2024
«A
mi aire» (1 febrero)
Sigo dándole vueltas a la película Perfect Days.
¿Cómo alcanzar ese estado de serenidad y buen vivir
teniendo solo lo necesario en un sentido tan escueto y sobrio como el
protagonista de la película? Y pondré un ejemplo que me atañe: acaba un libro y
va a la tienda de segunda mano para comprar el siguiente, no acumula (yo sí lo
hago).
¿Cómo prescindir de la conexión vía móvil, correo
electrónico o redes sociales?
Se me ocurren
muchas más preguntas, me gustaría saber las vuestras si las quieres compartir…
«A mi aire» (8 febrero)
Estoy empeñada en contar la historia de otra manera,
desde la existencia, desde el cuidado, desde aquello que ha sido
sistemáticamente ocultado porque «no era importante».
Coincide que la mayoría de las personas que hacen
historia, haciendo mundo son mujeres; pero también pobres, personas que
trabajan precarizadas (entre ellas las prostitutas), personas racializadas,
personas con género y sexualidad no normativizada, etc.).
Esa es la historia que me interesa: la historia
bastarda, la historia no contada, la historia de la vida que hace mundo.
Me gusta leer y hacerlo en papel.
Leer es trascender la realidad cotidiana y entrar en
otra realidad (ficticia o no, eso da igual). El placer, aunque sea con
esfuerzo, por seguir una argumentación, es inigualable.
El cine se acerca, pero te lo da todo demasiado
masticado, por algo se nos denomina «espectadores». Nunca a una lectora se le
denominaría espectadora.
Me gusta el papel porque pauta la lectura, precisa
un lápiz e incluso una libreta. Adoro los lapiceros y las libretas pequeñas.
«A mi aire» (22 febrero)
No me gustan las quedadas con compañeras y
compañeros de trabajo en que no se para de hablar del trabajo.
Si el tema se agota (y es muy difícil que ocurra)
las conversaciones son tan insustanciales que empiezo a mirar con desespero el
reloj, aunque estemos (aún) a mitad de cena.
Entro en un túnel de personalidad duplicada, por
fuera sonrío y hago gestos de asentimiento unido a afirmaciones como: «sí,
claro», «desde luego» y similares. Por dentro me refugio en mi mundo y
desconecto.
Cuando puedo huir, me prometo a mi misma que nunca
más… y suelo cumplir.
«A
mi aire» (29 febrero)
Me gustan siempre las novedades, los cambios y las
mejoras. Tengo cierta tendencia a señalar lo que no me gusta, lo que rechazo y
poco lo que me gusta, sobre todo si es privado, si es de mi vida personal
cercana. Pero por fortuna suceden y me proporcionan grandes alegrías.
Aunque la alegría vaya unida al pesar por la caída
que sufrió mi madre.
Así es la vida: alegría y pesar, nacimiento y vejez,
tolerancia y sufrimiento…
«A mi aire» (7 marzo)
Estos días estoy leyendo y vivenciando la
vinculación de las mujeres con la locura, con la enfermedad mental. Existen
tantas mujeres que fueron encerradas, medicadas, disciplinadas por tener
comportamientos que se salían de los estereotipos de cada época que da terror
pensarlo.
¿Cuántas veces he oído que alguien me decía: «estás
loca, no puedes hacer eso»? ¿Para qué haces eso? Tantos mensajes para cortar
las alas, para desactivar iniciativas, para no correr riesgos, para quedarte
tranquila y reproducir tu papel (cualquiera que este sea en cada momento). Y
cuanta energía en desactivar esos mensajes e intentar desactivarlos, energía perdida
para actuar a mi aire. Ha sido, es y será agotador.
Por eso el 8 de marzo sigue significando algo para
mí.
«A mi aire» (14 marzo)
Hay momentos en que se me pone un brillo de
disensión en la mirada. Quienes me conocen saben que me sobreviene uno de esos
arrebatos pejigueros, belicosos, y que no hay nada que hacer. Hay personas
cercanas que saben capear el temporal, pocas; lo mejor es que se marchen y me
dejen sola… ya se pasara.
«A mi aire» (21 marzo)
Sobre archivos o Congreso
Hay tantas cosas sencillas que han sido consideradas
patologías cuando las hacían (o las hacen en algunos países hoy) las mujeres
que dan ganas de llorar por tantas limitaciones, miedos, encierros, violencia y
exclusión que han sufrido.
Pintar, viajar, caminar por la calle solas, navegar,
volar, leer, escribir, amar libremente, cantar, tener visiones, practicar una
espiritualidad no normativa, etc. y etc.
¿Cómo comprender, deconstruir, borrar de nuestra
genealogía tanto silencio, encierro, violencia y exclusión huyendo de la
victimización inmovilista?
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