Una persona culta es aquella (…) que sabe cómo elegir compañía entre los hombres [y mujeres], entre las cosas, entre las ideas, tanto en el presente como en el pasado. H. Arendt

sábado, 23 de diciembre de 2017

DESESPERACIÓN

No la mía, en esta ocasión. Hoy quiero presentaros un libro muy peculiar, se 
trata del Diario de un desesperado del alemán Friedrich Reck.


¿Qué tiene de singular esta obra? Reck era un conservador cultural que cuestionaba la democracia al rechazar el hombre masa y defender la tierra y las tradiciones por encima de la técnica y el propio capitalismo industrializador. Estamos ante un hombre conservador que no aceptaba los cambios, especialmente los económicos, por considerar que pervertían lo más positivo de Alemania. Parece inverosímil que un hombre como Reck pudiera desesperarse hasta el límite ante las realizaciones del nacionalsocialismo. Es difícil encontrar a alguien que tuviera tan poca piedad al despojar al III Reich de sus mentiras y manipulaciones.

Desde mayo de 1936 hasta octubre de 1944, Reck escribió un diario en el que repasó las realizaciones del nazismo, su entorno, amistades, políticos, gentes de la alta sociedad, etc. Su posición contraria al nacionalismo se manifiesta en múltiples reflexiones y afirmaciones como esta:

Nacionalismo: es un estado de ánimo en el que no se ama tanto el propio país como se arde en deseos, en sueños y despierto, de mancharse  los pantalones a base de odio hacia el país ajeno (174).

Realizaciones y personas son implacablemente observadas y cuestionadas con una mirada mordaz y sin concesiones que construyen un testimonio, desde una mentalidad conservadora, único.

Reck odiaba a Hitler y al nazismo de manera total, vivir en medio de un país nacionalsocialista le condujo a la desesperación, situación que se aprecia en cualquier página de su diario:

¿Comprenderéis lo que significa vivir con odio en el corazón durante tantos años, acostarse con odio, soñar con odio por las noches y despertar con odio por la mañana… todo esto durante años de inseguridad jurídica, sin el menor compromiso, sin un solo Heil Hitler, sin asistir ni a una de las concentraciones obligatorias, y llevando el estigma de la ilegalidad en la frente? (52-53).

La desesperación y el odio al nacionalsocialismo le debió granjear, al fin, la desconfianza de numerosas personas a su alrededor y posiblemente la denuncia de alguien que acabó con Reck detenido e ingresado en 1945 en el campo de concentración de Dachau donde murió.

Este Diario de un desesperado fue editado numerosas veces en Alemania desde 1947. Un libro que merece la pena leer; pareciendo de otro tiempo, forma parte del nuestro.

6 comentarios:

  1. El odio alimenta el odio incluso de los que lo rechazan. Es como un virus que se extiende desde un punto de salida pero que irradia a todos sin esas discriminaciones los que solo hablan del odio desde una determinada perspectiva.
    El malestar se extiende y nada bueno sale de ahí.
    Nosotros somos descendientes de un odio incubado hace muchos años pero que se desarrollo tras la guerra civil y 80 años después aún no podemos sacárnoslo de encima.

    Un abrazo

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    1. Muy acertada tu aportación. El odio impide todo, rompe toda posibilidad de conciliación. Lo malo es que nuevos odios se generan y estos son más inmediatos y cercanos.

      Un abrazo.

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  2. Ufff...
    Como dice 'Doctor Krapp': "El odio alimenta el odio incluso de los que lo rechazan. Es como un virus..."

    Besos!!

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  3. En esta vida todo parece estar determinado por las ideas de posición y posesión de cada individuo e individua... nacemos en el determinismo y vivimos en el determinismo, algunos y algunas logran descifrar las claves y positivizarlo y otros y otras no cronificando lo peor del mismo...

    Época, familia, compañías, medios, intereses... inter, extra... la idiosincrasia de cada cual se conforma de forma dependiente... supongo que será interesante (más siendo un diario) ver la perspectiva que Friedrich le dio a lo que vio y vivió y cuáles fueron sus conclusiones finales sobre ello...

    Abrazo

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    1. No creo en el determinismo pese a mi escepticismo hacia las posibilidades de un cambio social. El libro tiene su interés, sí.

      Abrazos.

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Tus comentarios siempre aportarán otra visión y, por ello, me interesan.