Agradezco
a Antonina Rodrigo (que no pudo asistir) que me invite a tomar la palabra en este acto y que piense
que puedo decir algo de interés.
Siempre
lo intento, otra cosa es que lo logre.
Lo que si
voy a intentar es ser breve.
He
titulado mi intervención de la siguiente manera: El pasado tiene efectos
sobre el presente. Por eso siendo historiadora estoy hoy aquí (17 de
noviembre de 2024) ante la tumba de tres hombres del pasado: Ferrer, Ascaso y
Durruti. Y es que siendo del pasado me afectan hoy, en el presente.
La historia
acostumbra a resaltar el pasado victorioso que vive en el presente gracias a
que lo celebran y recuerdan institucionalmente y gracias a que su triunfo es
una de las piedras angulares sobre las que está construido el presente.
Sin
embargo, estamos aquí año tras año, convocados por Antonina, para recordar a
los perdedores que, al perder, han quedado fuera del desarrollo histórico.
Decidme
loca o pirada, pero me obstino en descubrir vida en los muertos.
Los
proyectos revolucionarios frustrados de quienes quedaron aplastados por la
historia, como los de Ferrer, Ascaso, Durruti y miles y miles de hombres y
mujeres a lo largo de la historia con minúscula, están vivos en su fracaso como
POSIBILIDAD.
Nos
demuestran que el pasado pudo ser de otra manera y que lo que hoy existe no es
una fatalidad que no pueda cambiarse. Y si el presente tiene una posibilidad
latente, que viene de un pasado que no pudo ser, entonces podemos imaginar un
futuro que no sea proyección del presente de los que ganaron sino del presente
posible (que no son solo los franquistas sino también quienes les sucedieron
tras la llamada «transición democrática»).
Si muere
el recuerdo de esta y otras experiencias revolucionarias fracasadas, vencidas,
morirán sus efectos sobre el presente y sobre el futuro. Nos encontraremos
perdidos para afrontar el neoliberalismo y el nuevo totalitarismo.
Me
pregunto y os pregunto:
· ¿Es
posible, si quiera pensar o soñar, en la revolución en el siglo XXI?
· ¿Podemos oponer resistencia al
neoliberalismo y al nuevo totalitarismo?
Creo poder hablar en nombre de
quienes estamos aquí: si no pensáramos que es posible seguramente no estaríamos
aquí.
Laura Vicente
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