Una persona culta es aquella (…) que sabe cómo elegir compañía entre los hombres [y mujeres], entre las cosas, entre las ideas, tanto en el presente como en el pasado. H. Arendt

viernes, 13 de diciembre de 2024

EL PASADO TIENE EFECTOS EN EL PRESENTE.


El domingo más cercano al 20 de Noviembre, fecha de la muerte de Buenaventura Durruti, nos reunimos frente a su tumba y la de Ferrer y Ascaso, personas a las que nos "afecta" todavía lo que sucedió a partir del 19 de julio de 1936, aceptando a Durruti como referente de una revolución libertaria que la memoria oficial trata de borrar tras la caída del franquismo.
Reproduzco mi breve intervención en el acto celebrado el 17 de noviembre de 2024. 

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Agradezco a Antonina Rodrigo (que no pudo asistir) que me invite a tomar la palabra en este acto y que piense que puedo decir algo de interés.

Siempre lo intento, otra cosa es que lo logre.

Lo que si voy a intentar es ser breve.

He titulado mi intervención de la siguiente manera: El pasado tiene efectos sobre el presente. Por eso siendo historiadora estoy hoy aquí (17 de noviembre de 2024) ante la tumba de tres hombres del pasado: Ferrer, Ascaso y Durruti. Y es que siendo del pasado me afectan hoy, en el presente.

La historia acostumbra a resaltar el pasado victorioso que vive en el presente gracias a que lo celebran y recuerdan institucionalmente y gracias a que su triunfo es una de las piedras angulares sobre las que está construido el presente.

Sin embargo, estamos aquí año tras año, convocados por Antonina, para recordar a los perdedores que, al perder, han quedado fuera del desarrollo histórico.

Decidme loca o pirada, pero me obstino en descubrir vida en los muertos.

Los proyectos revolucionarios frustrados de quienes quedaron aplastados por la historia, como los de Ferrer, Ascaso, Durruti y miles y miles de hombres y mujeres a lo largo de la historia con minúscula, están vivos en su fracaso como POSIBILIDAD.

Nos demuestran que el pasado pudo ser de otra manera y que lo que hoy existe no es una fatalidad que no pueda cambiarse. Y si el presente tiene una posibilidad latente, que viene de un pasado que no pudo ser, entonces podemos imaginar un futuro que no sea proyección del presente de los que ganaron sino del presente posible (que no son solo los franquistas sino también quienes les sucedieron tras la llamada «transición democrática»).

Si muere el recuerdo de esta y otras experiencias revolucionarias fracasadas, vencidas, morirán sus efectos sobre el presente y sobre el futuro. Nos encontraremos perdidos para afrontar el neoliberalismo y el nuevo totalitarismo.

Me pregunto y os pregunto:


·       ¿Es posible, si quiera pensar o soñar, en la revolución en el siglo XXI?

·       ¿Podemos oponer resistencia al neoliberalismo y al nuevo totalitarismo?

Creo poder hablar en nombre de quienes estamos aquí: si no pensáramos que es posible seguramente no estaríamos aquí.

Laura Vicente

 

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