montseny, Teresa Mañé (Soledad Gustavo) y Eudald Canibell. Claramunt y Lorenzo
volvieron a coincidir por su condición de detenidos en el Proceso de Montjuïc y
obligados a expatriarse se encontraron en París cuando, desde Londres, llegaron
la pareja Gurri-Claramunt. En la capital francesa se encontraron con Lorenzo
que trabajaba como impresor y corrector
de pruebas y otros muchos procesados en Montjuïc, además de poder recurrir a la
ayuda de un comité de socorros a los expulsados españoles. Cuando pudieron
regresar a España a partir de 1897, volvemos a coincidir en la campaña por la
revisión del proceso, al igual que en el impulso de la importante huelga de
1902[1]. Estaban, pues, integrados en un grupo de
anarquistas[2], que
participaba de un proyecto obrerista que, desde 1886, planteaba unas tácticas
que desembocaron en el Sindicalismo Revolucionario. Aunque Lorenzo y
Claramunt fueron de nuevo expatriados fuera de Cataluña a raíz de la Semana
Trágica, la desconfianza de Claramunt hacia el sindicalismo cuando se fundó
Solidaridad Obrera (1907) los distanció definitivamente.
Los feminismos librepensador y obrerista compartían
espacios de sociabilidad comunes en los círculos librepensadores formados por
republicanos, espiritistas, masones y anarquistas. Estos contactos venían
facilitados por el ideario fraternal e interclasista que otorgaba protagonismo
a ciertas elites políticas e intelectuales y constituía uno de los elementos de
la cultura de izquierdas del momento.
TERESA CLARAMUNT
Teresa Claramunt, protagonista privilegiada de los feminismos
librepensador y obrerista, se integró en la FTRE a través de su participación,
como secretaria, en la constitución de la “Sección Varia de Trabajadoras
Anarco-Colectivistas de Sabadell” (octubre 1884-julio 1885). La iniciativa de
crear una organización que se dirigía a las asalariadas era, en sí misma,
insólita e inhabitual dentro del movimiento obrero, incluso del obrerismo
ácrata. La “Sección Varia” se constituyó
como asociación en defensa de las obreras con el objetivo de lograr la
emancipación de los dos sexos, ya que la lucha era común, aunque planteaban la
necesidad de remarcar la lucha contra la explotación de las obreras[3]. A la
identidad de “clase”, punto central de las ideologías obreras, se superponía de
manera inédita la identidad de sexo. Las obreras reunidas en la “Sección Varia”
transmitían una verdadera impresión de grupo[4]
aunque no había unanimidad en la manera de entender la naturaleza de las
relaciones de los sexos.
Aunque la “Sección Varia” tuvo una vida muy breve, para Claramunt fue
el inicio de un activismo en favor de la emancipación de la mujer que se
manifestó tanto desde el punto de vista organizativo como ideológico. En 1891
vivía ya en Barcelona, concretamente en Gracia, un núcleo con una acusada tradición obrera industrial con multitud de
espacios de sociabilidad de la cultura de izquierdas: ateneos obreros, círculos
librepensadores como “La Luz”; centros espiritistas como “La Buena Nueva”;
escuelas laicas como la regentada por la masona y espiritista, Julia Ayma; la
logia masónica “Constancia”; se editaba el periódico espiritista “La Luz del
Porvenir”; tenía su sede la organización feminista “Sociedad Autónoma de
Mujeres y vivían sus tres principales
impulsoras: Claramunt, Amalia Domingo Soler y Ángeles López de Ayala[5];
había casinos republicanos e importantes núcleos ácratas como lo demuestra el
hecho de que se fundara en Gracia el quincenario Tierra y Libertad y fuera en Gracia donde nació el
anarco-comunismo catalán.
ÁNGELES LÓPEZ DE AYALA
Todo
lo dicho indica que Lorenzo conocía perfectamente el feminismo obrerista que
Claramunt estaba desarrollando a través de múltiples artículos en la prensa, en
la que ambos colaboraban[6],
y que conocía también su folleto, La
mujer. Consideraciones Generales sobre su estado ante las prerrogativas del
hombre, editado en 1905. De
la misma manera Lorenzo debía conocer la opción de Claramunt (a diferencia de
Teresa Mañé) de vehiculizar la lucha por la emancipación a través de organismos
específicamente femeninos, ya fueran anarquistas o librepensadores[7].
De
toda esta diversidad de influencias señaladas y de un pensamiento que Anselmo Lorenzo fue desarrollando con sus
lecturas y que arraigaba en el positivismo, el liberalismo y el socialismo, es
decir, en la conciliación de la racionalidad científica, la
libertad individual y la justicia social, manó la concepción que
sintetizó en los cuatro capítulos titulados “La Mujer” y recogidos en su obra El Pueblo (1909)[8].
El
planteamiento ilustrado de la consecución de la felicidad está presente en
estos capítulos, el feminismo tenía que hallar el modo de que la mujer fuera
dichosa al igual que el hombre, este objetivo, imprescindible para la
organización de la sociedad anárquica, solo podía lograrse si hombre y mujer eran
unidades equivalentes e iguales.
