sábado, 13 de mayo de 2017

TOMÁS IBÁÑEZ, Anarquismos a contratiempo.

Presentación en Barcelona, 6 de mayo.


La presentación del libro se produjo en una mañana soleada en el Ágora Juan Andrés Benítez, al aire libre bajo unas carpas que nos protegieron del sol. Mientras transcurrió la presentación del libro otras personas pululaban por el ágora plantando plantas, tomando una cerveza o charlando. Las niñas/os correteaban con juguetes que había en una zona del espacio okupado y varias personas preparaban una fideua en un lateral. El acto lo inició Miguel de la editorial Virus y tras él Tomás Ibañez realizó su intervención sobre aquellos aspectos del libro que consideró más relevantes. Le siguió Iru Moner que planteó su lectura desde la militancia en l’Heura Negra, asamblea libertaria de Vallcarca. La última intervención fue la mía cuyo contenido es el que sigue:


Tomás Ibáñez, para acercarse a su personalidad y a su militancia lo mejor es la lectura de la “Conversación biográfica” por Freddy Gómez, en el capítulo “Momentos de un itinerario”.
Conocí a Tomás a través de su libro, ¿Por qué @ [a circulada]? Fragmentos dispersos para un anarquismo sin dogmas, cuando redactaba mi libro, Historia del anarquismo en España, en 2013. Me puse en contacto con él para preguntarle algunas cuestiones y enseguida me contestó con la amabilidad y generosidad que le caracterizan. Luego me ayudó a presentar mi libro en Vilanova i la Geltrú y casi al mismo tiempo compartí redacción con él en la revista Libre Pensamiento hasta hoy mismo.
Desde entonces he aprendido mucho de él, de su atención cuando escucha a las demás personas, de su clara inteligencia a la hora de percibir la actualidad, de su claridad de ideas, de su carácter indomable y rebelde.
Como muy bien dice él mismo: en el movimiento anarquista no se “está” sino que se “vive” y él vive ahí intensamente desde (casi) siempre.
El espacio elegido para esta presentación no puede ser más adecuado, esta Ágora Juan Andrés Benítez es un espacio liberado por los vecinos y vecinas del Rabal en memoria de Juan Andrés Benítez asesinado por la policía el 5 octubre 2013. Este solar reconvertido en plaza pública, en ágora antiautoritaria y antirepresiva es el espacio  más adecuado para presentar este libro.
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Algunas  reflexiones que me ha producido la lectura del libro de Tomás Ibáñez[1]:
La pertinencia del título, Anarquismos en plural, no hay uno sino muchos anarquismos,  porque la anarquía es un fenómeno que se construye por prácticas contingentes y cambiantes, no puede seguir siendo ella misma si no varía (13), no hay pureza original que haya que guardar como si de un templo sagrado se tratara. A contratiempo, Tomás incide en la importancia de pensar y actuar a contratiempo, pero sin dejar por ello de pertenecer a nuestro tiempo. O lo que es lo mismo, sintonizar con el presente y, a la vez, contradecirlo de manera radical (206), aunque eso coseche mala reputación y cotizar a la baja en la respetabilidad mediática (211).
Este libro está en su tiempo, en el siglo XXI, ya que es el resultado de diversos textos escritos entre 2006 y 2016, en varias revistas, especialmente Réfractions y Libre Pensamiento.
Se han agrupado en cinco bloques temáticos: Sobre anarquismo y revolución, Sobre anarcosindicalismo, En torno al poder, el Estado y la libertad, El contexto actual y Momentos de un itinerario[2].
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Algunos aspectos interesantes:
1- La relación entre el poder y la libertad es el centro de la cuestión política en el anarquismo (183). La cuestión del poder es lo que hace la especificidad del anarquismo (224). La libertad no la podemos concebir como una sustancia, como una cosa que podría tenerse en cantidad más o menos grande, o como un estado en el que uno puede encontrarse, sino que la libertad es algo que, como el poder, solo existe en y a través de su ejercicio, es decir, siempre y solamente las prácticas de libertad.
2- El desconcierto por la desaparición de nuestros antiguos referentes, cuesta trabajo situarnos en el nuevo panorama y el capitalismo sigue en pie, la explotación permanece…, pero la buena noticia es que el poder no puede ejercerse sin engendrar resistencias (228-229).



