martes, 23 de abril de 2019

GRUPO KRISIS, Manifiesto contra el trabajo


El grupo Krisis existe desde 1986, se trata de un foro teórico para la discusión y reformulación de una crítica social radical. Asimismo, se trata de una revista teórica alemana que reúne textos para la crítica de la sociedad de la mercancía y el derroche.
Este Manifiesto parte de la afirmación de que el modelo laboral que conocemos está haciendo aguas y que se debe abandonar. El texto plantea cuestiones de interés para el debate y la reflexión y resulta muy difícil de resumir porque es un texto denso. Por este motivo solo daré algunas pautas que animen a su lectura.



El sistema productor de mercancías
El trabajo surgió como consecuencia del sistema productor de mercancías por su finalidad de «transformación incesante de energía humana en dinero», ese hecho hizo surgir una esfera separada del resto de relaciones, que hacía abstracción de cualquier contenido (p. 32).
Junto con el trabajo, surgió la esfera privada del hogar, la familia y la intimidad, un ámbito definido como femenino dedicado a las múltiples actividades de la vida cotidiana que no pueden transformarse en dinero o solo en casos excepcionales. Esa esfera es declarada baluarte de la «verdadera vida» por la ideología burguesa de la familia. La sociedad del trabajo nunca hubiera podido funcionar sin ese espacio social separado de la actividad femenina.
Esto es también válido para los estereotipos sexuales al fijar la imagen de la mujer desde el comportamiento natural e instintivo, irracional y emocional frente a la imagen del hombre trabajador, racional, creador de cultura y con dominio de sí mismo. El hombre blanco, para poder funcionar sin dificultades, expulsó de sí todos los sentimientos y necesidades emocionales (pp. 42-43).
Las mujeres al reclamar el derecho al trabajo, reprodujeron la misma disposición respecto al ídolo trabajo que los hombres y además siguió recayendo sobre ellas las actividades del ámbito del trabajo femenino sufriendo una doble carga. Solo algunas mujeres pueden librarse del trabajo femenino al poder delegar en otras mujeres mal pagadas.
No comparto la idealización que se hace de la sociedad anterior a la imposición del ídolo trabajo (pp. 49, 53-54, 105), puesto que las condiciones de vida de la mayoría de la población estaban al nivel de la pobreza y la miseria. De esa crítica al sistema productor de mercancías que dio lugar al ídolo trabajo, se deriva su acusación a la Ilustración y a las Revoluciones burguesas de los siglos XVIII y XIX. Se señala que hubo formas autónomas de resistencia  y de rechazo a ese modelo (guerras campesinas de los siglos XV y XVI, el ludismo y otros movimientos).
Tanto el movimiento obrero clásico como la izquierda política, especialmente la socialdemocracia, rindieron honores al trabajo. Por ello, la democracia «es el sistema de dominio más pérfido de la historia: un sistema de autoopresión» (60).

La crisis de trabajo
La crisis del trabajo se produce con la tercera revolución industrial de la microelectrónica, por primera vez el ritmo de innovación de procesos superó al ritmo de innovación de productos. Se eliminaban más puestos de trabajo por motivos de racionalización de los que podían reabsorberse con la expansión de los mercados. Los trabajadores/as que quedan  se ven sometidos a exigencia de trabajo y rendimiento mayores. Además el capital se globaliza y regiones enteras se ven apartadas por las corrientes globales de capitales y mercancías.
Vender hoy la mercancía trabajo es cada vez más difícil, cada vez hay más sectores de la población expulsados al margen de la «economía de mercado totalitaria» porque ya no pueden emplearse de manera rentable. Se trata de «la limpieza étnica en las zonas en retroceso de la riqueza capitalista» (p. 21). No se puede denominar de otra manera al hecho de que tres cuartas partes de la humanidad se hundan en la necesidad y la miseria.
Además, la llamada vida privada, y de la familia, cada vez se ve más mermada y degradada «porque la usurpación de la sociedad del trabajo exige la totalidad de la persona, entrega completa, movilidad y absoluta disponibilidad temporal» (p. 44).
La crisis de trabajo provoca una crisis del Estado y, por tanto, de la política. Hace mucho que el Estado es un mero administrador de la crisis. El trabajo no se puede redefinir o revalorizar, debe desvalorizarse conscientemente. Se critica el ingreso de subsistencia o renta básica, se pregunta ¿de dónde saldrá el dinero para financiar esa alternativa? Consideran que los llamados «dividendos sociales» implican apostar, secretamente, por una posición privilegiada de «su» país dentro de la competencia global (p. 94).

Alternativa
Solo hay una alternativa: la abolición del trabajo, es decir, volver a apropiarse de sus relaciones sociales, solo la lucha contra la monopolización de todos los recursos sociales y potenciales de riqueza por los poderes alienantes del mercado y del Estado, pueden  permitir conquistar los espacios sociales de la emancipación (p. 99). Esta lucha es antipolítica puesto que Estado y política de la Modernidad se encuentran inseparablemente entrelazadas en el sistema coercitivo del trabajo, por tanto han de desaparecer los dos juntos. Hay que construir espacios socioeconómicos y culturales libres, es decir, se tiene que constituir una contrasociedad (p. 113).

2 comentarios:

  1. Interesante, donde se puede conseguir el libro en argentina? saludos!

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    1. No lo sé, vivo en España. No obstante, se puede conseguir gratis en pdf si no lo consigues en papel.
      http://www.viruseditorial.net/paginas/pdf.php?pdf=manifiesto-contra-el-trabajo.pdf

      Saludos

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