Las raíces de la dominación no se hallan en la naturaleza sino en la cultura, no
están en las "cosas" sino en lo imaginario. Así, la revuelta individual y colectiva
contra la dominación solo es posible si se la piensa como posible, si se piensa
que es posible lo que el inconsciente estatal y la razón de Estado nos dicen que
es imposible, solo si el no lugar de la utopía libertaria e igualitaria niega el lugar
de la ideología jerárquica.
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