3- La dominación se ha diversificado más que antaño y ha proliferado por fuera del ámbito del trabajo productivo (resta fuerza al movimiento obrero), no se trata solo de extraer plusvalía de la fuerza de trabajo sino de todas las actividades que las personas llevan a cabo fuera de su empleo y que genera beneficios al capitalismo: sus ahorros, su ocio, la salud, su vivienda, la educación, los cuidados, etc. Se produce en la actualidad una mercantilización y control de la vida cotidiana  para hacer ver las cosas de una determinada manera y conseguir que se acepten sin necesidad de coerción (230).
4- Debemos ser resueltamente nacionalicidas, luchar contra la función política que cumple el concepto de “nación” y denunciar los enormes recursos de todo tipo que se invierten en la construcción simbólica y en el mantenimiento de la realidad nacional, tanto si se trata de naciones con Estado como sin Estado, porque en cuanto partícipes de las ideas libertarias no es que queramos una nación sin Estado, es que no queremos ni un Estado ni una nación (262).
5- Un punto débil: las pocas referencias, aunque las hay, al Feminismo. Sin embargo Tomás Ibáñez nos da instrumentos suficientes como para enriquecer el feminismo(s) desde la perspectiva anarquista. Mencionaré solo tres entre los posibles:
* Recomponer un imaginario subversivo y producir una subjetividad política radicalmente refractaria a la sociedad en la que vivimos, destacando la libertad y la autonomía, son aspectos relevantes de los diversos feminismos y, en concreto, del anarquista (223). La defensa de la libertad y la autonomía constituyó el legado de Mujeres Libres que llega hasta hoy y que se fundamenta en el desarrollo de la independencia psicológica y de la autoestima, solo factible poniendo en valor, además de la lucha social, la lucha individual, la llamada “emancipación interna” (Emma Goldman y Teresa Claramunt).
* Impulsar modos de lucha que diluyan identidades, que ayuden a politizar la existencia y que alumbren nuevas subjetividades radicalmente insumisas, son propuestas actuales en las que navegan los feminismos de la tercera ola desde los años 90.
* La insistencia en que el poder, en cuanto que elemento de tipo relacional, es constitutivo de lo social y que se genera constantemente en el seno de las propias relaciones sociales es una aportación importante a los feminismos, especialmente el anarquista, al igual que la necesidad de identificar las formas más perniciosas de la dominación (335); algo que nos interesa a todas las personas, especialmente a las mujeres. Los efectos de la dominación moldean la vida cotidiana, pautan los estilos de vida, constituyen la forma de ser, sentir, desear, pensar y relacionarse entre sí de las personas, entre los géneros, y  configuran sus imaginarios. Deconstruir esos dispositivos de dominación es muy complejo y ahí el feminismo anarquista tiene mucho que aportar.
Y para terminar:
Una afirmación recogida en su “Conversación biográfica”:
Se debe “(…) desclavar el anarquismo de su pasado, lo que no significa renegar de él u olvidarlo. Más bien consiste en agitarlo para que asuma todos los riesgos de una auténtica inmersión en el siglo”.




[1] Mantengo los números de las páginas entre paréntesis de donde he sacado las referencias que señalo
[2] En rojo las palabras que destaco y que se repiten muchas veces en el libro de Tomás Ibáñez.

3 comentarios:


  1. Interesante.
    El lugar de la presentación del libro, un espacio que se nota vivo y por lo mismo, hermoso.

    Besos!!

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    1. PD: 'Agora'... preciosa palabra.

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    2. Síii, un espacio lleno de vida que fue escenario de una muerte violenta. Y también coincido contigo en que "Ágora" es un buen nombre para este espacio.

      Besos!!

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