Una persona culta es aquella (…) que sabe cómo elegir compañía entre los hombres [y mujeres], entre las cosas, entre las ideas, tanto en el presente como en el pasado. H. Arendt

viernes, 3 de septiembre de 2021

Historia de las mujeres: inicio de la «reparación de ausencias»

 


Fue el feminismo (especialmente en la segunda mitad del siglo XX) el que impulsó un proyecto coherente de Historia de las Mujeres, un proyecto que aspiraba a una nueva historia.

En la década de 1960 se avanzó en la Historia de las Mujeres dando lugar a una etapa que designamos hoy como de «reparación de ausencias». Fueron estudios específicos que tenían a la mujer como objeto privilegiado de análisis, es decir, se nombraba a las mujeres. Se sabía que la ausencia de las mujeres en la historia no era empírica sino simbólica; sin embargo estos estudios específicos visibilizaban a las mujeres a costa de subrayar siempre su diferencia con los hombres. Por ello no hacían sino colaborar en mantener la distribución  simbólica de papeles de género.

En la década de 1970 se aspiró a explicar las razones de las presencias y de las ausencias femeninas. Para ello, no solo había que nombrar a las mujeres, era preciso resignificar las categorías con las que éstas habían sido nombradas; explicar, más allá de la pura descripción positivista, que  el binomio sexo-género ha actuado como eje vertebrador de jerarquías entre lo masculino y lo femenino y revisar una vieja historia que dejaba al margen a las mujeres en favor de los hombres.

Desde entonces, la Historia de las Mujeres ha avanzado llenando de contenidos las enormes lagunas dejadas por la investigación académica.

La Historia de las Mujeres que cobró vida desde los años setenta se situó en el centro de las preocupaciones de la renovación historiográfica. Era una historia en construcción que necesitaba replantearse casi todo el oficio, desde las fuentes a los objetos de estudio, desde el método, que no puede ser otro que la crítica y la interrogación de problemas y de épocas cerradas en falso, hasta la necesidad de plantearse otras esferas: la vida privada, la doméstica, la moral, las representaciones, las prácticas.

Por eso la Historia de las Mujeres era una historia nueva que se enraizaba con las nuevas fuentes y métodos de la nueva historia, de la historia crítica, de la historia social y, sobre todo, cultural.

Seis décadas de estudios sobre Historia de las Mujeres nos han puesto de manifiesto la riqueza y complejidad que reviste este campo de estudio, cuyos postulados han de armonizar criterios de marginación y subordinación con poderosos frentes de presencia y de agencia femenina. A esta riqueza y complejidad de planteamientos viene acercándose con éxito la historiografía feminista del cambio de siglo. Un ejemplo son los  Coloquios Internacionales de la Asociación Española de Investigación de Historia de las Mujeres (AEIHM) que llevan diecinueve celebrados si no me equivoco.

Desde 2005, la AEIHM viene organizando un Seminario Internacional Historia y Feminismo, con carácter bienal, destinado a profundizar en los aspectos centrales de la práctica historiográfica desde una perspectiva interdisciplinar en el campo de la Historia de las Mujeres y del Género, a la luz de las relaciones e influencias en la historiografía feminista internacional y la producción historiográfica española. En sus ediciones se pretende generar un foro de reflexión en torno a cuestiones metodológicas y teóricas que ayuden a enriquecer la disciplina de la Historia. El último celebrado fue el VIII Seminario Internacional de la AEIHM cuyo título fue: «Historia Pública: La Historia de las Mujeres ante los nuevos retos de difusión social», celebrado en Madrid en 2019.

Universidad de verano de Jaca, LAS MUJERES, SUJETO ACTIVO EN LA HISTORIA DEL S. XX. ENFOQUES PARA EL AULA. Laura Vicente.

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