El periódico lamarea en su nº 26 dedica el dossier a la llamada memoria histórica en Un país sin memoria. Mi pequeña contribución se titula: "Somos lo que recordamos".
Norberto Bobbio, resistente antifascista italiano,
señaló, con la sentencia que da título a este artículo, la necesidad de la
memoria histórica, ya que lo que olvidamos, ya no es nuestro. Hacer memoria sería imprescindible para
evitar que nos arrebaten lo que somos.
El franquismo procuró destruir la memoria histórica
anterior a la guerra civil en su afán por aniquilar a los vencidos. La
preocupación por la memoria histórica debería entenderse más como una forma de
recuperar el conocimiento del pasado que como una propuesta política moralista capaz
de convertir al historiador/a en juez que imparte ofensas o concede
respetabilidades.
La memoria histórica tiene que ser terreno exclusivo
de historiadores/as que, desde un respetuoso compromiso con el rigor, eviten polémicas
versiones interesadas sobre el pasado. Desde el punto de vista intelectual, la
consecuencia más negativa de estas polémicas, sean sobre la Guerra Civil, la
importancia del anarquismo, la guerra de 1714 en la Corona de Aragón y tantas
otras, son los disparates que se consiguen asentar en la opinión pública como
verdades históricas que no se pueden poner en cuestión. La manipulación del
pasado, la creación de mitos y la distorsión de los hechos históricos, cuando
se apoyan en la potente máquina económica y propagandística del poder, son muy
difíciles de desmontar. Sabemos que los mitos nacen para oponerse a la explicación
racional del mundo y que son peligrosos porque substituyen la verdad, por
ignorancia o malicia, contribuyendo a manipular e instrumentalizar el pasado
con finalidades políticas, confundiendo y desinformando a la ciudadanía.
Cualquier nivel de enseñanza, y más durante la
educación secundaria por la edad y porque, para muchos alumnos/as, serán los
últimos estudios de historia que realicen, puede transmitir interpretaciones
reduccionistas y manipuladoras. No fue solo el franquismo quién trató de eliminar
la memoria de lo sucedido hasta la guerra civil, la transición
democrática hizo pagar una cuota muy elevada a las víctimas del franquismo para
asentar la democracia mediante el olvido de lo sucedido en la memoria social. La
democracia no cambió este planteamiento y cuestiones como el movimiento
libertario se convirtieron en objeto de olvido, banalización y desprestigio. Las
referencias imperantes sobre el anarquismo, tanto en los libros de texto, como
desde el poder político y mediático, destacan su supuesta vocación hacia la
violencia. En este país, donde el anarcosindicalismo tuvo gran importancia, los
esfuerzos por ignorarlo son clamorosos, en Cataluña se estudia en 2º de
bachillerato el origen del catalanismo, ocultando eso sí, los oscuros orígenes de la fortuna de la burguesía
catalana, pero no se trata el nacimiento del movimiento obrero, por poner un
ejemplo.
Estamos inmersos en
diversas interpretaciones que, en los medios políticos y mediáticos, se están
haciendo sobre la transición democrática y que pecan de ingenuidad o,
simplemente, de falta de rigor. Sería buen momento para hacer memoria desde la veracidad y recuperar lo que somos evitando volver a caer en mitos, en
planteamientos mesiánicos y en la propaganda política.
Somos lo que recordamos y lo que se nos enseña desde el poder, especialmente desde el económico que es el que tiene el status quo en todo momento.
ResponderEliminarSaludos
Ese es el problema, que suele ser el poder quién controla lo que debemos recordar y lo que debemos olvidar. El poder político es muy relevante en la mitificación y manipulación del pasado para crear una imagen que encaje con sus intereses actuales. Te remito a la frase de Orwell que encabeza este espacio.
EliminarSaludos.
Somos lo que recordamos y cómo lo recordamos...
ResponderEliminarBesos!!!
;)
PD: Me acabo de enterar de la muerte de 'Eduardo Galeano' por tu lateral... :(
Una gran perdida, por lo menos para mí...
En todo caso es importante saber de dónde venimos ¿verdad?
EliminarUna pena, Galeano es un tesoro para mi.
Abrazos!!
Para evitar distorsiones y olvidos, y que recordemops mañana lo que no fuimos ayer. Creo que el mejor remedio, pasa por un análisis objetivo de los hechos y una valiente publicación. Aún recuerdo, con enorme rabia, la apoteosis imperial que reinaba en los libros de texto de mi juventud. Un beso.
ResponderEliminarSin duda lo más aproximado a lo sucedido es lo más valioso y eso está en la historia, no en las memorias individuales aunque estas sean muy valiosas para la historiador/a.
EliminarTodo nacionalismo excluye lo que no le encaja y mitifica lo que le encaja, si es preciso inventándolo. Si al nacionalismo se une el totalitarismo, o la religión, es letal. Pero no olvidemos que el nacionalismo vinculado a la democracia produjo grandes matanzas como la de la I Guerra Mundial.
Un beso.