Una persona culta es aquella (…) que sabe cómo elegir compañía entre los hombres [y mujeres], entre las cosas, entre las ideas, tanto en el presente como en el pasado. H. Arendt

martes, 3 de octubre de 2017

DEMOCRACIA, LIBERTAD, VOTO Y SÍMBOLOS DE LEALTAD



Es posible que algún día te ofrezcan la oportunidad de exhibir símbolos de lealtad. Asegúrate de que esos símbolos incluyen a tus conciudadanos en vez de excluirlos. Cuando todo el mundo obedece, la esfera pública se cubre de símbolos de lealtad, y la resistencia se convierte en algo impensable.

Timothy Snyder


El independentismo catalán lleva años (los cinco últimos intensamente) construyendo su discurso con una mezcla de zafiedad en su contenido e inteligencia fina a la hora de manejar la propaganda para fanatizar a sus seguidores/as. La mezcla de zafiedad e inteligencia ha logrado levantar un andamiaje de control estricto de la calle en el que banderas y pancartas con mensajes breves y repetitivos constituyen parte del propio discurso o incluso su cuerpo. El discurso está incrustado y escenificado en ese marco, es una obra de arte total dirigida tanto al oído como a la vista. La escenificación, a la que invitaron a las fuerzas de orden público (salvando a la suya fuertemente desprestigiada y en proceso de dignificación nacional) el 1 de octubre, logra victimizar a la población que es golpeada por la violencia de la nación enemiga. Todo ello con apariencia de espontaneidad mientras se difunden tópicos groseros que calan ofuscando la inteligencia. Cuanto menos dirigido al intelecto, el discurso será tanto más popular. Cruzará la frontera hacia la demagogia cuando pase a narcotizar a los seguidores de manera deliberada[1]. La lógica del patriotismo es muy peligrosa llevada a sus últimas consecuencias.

En el esfuerzo de Cataluña por constituirse como pueblo y como Estado se están convocando fantasmas de los que luego resultará difícil desprenderse. La cultura entendida como marca de pertenencia y de exclusión respecto a una comunidad alimenta mitos que resultan consoladores para un sector de la población (clase media y media-alta) que se siente agraviado por la crisis y por compartir recursos con territorios pobres del resto de España. La fusión mítica entre el pueblo (da igual que la mayoría del pueblo esté ausente de las filas nacionalistas) y la tierra a la que dicha colectividad cree pertenecer funciona como motor incuestionable (y si “el otro” lo cuestiona se le excluye, se le acusa de “facha”, de traidor, de renegado, se le señala como como españolista, como indigno de ser catalán…).

El nacionalismo catalán (de la derecha del PDeCAT al anticapitalismo de la CUP que sus propios votantes no se creen) se toma a sí mismo tan en serio que cualquier acto, cualquier declaración, cualquier voto, es de importancia histórica (en Cataluña estamos saturadas/os de momentos históricos hasta la náusea). Y en esta escenificación vuelven las palabras “grandes”: democracia, libertad, voto, etc. Palabras gastadas por la hipocresía de sistemas políticos que han recorrido un largo camino desde el primer liberalismo revolucionario (pero burgués) a la democracia (de la oligarquía transnacional). La democracia con su igualdad ante la ley formal, sus derechos y libertades vigilados y controlados cibernéticamente y el derecho del ser humano sobre su propia persona (autonomía y libertad ficticia), naufraga en medio de realidades de la economía capitalista que hacen preciso la existencia del Estado y una forma de servidumbre peor que la esclavitud (la necesidad)[2].

La democracia resulta inaceptable para el anarquismo, primero porque en ella se da el monopolio de poder centralizado en el Estado y segundo porque se limita al ámbito político y no se inmiscuye en el terreno de la economía. El control de la vida productiva de la persona es clave para cualquier transformación y de eso nada dice la convocatoria de CGT en Cataluña, de la mano de las nacionalistas CUPs, que convoca una huelga general el día 3 de octubre en un claro intento de reforzar a Junts pel sí en su pulso contra el Gobierno de Rajoy. Una huelga que otras fuerzas pretenden nacional, sin objetivos sociales, patrocinada por la ANC, Ómnium, y parte de la patronal catalana (también han convidado a CCOO y UGT), todo ello con la bendición de la Generalitat por boca de su vicepresidente.

La auténtica democracia es un sistema en el cual las personas corrientes disponen de medios efectivos para participar en las decisiones que afectan a su vida y comprometen a sus comunidades. Esto implica que no sea parcial y llegue a toda la vida social y económica mediante un verdadero  control de la producción y la inversión y mediante la supresión de las estructuras de jerarquía y dominio existentes en el sistema estatal, en la economía privada y en gran parte de la vida social. Evidentemente nada que ver con el famoso lema del “Derecho a decidir”, frase incompleta que nunca aclara sobre qué se ha de decidir, dejando sobreentendido que ese derecho se refiere exclusivamente a decidir sobre la independencia de Cataluña. Se trata de un lema acertado que se ha popularizado a costa de repetirlo machaconamente y de generar expectativas de cambio positivas que nunca se han concretado más allá de las mejores intenciones abstractas.

La ambigüedad con la que se vende la futura república catalana no variará la democracia capitalista de Estado en la que aunque el pueblo es soberano, el poder efectivo reside en gran parte en manos privadas, lo cual tiene efectos de gran alcance en todo el orden social. Mientras tanto el sistema de adoctrinamiento de la Generalitat busca mantener a sus seguidores/as en un estado de estupidez e ignorancia distraídos/as con simplificaciones groseras y de gran fuerza emocional. La multitud es el blanco de los medios de comunicación y de un sistema de educación pública encaminado a generar obediencia y formación en las destrezas requeridas, incluida la de repetir lemas patrióticos en ocasiones oportunas.


