No voy a extenderme mucho. Es agosto, se espera un
otoño complicado desde el punto de vista económico (la política para mi es un
campo minado de desconfianzas), pero ahora, entre olas de calor, se impone el
«carpe diem» y que cada cual haga vacaciones a su medida (de bolsillo). El
covid solo existe para los mayores de 60 años, solo de esa población se dan
datos y no son malos (¿quién marca los márgenes de la maldad o bondad de los
datos?).
Pero me estoy desviando del tema (o quizás no).
Dijo Luis Althusser que la «(…) ideología, está cuando
las respuestas preceden a las preguntas». La ideología ha pasado de estar bien aceptada
a generar desencanto, decepción y desafección. La ideología se convierte en una
jaula de barrotes casi unidos para impedir que lleguen los rayos del sol.
Me hice, hace un tiempo, con numerosos libros sobre
esos pocos años tan prolijos en acontecimientos, me refiero al período de 1936
a 1939. Los acontecimientos nacen cuando se rompen las normas y en ese periodo
muchas se rompieron. La historiografía ha sido prolija en su estudio y la
ideología siempre ha rondado a sus investigadores e investigadoras. No comparto
la idea de la objetividad (una ensoñación liberal propia de la Modernidad) de
aquellos historiadores/as que creen ser neutrales. Quienes investigamos la
historia tenemos ideas como no podía ser de otra manera, nos esforzamos por ser
lo más objetivos posible, pero no debemos olvidar que lo hacemos sobre aquello
que creemos importante subjetivamente. No es necesario hacer una lista sobre
cuantos aspectos y sujetos de la historia se han despreciado a lo largo del
tiempo y ahora consideramos relevantes.
No es extraño encontrarnos con libros que anteponen la
ideología a la hora de investigar la historia, algo siempre lamentable. Uno de
estos libros inspira esta reflexión, me refiero al libro de Gonzalo Berger: Les Milícies Antifeixista de Catalunya[1].
Berger ordena su trabajo en función de unas conclusiones ya elaboradas, es
decir, su trabajo, como dijo Althusser, está dominado por la ideología. Su obsesión
es encontrar el elemento que lo explique todo, que represente la situación
existente en Cataluña desde el 18 de julio de 1936. Ese elemento que todo lo
aclara es «lo nacional», en plena sintonía con la situación actual en Cataluña.
La primera sorpresa de su libro es que prescinde de la
prensa como fuente de información, la razón que señala es que era poco objetiva
y frecuentemente utilizada como canal de propaganda (p. 11). Eso barre esta
fuente tan relevante en la historia contemporánea de un plumazo. Da
credibilidad total, sin embargo, a la documentación elaborada por la
Generalitat u otras organizaciones políticas y sindicales que según parece
tienen el marchamo de la objetividad.
El poder en 1936, según el autor, lo tiene el ejército
y resulta que este ejército, es decir, las milicias fueron el resultado del
Gobierno de la Generalitat y de las organizaciones del Frente Popular. Igualmente
el Comité Central de Milicias Antifascista (CCMA) fue el resultado del acuerdo
de la Generalitat con las organizaciones políticas y sindicales. En ningún
momento cuando elabora estas conclusiones (p. 159) menciona a la CNT, se supone
que forma parte de las organizaciones del Frente Popular, es una más de estas
organizaciones. Sería pertinente preguntarse porqué si el Gobierno tiene tanta
capacidad para formar las milicias que es lo mismo que tener el poder según el
autor, acuerda la creación del CCMA y no ejerce el poder en solitario como hará
a partir de octubre de 1936 al disolver el CCMA.
El culpable, como no, de la falta de apoyo económico
para abastecer a las milicias de armas fue del Gobierno central del que, por
otra parte, según el autor, prácticamente se independiza Cataluña (p. 17). La Generalitat
gobierna independiente del Gobierno central y constituye el Ejército Popular de
Cataluña (p. 27). Nada se dice del papel que el PCE y el PSUC tuvieron en la
falta de abastecimiento de armas a las columnas que operaban en el frente de
Aragón por el hecho de que la mitad, aproximadamente, de las milicias eran del Movimiento
Libertario (CNT, FAI, Juventudes Libertarias).
Las «organizaciones» (parece ser que no así la
Generalitat) favorecieron el proselitismo contraponiendo los intereses de
partido a los del país y la causa antifascista, según el autor (p. 164). En
esta interpretación la revolución es una especie de nebulosa optimista, plena
de valores que era necesario amparar y que se vivieron en los primeros meses de
la Guerra Civil (nunca explica porque su estudio se cierra el 31 de diciembre
de 1936 que, aparte de ser noche vieja, no tiene ninguna significación
política, social, económica o militar).
Manipular el contenido del pasado desde la visión
interesada e ideologizada del presente es un truco demasiado viejo pero que
puede funcionar si cuenta con el apoyo de quienes controlan el relato del
pasado en la Cataluña actual.