El
primer capítulo de “La Mujer” (el X en la obra) pone el acento en descubrir cómo
las leyes han construido la civilización en base a la injusticia y la
desigualdad y en cómo esta tiene dos pilares sobre los que se sustenta: las
desigualdades entre hombres y mujeres y de forma análoga las desigualdades
entre ricos y pobres. Destaca la denuncia del patriarcado, en la misma línea
que habían hecho Teresa Claramunt y Teresa Mañé cuando afirmaron que sobre la
desigualdad de sexos se había constituido la sociedad que había envenenado a
los hombres haciéndoles despóticos y tiranos con sus
semejantes. La superioridad física del hombre sirvió de excusa, desde la
prehistoria, para dominar a la mujer y marginarla de los asuntos públicos:
La mujer es y ha sido para el hombre, un ser incapacitado para todo, y, salvo muy honrosas excepciones, nadie durante siglos la ha defendido de esa usurpación de facultades. Se la ha considerado como el eterno niño[9].
Lorenzo
remarca, como hizo Bakunin en “La
mujer, el matrimonio y la familia”, la necesidad de acabar con unas leyes, como las recogidas en el Código civil y
penal españoles, que legalizan la inferioridad, la obediencia y el sometimiento
de la mujer al hombre. Para reforzar el cuestionamiento de unas leyes
opuestas al progreso de la humanidad trata de demostrar, desde la autoridad de
diversos autores (Cesare Lombroso, Alexis de Tocqueville, Pascal Duprat,
Gabriel Tarde y Nicolas Condorcet entre otros) que desarrollaban su labor
intelectual en disciplinas como la filosofía, la sociología, la historia, la psicología social, la psiquiatría, etc., la igualdad de los sexos.
[1] Todas
estas referencias sobre las coincidencias de Teresa Claramunt y Anselmo Lorenzo
en Laura Vicente, Teresa Claramunt, págs.
120, 143, 153, 156 y 193.
[2] En este
grupo encontramos a Jaume Torrents, Fernando Tarrida, Joan Torrents Ros, Pere
Esteve, Josep Llunas, Anselmo Lorenzo, Francisco Abayá, Francisco Fó, Teresa
Mañé y Joan Montseny, entre otros.
[3] La
información sobre la constitución de la “Sección Varia” apareció en Los
Desheredados, 127, 1-11-1884.
[4] Este
grupo, que debía rondar la veintena, escribió un escrito de protesta en Los
Desheredados, 179, 6-11-1885. En él destacan, además de la propia Teresa
Claramunt, Federación López Montenegro, Gertrudis Fau de Fau y Asunción Ballvé.
Laura Vicente, Teresa Claramunt. Pionera
del feminismo obrerista anarquista. Fundación Anselmo Lorenzo, 2006,
Madrid, pág. 84.
[5] Laura
Vicente, Teresa Claramunt, pág.113.
[6] En Laura
Vicente, “Teresa Claramunt. Des de l’altre banda de la <<Perfecta
casada>>. La dona sotmesa al tirano
de blusa y alpargata. Revista Cercles,
Universitat de Barcelona, 8, Gener 2005, pp 231-256, se reproducen diversos
artículos y escritos que Teresa Claramunt escribió, entre 1887 y 1913, sobre la
mujer.
[7] Teresa
Claramunt participó en asociaciones obreras de oficio femeninas en la línea del
internacionalismo revolucionario como la mencionada “Sección Varia de Sabadell”
(1884) y, posteriormente, la “Agrupación de Trabajadoras de Barcelona” (1891) y
el “Sindicato de Mujeres del Arte Fabril” (1901). Pero participó también en asociaciones
de mujeres de condición social diversa y librepensadoras: la “Sociedad Autónoma
de Mujeres de Barcelona” (1889) y la “Asociación Librepensadora de Mujeres”
(1896).
[8] Anselmo Lorenzo, El Pueblo (Estudio Libertario),
Valencia, Sempere, 1909.
[9] CLARAMUNT,
Teresa: La mujer. Consideraciones generales sobre su estado ante las
prerrogativas del hombre. Buenos
Aires, A. Zuccarelli, s. f., p. 4.
Y ahora que en esta sociedad, parece que las leyes se oponen a cualquier discriminación, quizás sea la hora de exigir que se cumplan de manera escrupulosa y se generalice la igualdad. Anselmo Lorenzo me parece que fue un ser humano cargado de razón que además de propugnar la igualdad, se preguntó por usos injustificables y costumbres viciadas. Un beso.
ResponderEliminarEl anarquismo, a través de hombres y mujeres demostró que estaba muy al día y que hacía propuestas con una enorme visión de futuro. Ojalá hoy supiera renovar su pensamiento manteniendo su idiosincrasia.
EliminarUn abrazo!!
ResponderEliminarMujeres u hombres como personas...
hay tareas/objetivos sin tiempo,
a trabajar codo con codo,
siempre presentes con la mirada puesta en el horizonte...
como 'Utopía', como realidad...
día a día.
Petonets!!
;)