Hace
unos días quiso el azar que viera en el mismo día una película, un documental y
una exposición que, siendo de lugares y temas diferentes, tenían un punto en
común: el PODER imponiéndose de múltiples maneras y provocando la impresión de
que no es posible escapar de él.
La
película es Leviatán, el documental la
Ciutat Morta y la exposición de fotografías Mujeres
en Afganistán.
Leviatán (2014),
dirigida por el ruso Andrei Zvyagintsev, tiene como protagonista a Kolia, que vive en un pueblo a orillas del mar de
Barents, al norte de Rusia. Tiene un taller de mecánica al lado de su casa,
donde vive con su esposa y su hijo, fruto de una relación anterior. El alcalde
del pueblo quiere expropiar esos terrenos por intereses inmobiliarios. Primero
intenta comprar el terreno, pero Kolia no está dispuesto a vender.
Ciutat Morta
(2013), dirigida por Xavier Artigas y Xapo Ortega, es un documental que narra
cómo varios jóvenes acaban detenidos por la policía urbana de Barcelona al
resultar gravemente herido uno de ellos por el lanzamiento de una maceta desde
un teatro okupado tras una carga policial. La realidad es que los detenidos no
estaban en el interior del edificio, Patricia Heras y su amigo ni siquiera
habían estado en el lugar de los hechos, pero eran sudamericanos y/o jóvenes de
estética considerada antisistema.
Mujeres en Afganistán. La Asociación para los Derechos Humanos en Afganistán (ASDHA) muestra
la difícil situación de la mujer en Afganistán trece años después de la caída
del régimen talibán en una exposición con fotos de Gervasio Sánchez y textos de
Mónica Bernabé, que se puede visitar en el Palau Robert de Barcelona.
En estos tres documentos gráficos aparece el poder en sus
versiones más odiosas, dice Foucault que el poder es tolerable sólo con la
condición de enmascarar una parte importante de sí mismo. Su éxito está en
proporción directa con lo que logra esconder de sus mecanismos. El secreto, por
tanto, es indispensable para su funcionamiento, no solo porque lo impone a
quienes somete, sino porque también a éstos les resulta igualmente
indispensable para aceptarlo. El poder, como límite trazado a la libertad, es la
condición para ser aceptado, puesto que se considera que deja intacta otra
parte de la libertad.
Byung-Chul Han dice que el poder represivo que describe
Foucault es cosa del pasado, que el poder represor permitía ver al oprimido y al
opresor y que en cambio el neoliberalismo no necesita imponerse sino que seduce
y cautiva. En el siglo XXI el poder ya no deja nada visible, no hay un oponente
que reprime o limita la libertad, el secreto se impone totalmente y las
personas se creen totalmente libres.
En Leviatán se
muestra cómo el poder en Rusia ha mutado pero se mantiene en manos de muchos de
los que lo tenían en nombre del PCUS, y ahora de la democracia, pero el poder
frio y represor está dispuesto a emplearse a fondo para “enseñar respeto”, como
dice el alcalde de la película, con el apoyo de la iglesia ortodoxa, a aquellos
que piensan que hay libertad, leyes y justicia. Es esa palabra, justicia, la
que más se nombra en la Ciutat Morta
por inexistente. La máquina policial y la justicia están dispuestas a avalar al
poder político, en definitiva, a las estructuras del Estado de la Generalitat
de Cataluña para triturar a unos jóvenes que se sitúan en el margen del sistema
y que deben pagar por ello pese a su inocencia. La muestra fotográfica, por último, pone de manifiesto que
la violencia contra las mujeres en Afganistán es una violencia endémica y
estructural, potenciada por la guerra, la impunidad generalizada, la falta de
educación, la instrumentalización de la religión y las leyes machistas.
Hace unos días, gracias a un blog, pude ver completo el documental "ciutat morta", un claro ejemplo del "Leviatan" de Hobbes o de la biblia.
ResponderEliminarSaludos
Una pesadilla kafkiana.
EliminarSaludos.
El mismo demonio, con diferentes o parecidos disfraces, en todas partes...
ResponderEliminarBesos!!!
PD: Interesante... las tres cosas tienen buena pinta...
Son la prueba de que desde el margen, o casi, se puede denunciar el leviatan. Pero mejor no verlo todo en el mismo día.
EliminarBesos!!
El poder, leí que, tiende a perpetuarse a sí mismo y como ocurre con la fortuna del avaricioso, no encuentra reposo para esquilmar la libertad de los demás. Un beso.
ResponderEliminarEso nos lo pone muy difícil ¿no?
EliminarBesos!!