Una persona culta es aquella (…) que sabe cómo elegir compañía entre los hombres [y mujeres], entre las cosas, entre las ideas, tanto en el presente como en el pasado. H. Arendt

jueves, 13 de septiembre de 2018

Entre amigas. Correspondencia entre Hannah Arendt y Mary McCarthy (1949-1975).



Compré este libro porque he leído a las dos amigas, más a Arendt que a McCarthy pero también de esta última leí hace tiempo El grupo, una novela que tuvo mucho éxito cuando fue publicada en 1963. McCarthy es considerada como una gran novelista y ensayista, de origen judío (una abuela suya lo era), se movió en los círculos de la izquierda norteamericana mientras vivió en Nueva York. Fue muy pronto crítica con el estalinismo y colaboró con varias revistas entre las que destaca la Partisan Review, de la que se alejó tras la II Guerra Mundial por las posiciones conservadoras que adoptó la revista.
Entre la década de los cuarenta y los cincuenta fue muy crítica con el reaccionario senador McCarthy y su “caza de brujas”. Su posición ideológica la llevó a participar en las campañas contra la guerra de Vietnam y contra los escándalos del Presidente Nixon de la década de los setenta.
Arendt es de sobra conocida como una de las pensadoras más influyentes del siglo XX. Nacida en Alemania tuvo que huir de este país por su origen judío. Le fue retirada la nacionalidad alemana en 1937 y fue apátrida hasta que consiguió la nacionalidad estadounidense en 1951, diez años después de llegar a Estados Unidos.
No le gustaba ser considerada filósofa y afirmaba que sus estudios eran de “teoría política”. Compartía una mentalidad de izquierdas con su segundo marido, el poeta y filósofo comunista Heinrich Blücher que, muy pronto, fue crítico con el estalinismo. Por su condición de mujer judía y de izquierdas se involucró también en temas de actualidad destacando su famoso, y muy criticado por algunos sectores, Eichmann en Jerusalén, publicado en Estados Unidos en 1963.


Ambas se conocieron en 1949 y su correspondencia empezó inmediatamente hasta la muerte de Arendt en 1975, veintiséis años que en este libro aparecen agrupados en seis partes. Cuando murió Arendt, McCarthy fue su ejecutora literaria hasta su propia muerte en 1989. Este libro fue publicado en Estados Unidos en 1996.
En esta correspondencia encontramos mucho cariño y ternura entre ambas mujeres que en sus cartas escriben sobre diversos temas: vida cotidiana sin descartar su intimidad (parejas, amistades, servicio…), actualidad (especialmente temas políticos), los manuscritos de sus libros que eran valorados y corregidos por la otra amiga, libros de otros autores/as, viajes, arte, etc.
El rigor intelectual que aparece en estas cartas es lógico dada la talla de su pensamiento, sin embargo sorprende más adentrarse en las “pequeñas cosas” de la cotidianeidad como son las dolencias físicas, las tareas domésticas, la vivienda, etc. (más prolija en este sentido McCarthy que Arendt). La planificación de viajes por separado o conjuntamente es otro aspecto interesante, McCarthy era una experta en arte y la planificación del viaje que hicieron a Sicilia (p. 427-434) en 1971 es como para anotarlo como guía para visitar esta isla italiana.
Son ilustrativas sus charlas sobre el mundo masculino: sus parejas (en el caso de McCarthy se casó cuatro veces, dos Arendt), sus amigos, sus hijos (en el caso de McCarthy uno y varios de su último marido), sus críticos, etc. Ambas construyeron una hermandad llena de complicidad que se convertía en defensa de la amiga ante la crítica de sus obras que en algunos casos fueron duras. Especial importancia tienen en su correspondencia los ataques que recibió Arendt por su Eichmann en Jerusalén, respondidos, ante la negativa de su amiga a hacerlo, por McCarthy. Curiosamente coincidió en el tiempo con las críticas que recibió McCarthy por su novela El grupo.
Arendt se negó a responder directamente porque consideró que la crítica a Eichmann en Jerusalén formaba parte de una campaña política; no es crítica y realmente no tiene nada que ver con mi libro. (…) Yo escribí un informe y no hago política, ni judía ni ninguna otra (239). Luego, Arendt escribió un ensayo, muy interesante, sobre Verdad y política, que implícitamente será una respuesta (245).
Ambas amigas compartían sus manuscritos para saber la opinión de la otra que ambas valoraban mucho puesto que no era un intercambio de cortesía sino que las dos hacían una lectura minuciosa con alabanzas pero también críticas. McCarthy, además fue una excelente correctora en el uso del inglés de Arendt.
Hay multitud de comentarios, en ocasiones con enorme sentido del humor, de libros y de autores/as que nos permiten conocer sus gustos y sus manías respecto a numerosos personajes del momento como Sartre, Beauvoir, Bellow, Grass, Sontag, Sarraute y otros muchos/as.
Esta correspondencia es un diálogo entre dos mujeres unidas por una gran afinidad electiva, preocupadas por su tiempo (macartismo, Vietnam, Nixon, Mayo del 68, etc.) centradas en su obra, grandes lectoras y escritoras, interesadas por la política, poco feministas aunque su empoderamiento personal es un ejemplo feminista de la nueva mujer.
Dice McCarthy:
El hombre, al parecer, no tiene el menor sentido de la historia; cree que los males que ve a su alrededor son todos nuevos (400).
Una gratificante y rica lectura.

2 comentarios:

  1. Leí este magnífico libro hace años, lo disfruté!!! No sé si son mucho o poco feministas, pero dieron buena cuenta de los hombres que había a su alrededor, no todos trigo limpio.

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    1. Se puede ser de muchas maneras feministas, así que estoy contigo que lo importante es su práctica.

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