lunes, 13 de abril de 2015

SOMOS LO QUE RECORDAMOS



El periódico lamarea en su nº 26 dedica el dossier a la llamada memoria histórica en Un país sin memoria. Mi pequeña contribución se titula: "Somos lo que recordamos".



Norberto Bobbio, resistente antifascista italiano, señaló, con la sentencia que da título a este artículo, la necesidad de la memoria histórica, ya que lo que olvidamos, ya no es nuestro. Hacer memoria sería imprescindible para evitar que nos arrebaten lo que somos.
El franquismo procuró destruir la memoria histórica anterior a la guerra civil en su afán por aniquilar a los vencidos. La preocupación por la memoria histórica debería entenderse más como una forma de recuperar el conocimiento del pasado que como una propuesta política moralista capaz de convertir al historiador/a en juez que imparte ofensas o concede respetabilidades.
La memoria histórica tiene que ser terreno exclusivo de historiadores/as que, desde un respetuoso compromiso con el rigor, eviten polémicas versiones interesadas sobre el pasado. Desde el punto de vista intelectual, la consecuencia más negativa de estas polémicas, sean sobre la Guerra Civil, la importancia del anarquismo, la guerra de 1714 en la Corona de Aragón y tantas otras, son los disparates que se consiguen asentar en la opinión pública como verdades históricas que no se pueden poner en cuestión. La manipulación del pasado, la creación de mitos y la distorsión de los hechos históricos, cuando se apoyan en la potente máquina económica y propagandística del poder, son muy difíciles de desmontar. Sabemos que los mitos nacen para oponerse a la explicación racional del mundo y que son peligrosos porque substituyen la verdad, por ignorancia o malicia, contribuyendo a manipular e instrumentalizar el pasado con finalidades políticas, confundiendo y desinformando a la ciudadanía.
Cualquier nivel de enseñanza, y más durante la educación secundaria por la edad y porque, para muchos alumnos/as, serán los últimos estudios de historia que realicen, puede transmitir interpretaciones reduccionistas y manipuladoras. No fue solo el franquismo quién trató de eliminar la memoria de lo sucedido hasta la guerra civil, la transición democrática hizo pagar una cuota muy elevada a las víctimas del franquismo para asentar la democracia mediante el olvido de lo sucedido en la memoria social. La democracia no cambió este planteamiento y cuestiones como el movimiento libertario se convirtieron en objeto de olvido, banalización y desprestigio. Las referencias imperantes sobre el anarquismo, tanto en los libros de texto, como desde el poder político y mediático, destacan su supuesta vocación hacia la violencia. En este país, donde el anarcosindicalismo tuvo gran importancia, los esfuerzos por ignorarlo son clamorosos, en Cataluña se estudia en 2º de bachillerato el origen del catalanismo, ocultando eso sí, los oscuros  orígenes de la fortuna de la burguesía catalana, pero no se trata el nacimiento del movimiento obrero, por poner un ejemplo.
Estamos inmersos en diversas interpretaciones que, en los medios políticos y mediáticos, se están haciendo sobre la transición democrática y que pecan de ingenuidad o, simplemente, de falta de rigor. Sería buen momento para hacer memoria desde la veracidad y recuperar lo que somos evitando volver a caer en mitos, en planteamientos mesiánicos y en la propaganda política.


6 comentarios:

  1. Somos lo que recordamos y lo que se nos enseña desde el poder, especialmente desde el económico que es el que tiene el status quo en todo momento.

    Saludos

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    1. Ese es el problema, que suele ser el poder quién controla lo que debemos recordar y lo que debemos olvidar. El poder político es muy relevante en la mitificación y manipulación del pasado para crear una imagen que encaje con sus intereses actuales. Te remito a la frase de Orwell que encabeza este espacio.

      Saludos.

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  2. Somos lo que recordamos y cómo lo recordamos...

    Besos!!!

    ;)

    PD: Me acabo de enterar de la muerte de 'Eduardo Galeano' por tu lateral... :(
    Una gran perdida, por lo menos para mí...

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    1. En todo caso es importante saber de dónde venimos ¿verdad?

      Una pena, Galeano es un tesoro para mi.

      Abrazos!!

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  3. Para evitar distorsiones y olvidos, y que recordemops mañana lo que no fuimos ayer. Creo que el mejor remedio, pasa por un análisis objetivo de los hechos y una valiente publicación. Aún recuerdo, con enorme rabia, la apoteosis imperial que reinaba en los libros de texto de mi juventud. Un beso.

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    1. Sin duda lo más aproximado a lo sucedido es lo más valioso y eso está en la historia, no en las memorias individuales aunque estas sean muy valiosas para la historiador/a.
      Todo nacionalismo excluye lo que no le encaja y mitifica lo que le encaja, si es preciso inventándolo. Si al nacionalismo se une el totalitarismo, o la religión, es letal. Pero no olvidemos que el nacionalismo vinculado a la democracia produjo grandes matanzas como la de la I Guerra Mundial.

      Un beso.

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