En este país solo existe una ideología, la surgida de la transición, cualquier atisbo de que surja otra se va a degüello contra ella.
ResponderEliminarBuenas vacaciones
Es cierto, es todavía dominante pero con algunas grietas. Pero hay más ideologías en Cataluña lo sabemos muy bien.
EliminarBuenas vacaciones.
Supongo que la bondad o la maldad de los datos la marcan los intereses, como casi siempre y en casi todo...
ResponderEliminarSé que hay historiadores y historiadoras que, teniendo ideología (todo el mundo la tiene y, ya que estoy, también diré que el centro político no existe), pueden trasladarnos los hechos históricos con la objetividad profesional que pueden extraer de las fuentes... pero también sé que hay historiadores y historiadoras que nos han trasladado la historia no como fue, sino como quieren que creamos que fue...
Lo del periodo 1936 a 1939 creo que ha sido ampliamente tratado, yo apenas sé nada, porque he escuchado tantas versiones que me llevará un rato aproximarme a la versión más fiel a los hechos... Sobre lo del suministro de armas y el apoyo económico hace poco he leído algo, aunque hablaba más del apoyo económico que recibió en bando sublevado...
No sé, sobre lo que pasó en Cataluña durante ese periodo, podrían echar un vistazo a lo que hizo Cambó... y a quién terminó financiando...
Sobre lo que dices en el antepenúltimo párrafo, también he leído algo, y esa rivalidad perjudicó mucho la organización y defensa de la legitimidad democrática...
Los intereses de partido se siguen contraponiendo a los intereses del país, aunque no hay coincidencia entre los partidos en cuáles son esos intereses del país, si bien resulta visible que los "intereses del país" son más favorables para unos que para otros...
Y fíjate, yo pienso que la ideología es la idea que se tiene sobre cuáles han de ser los intereses del país, pero hay muchas formas de pensarlos, de exponerlos y de "luchar" por ellos...
Mi padre estuvo en la guerra y no le gustaba nada hablar de ella; me contó algunas cosas y por ahí tengo un cuadernillo escrito de su puño y letra que iba escribiendo estando en el frente, algunas veces estando en trincheras... Le hirieron y la metralla del brazo la tuvo dentro de su cuerpo toda la vida, pero creo que le pesaban más algunas escenas que nunca quisiera haber visto... Hay muchas versiones sobre la financiación, la intendencia, los apoyos extranjeros (decisorios a mi modo de ver, corrígeme si estoy equivocado, por favor)... Y también el alistamiento obligatorio en el bando sublevado (en muchos casos no era el suyo) so pena de...
Me temo que el relato sobre el pasado, sea de Cataluña o del resto de España, está muy manipulado, a veces en las fuentes ya, a veces por las lagunas documentales que se encuentran los investigadores historiográficos, a veces por intereses ideologizados del presente y a futuro... Tal vez muchos de quienes nos aproximamos a la historia desde una posición lega en la materia, creamos la versión de un@s u otr@s en función de nuestra ideología, no me eximo de tal probabilidad, la historia que me contaron a mí de pequeño y de joven no tiene nada que ver con la historia que he ido descubriendo sobre los mismos hechos, por ello, de entrada, la duda es mi compañera de viaje por los anales de la historia, porque pienso, que es mejor convivir con la duda que con certezas falsas...
Tu artículo, y por ende tú, me habéis hecho pensar... y dudar...
Muchas gracias por tu generosa aportación cualificada de temas históricos en este medio... al que cuando ando por aquí (me ausento bastante últimamente del blog) entro a leer y, dado mi marcado carácter pesimista, no siempre comento... Hoy mi ignorancia se sintió atrevida, aunque con el mismo carácter pesimista, y me he puesto a decir cosas que no sé si son acertadas, pero es mi opinión...
Abrazo
Diferencio ideas de ideología. La ideología es un programa cerrado que resuelve todo, se aplica a todo (si es necesario se mete con calzador. Tener ideas es algo propio del ser humano, pero estas se ponen a prueba, se cambian con el cambio del sistema y son abiertas.
ResponderEliminarComo bien dices, la Guerra Civil es un periodo muy estudiado con diversas interpretaciones. La verdad única no existe.
No todo el mundo luchaba por la democracia republicana, el Movimiento Libertario luchaba por una transformación social profunda y así lo han reconocido siempre sus continuadores actuales.
Tus comentarios son muy interesantes, estamos en un espacio no académico, por tanto, todo el mundo puede opinar, aquí no hay sabios e ignorantes. Gracias de verdad por tus reflexiones.
Un abrazo.
En relación a lo que me dices en el segundo párrafo, te dejo un enlace ( a lo mejor ya lo has leído): https://elasombrario.publico.es/carlos-taibo-anarquista-libertario-hoy/
ResponderEliminarYa me dirás qué te parece lo que dice...
Abrazo.