[1] Recomiendo encarecidamente la lectura del libro de Victor Klemperer, LTI. La lengua del Tercer Reich. Apuntes de un filólogo.
[2] El siempre lúcido Noam Chomsky en su libro de artículos y conferencias diversas titulado Sobre el anarquismo.

10 comentarios:

  1. Una reflexión muy acertada, Laura. Sigue siendo sorprendente explicar cómo cala estrategia tan simple. Ya lago se reflexionó en su día en la Psicología de masas del fascismo y en El miedo a la libertad. Por otra parte, me sorprende mucho ese favor que la CGT está haciendo al independentismo con la convocatoria de una huelga general, aunque supongo que se debe a la presencia de personas de la CUP en cargos de responsabilidad dentro del sindicato

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    1. La CGT hace tiempo que tiene una deriva nacionalista en Cataluña y es relativamente sorprendente, eso sí, es bastante desolador y triste.
      La idiosincrasia del nacionalismo es el mensaje simple incidiendo en las emociones, tras el nacionalismo catalán hay un equipo de expertos que con toda la potencia que les da el control del Estado aquí han diseñado algo que algunas personas llevamos tiempo denunciando sin que se nos haga mucho caso (me recuerda a Joseph Roth y sus artículos en vísperas de 1939 cuando se fue de Alemania).

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  2. ¡¡Uff!!, el dicho dice "estás conmigo o contra mí" aunque no hacia falta leer esta entrada, ya conozco tu posición respecto a lo que ocurre en Cataluña y su posible intento de independencia, entiendo que no lo tendrás fácil entre compañeros, vecinos y amistades.

    Veremos en que queda toda esta sinrazón, aunque me temo que, visto lo visto hasta ahora, solo veo negritud.

    Un abrazo.

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    1. El coste emocional de quienes nos resistimos al nacionalismo español y catalán es muy elevado porque cada día nos tenemos que significar para decir NO.

      Yo también lo veo mal para quienes aun nos consideramos de izquierdas, el nacionalismo ha monopolizado la vida política y hoy no hay otro tema encima de la mesa, malas noticias para la izquierda ¿pero existe?

      Un abrazo.

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  3. Supongo que uno se queda perpeplejo al comprobar cómo centeneras de personas, a voz en grito, que a buen seguro jamás habían sido independentistas, se empeñan ahora en ser más nacionalistas que Companys; y causará estupor constatar que muchísimos independentistas, con escasos o nulos conocimientos de historia, abanderen el discurso nacionalista con más determinación que los propios líderes. Ser más papista que el Papa, suele decirse.

    Claro que los gobiernos que han desfilado por la Moncloa… hay que dejarlos también aparte, especialmente dañino éste de Rajoy, instalado en la misma radicalidad.

    Es tentador hacer lo que Karl Kraus y W. Franklin decidieron ante las proposiciones de colaboracionismo con el ejercito austro-húngaro… El silencio, como respuesta firme ante la manipulación del lenguaje.

    Es penoso todo esto.

    Un fuerte abrazo, querida Laura, siempre es agradable saber de ti.

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    1. Laura, ya lo dice la canción..."pena, penita, pena"...y rabia, mucha rabia, que no rencor!

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    2. Paco, el silencio provoca una gran frustración, por no decir desolación, a mi me tiene en un estado de tristeza y decepción enorme. Comprobar como en cinco años se ha desarrollado un nacionalismo visceral, emocional e identitario es arrasador para quienes pensamos de forma racional y tratamos de controlar esa y muchas otras emociones que tan caro en vidas humanas y en humillaciones descontroladas nos ha costado a Europa en las dos guerras del siglo XX (tres si contamos la de los Balcanes).

      La derecha, la de Rajoy y la de Puigdemon, nos están llevando al abismo, pero ahora ya no es posible situar el debate fuera del nacionalismo. Realmente desolador.

      Otro abrazo.

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    3. Pena, rabia, dolor... seguimos en el terreno de las emociones desbordadas, mal asunto Cuarti.

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  4. Comparto tu mirada y tu sentir, Laura. Apuntas bien que la independencia -o no- de Catalunya no incluye el necesario debate sobre en qué manos sigue quedando la economía, fuente del poder real. Así, es fácil enarbolar banderas independentistas apelando al sentimiento `patriótico´, que no deja de ser chauvinista.
    Además, el `conmigo o contra mi´ resulta una simplificación burda de la realidad de miles de personas que se sitúan entre ambos extremos, v.g. los que viven -y trabajan- en Catalunya pero no son catalanes, a quienes condenan a tener que tomar partido por algo con lo que, en definitiva, pueden no comulgar.
    Y lo único que logra este desafío entre Rajoy y el poder local es aumentar la escalada de violencia que justifique el enfrentamiento.
    Una pena absoluta.
    Un gran abrazo.

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    1. Conforme el nacionalismo ha ido invadiendo todo, la posibilidad de salirse del juego de las emociones patrióticas resulta cada vez más difícil y con un coste emocional mayor (de eso va la entrada de mañana).

      Las posiciones de enfrentamiento se han radicalizado tanto que la "economía" ha entrado de golpe en el "debate" con la decisión de las empresas más importantes de Cataluña (y centenares de empresas más pequeñas) de cambiar el domicilio social (y a veces fiscal) y trasladarlo a otras comunidades.

      Sufriremos los de siempre, los de abajo... veremos.

      Un gran abrazo.

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