Una persona culta es aquella (…) que sabe cómo elegir compañía entre los hombres [y mujeres], entre las cosas, entre las ideas, tanto en el presente como en el pasado. H. Arendt

sábado, 3 de mayo de 2025

TRANSFEMINISMOS



Miriam Solá y Elena Urko (compiladoras) (2018, 4ª ed.): Transfeminismos. Epistemes, fricciones y flujos. Tafalla, Txalaparta.

«Las herramientas del amo nunca desmontarán la casa del amo»

Audre Lorde

 

Este libro ha tenido amplia difusión como lo demuestra sus cuatro ediciones en 2018, sin embargo, no es fácil hacerse cargo de qué se entiende por transfeminismos desde el punto de vista teórico y conceptual. Este inconveniente se debe a que se trata de un libro muy fragmentario que trata de abarcar muchos temas por parte de muchas personas y colectivos que se centran en temas parciales. El lado positivo de este inconveniente es que se centra en la práctica de este tipo de feminismos, es decir, considera la práctica como criterio de verdad; esto es, la verdad (potencia y realidad) se acredita en la práctica misma. Esta perspectiva nos sitúa ante la modestia del conocimiento puesto que este es parcial y efímero[1].

La aparición de lo queer es lo que ha posibilitado el cuestionamiento de la categoría «mujeres», algo fundamental en los feminismos transfeministas. La influencia del pensamiento y el activismo queer ha contribuido a:

·       Cuestionar el binarismo de género y la dicotomía homo/hetero.

·       Evidenciar la violencia de toda forma identitaria.

·       La articulación de discursos minoritarios, prácticas políticas, artísticas y culturales que estaban emergiendo en las comunidades feministas, okupas, lesbianas, anticapitalistas, maricas y transgénero (se ha favorecido la conexión de toda esta serie de formas organizativas).

De hecho, como señala Miriam Solá en la Introducción, transfeminismo se usa porque suena mejor en castellano que el término queer, materializando la necesidad política de hacerse cargo de la multiplicidad del sujeto feminista. Además, es un término que quiere situar al feminismo como un conjunto de prácticas y teorías en movimiento que dan cuenta de una pluralidad de opresiones y situaciones, mostrando la complejidad de los nuevos retos a los que debe enfrentarse y la necesidad de una resistencia conjunta en torno al género y a la sexualidad

Los transfeminismos, en efecto, surgen en el contexto de los debates sobre la forma tradicional de entender el sistema sexo/género y la sexualidad. Se produjo una deconstrucción del género para poner en el centro de los debates feministas la especificidad de la opresión sexual, que afecta directamente a otros individuos o grupos, más allá de las mujeres y que el feminismo tradicionalmente no había incluido en su sujeto de representación. En esta línea, se produjo un cuestionamiento de la norma heterosexual como régimen político-económico y como base de la división sexual del trabajo o de las desigualdades estructurales entre los géneros.

Estos planteamientos me generan algunas dudas, alguna de las cuales se plantean en el propio libro:

·       ¿La relativización de las identidades que se propone puede llevar a un ocultamiento de la asimetría entre hombres y mujeres? Es decir, ¿la crítica al binarismo puede implicar la invisibilidad de las desigualdades de género estructurales?

·       ¿La pluralidad de opresiones y la multiplicidad del sujeto feminista no puede recaer en la construcción de un universal (sujeto y opresión) reunido en la lucha feminista? Me parece que, pese a que se habla de pluralidad de opresiones, se da mucha relevancia a la opresión sexual.

·       ¿Los transfeminismos practican el hecho de que ninguna identidad por separado (color, clase, género, diferencia sexual) puede constituir por separado la identidad ni ser la base de una política de transformación radical? ¿Se entienden realmente las identidades como formas fragmentadas? La lectura de los diversos capítulos me genera dudas.

Las dudas siempre son interesantes puesto que abren posibilidades de otras prácticas y de reflexiones sobre diferentes temas, formas organizativas, orientación de las luchas, etc.

Laura Vicente 

 



[1] Aunque no coincido en algunos de sus postulados, este libro que acabo de leer me ha parecido que clarifica algunas cuestiones tratadas en este que reseñamos: Juan Manuel Aragües Estragués (2024): La escritura de los dioses. Política para una (im)posible gramática de lo real. Zaragoza, Prensas de la Universidad de Zaragoza

 

 

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