miércoles, 13 de julio de 2022

«A mi aire»


 

«A mi aire» (7 abril)

La idea de felicidad debe ir acompañada de la idea de justicia para que el resultado sea el buen vivir. Hablar de felicidad sin más, rompe poco o nada con el discurso hegemónico.

Amaia Pérez Orozco reflexiona sobre estas cuestiones en sus libros.

«A mi aire» (14 abril)

Hoy se proclamó la II República en España. No participo de la mitificación que algunos sectores de la izquierda hacen de esa etapa de la historia seleccionando las etapas y los aspectos que les interesan y excluyendo otros muchos.

El Estado siempre ha sido una herramienta de la minoría (donde apenas hay mujeres) que gobierna a la mayoría (aunque esa mayoría vote en unas elecciones). No depende de la forma del Estado sino de la base económica, social, de género, de raza, que tenga.

«A mi aire» (21 abril)

¿Hay algo más odioso que una guerra?

Sí, no condenar al causante de la guerra por ideología. A veces, hay imágenes de países que son ideas preconcebidas que nos impiden pensar.

O nos dotamos de otros imaginarios o estamos condenados a justificar al agresor.

«A mi aire» (28 abril)

¿Hay algo más amoroso que la naturaleza en primavera (sobre todo si acaba de llover)?

Pienso en algunas otras cosas pero esta es de las que más me gusta.

 «A mi aire» (5 mayo)

El cuerpo está atrapado en una serie de regímenes que lo modelan; está roto por ritmos de trabajo, de reposo y de ocio; está intoxicado por venenos que proceden de la alimentación, del aire, del agua y de los que «libremente» aceptamos.

Pese a todo, el cuerpo se forja con la resistencia (no creo que sea suficiente la resiliencia). Ya lo dijo Spinoza: «Nadie sabe lo que puede un cuerpo».

«A mi aire» (12 mayo)

El jueves pasado hablaba de resistencia, hoy estoy en Granada y esta tarde presentaré el libro en la Biblioteca de Andalucía. Viajar, leer y hablar de libros (también de los míos) es uno de mis escudos principales para resistir… y, claro, para disfrutar.

«A mi aire» (19 mayo)

Ayer os enseñaba en «historias» el libro de Stefan Zweig sobre Montaigne que me compré en la Feria del Libro de Granada. No hace tanto que me considero admiradora de los «Ensayos» de Montaigne. Hace seis o siete años, intrigada por tantas veces como salía mencionado este autor en otros libros, decidí emprender su lectura en dos periodos de tiempo que correspondían con dos cursos escolares (el libro editado por Acantilado estaba en el centro en el que trabajaba).

Lo leí, me absorbió y me emocionó encontrar a una persona del siglo XVI que vivía y pensaba a su aire. Es de los pocos libros de los que conservo dos ediciones: una la compré yo y es producto de un expurgo del IES Marqués de Santillana de Colmenar Viejo (Madrid) [¿Cómo se puede expurgar a Montaigne de un centro de secundaria?], la otra es la edición de Acantilado, un regalo de quienes bien sabían sobre mis cuitas para sacar prestada esta edición (cara) de otro centro de secundaria.

«A mi aire» (26 mayo)

La ciencia se ha convertido en la nueva religión de la modernidad. Por eso estoy dejando de creer en ella (solo confío críticamente) como en su momento dejé de creer en dios.

4 comentarios:

  1. Dejar de creer en cualquier religión no es difícil, diría que es hasta fácil hacerlo; ahora, dejar de creer en la ciencia nos deja mal como seres humanos pensantes, bien es verdad que en esta modernidad está saliendo gran cantidad de falsos científicos apoyados en creencias religiosas, la cuestión es saber apartar la morralla, entiendo que no siempre es fácil. De todos modos ser libre o "ir a tu aire" es maravilloso.

    Un abrazo.

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    1. Me parece que la clave está en la palabra "creer", la ciencia no ha sido ni es infalible, se mueve por intereses económicos como otras muchas actividades, así que no puedo "creer" en ella, confío en su eficacia pero con una mirada crítica.
      Sí, "ir a mi aire" es maravilloso cuando lo consigo.

      Un abrazo.

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  2. Me gustan mucho sus reflexiones aunque discrepe abiertamente de algunos.
    La República fue y es un horizonte de utopía para muchas generaciones y por eso así como muchos historiadores del siglo XX han desechado la visión positivista abandonando materia de estudio la política de las élites gobernantes en el poder en beneficio de la colectividad, las clases sociales y sus mentalidades, sería interesante precisar lo que fue el espíritu republicano para las masas que lo siguieron, lo justificaron y lo difundieron.
    Me gusta la biografía de Zweig sobre Montaigne, al que sigo leyendo poco a poco, en pequeñas píldoras desde hace años.
    La ciencia cuando es creencia abandona su sentido, debe ser conocimiento en avance y no puede ser usado como arma de combate frente a otras formas de pensar.
    Un abrazo

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    1. Soy plenamente consciente de que ir a mi aire implica algo individual que no puede ser compartido por otras personas.
      La Republica (1931-1936) fue una etapa histórica y tú me hablas de otra cosa, de un horizonte de utopía. Tu manera de ver la República fue cuestionada en su momento por una parte importante de la población, por supuesto las derechas pero también un sector importante de la izquierda, una parte relevante del Movimiento Libertario que se insurreccionó contra esa República y que, por ello, pago con represión su osadía.
      Bastante de acuerdo con lo que señalas de la ciencia.

      Un abrazo.

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