sábado, 23 de abril de 2016

"ROJAS": REVOLUCIONARIAS Y REPUBLICANAS

La proclamación de la República

La Genealogía de cien años que floreció a partir del mismo 14 de abril de 1931, cuando se proclamó la II República, había unido a las mujeres españolas de manera ininterrumpida por eslabones de sororidad. Fue el magma a partir del cual, minorías adelantadas a su tiempo, propiciaron los avances  jurídicos y políticos, que se dieron a partir de 1931.
El ambiente de fiesta popular, que caracterizó los primeros días de fervor republicano en abril de 1931, fue acompañado por la presencia de las mujeres en las calles. Presencia que fue importante numérica y simbólicamente: una de las imágenes que más vivamente evoca aquellos días de abril es la de los grupos de modistas en Madrid, paseando cogidas del brazo y engalanadas con gorros frigios y escarapelas tricolores. Esta novedosa libertad femenina, la confusión de fronteras entre lo público y lo privado y el abandono del espacio doméstico para invadir la calle y hacerse presente en los reductos de la masculinidad, incluido el Parlamento, pasaron a representar la apertura del nuevo régimen, pero también la amenaza que podía suponer para otros sectores de la población.

C/ Atocha, Madrid
La República significó, para las mujeres que luchaban por la emancipación, la esperanza de que los gobiernos recogerían las propuestas en favor de un nuevo estatus para la mujer que implicase una cultura igualitaria en el plano jurídico que tuviera repercusiones en el ámbito laboral, cultural y educativo. El nuevo régimen  desarrolló, por primera vez en la historia de España, elementos políticos definitorios de la modernidad del Estado como son la democratización, la laicidad y la igualdad de sexos. Analizar el significado de la República en la vida de las mujeres supone analizar la mezcla de cambios y continuidades que caracterizaron a la condición femenina en este breve periodo de tiempo, así como la evolución del sistema de género escindido entre tradición y modernidad.
Los políticos republicanos fueron sensibles a la situación de desigualdad jurídica vivida por las mujeres, conscientes de que la mejora de la condición femenina era un elemento indispensable de la modernidad del nuevo régimen. Por tanto, el Gobierno Provisional (abril/junio 1931) de la República y después las Cortes Constituyentes (junio/diciembre 1931) y luego ordinarias, aprobaron leyes y decretos tendentes a su integración en la sociedad civil. Estas leyes resultaron, a veces, contradictorias y paternalistas, por ejemplo las del mundo laboral (las bases de trabajo elaboradas por los Jurados Mixtos prohibían expresamente la actividad laboral de las mujeres en algunos sectores para evitar el paro masculino; la reclamación del salario familiar para que las mujeres no tuvieran que trabajar fuera de casa defendido por la UGT y el PSOE). 

CLARA CAMPOAMOR

Otras resistencias a modificar el sistema de género se manifestaron claramente cuando se trató de plasmar en el texto constitucional la igualdad de los dos sexos y, concretamente, el derecho al sufragio. Clara Campoamor, que luchó denodadamente para que se aprobara el voto para la mujer, se expresó así cuando se estaba debatiendo el tema (encontrándose con la oposición de las diputadas del Partido Radical-Socialista, Victoria Kent y la socialista Margarita Nelken) y temió que no fuera aprobado:
El primer artículo de la Constitución podría decir que España es una República democrática y que todos sus poderes emanan del pueblo; para mí, para la mujer, para los hombres que estiman el principio democrático como obligatorio, este artículo no diría más que una cosa: España es una república aristocrática de privilegio masculino. Todos sus derechos emanan exclusivamente del hombre.

Con la adopción del sufragio femenino se puede hablar por primera vez de sufragio universal, de ciudadanía femenina y de una verdadera República democrática.
Además del sufragio femenino, en el artículo 43 se aludía al modelo de familia y se establecía un modelo de matrimonio civil, laico e igualitario, además de recogerse la posibilidad del divorcio. Se equiparaba en derechos a los hijos/as habidos dentro y fuera del matrimonio. Pese a estos avances, el modelo de familia seguía siendo el de la familia tradicional puesto que el Código Civil seguía considerando al marido como representante legal de la esposa.

En resumen, pese  a las resistencias al cambio, se favoreció  la participación de las mujeres en la “res publica” y el asociacionismo político femenino creció de forma exponencial. Además, apareció el interés de los partidos hacia las mujeres, convertidas en potenciales votantes y, por tanto, también su interés hacia temas que las atañían directamente. Lo que marca este periodo, por tanto, es la ocupación por parte de las mujeres de un espacio nuevo, el espacio público, en el que se desarrollaron posibilidades inéditas para la sociabilidad femenina.

Asociaciones y organizaciones femeninas
Como hemos dicho, la entrada de las mujeres en la arena política provocó un afloramiento sin precedentes de asociaciones y organizaciones femeninas.
Algunas que ya existían incrementaron notablemente su número. Era el caso de la ANME, el Lyceum Club, la Cruzada de Mujeres Españolas o las Agrupaciones Femeninas Socialistas.
En lo que respecta a las nuevas organizaciones de carácter republicano, algunas nacieron de un impulso individual como la Unión Repúblicana Femenina, creada por Clara Campoamor o la Asociación Femenina de Educación Cívica, de María Lejárraga, fundadas recién iniciada la República.
Otras organizaciones nacieron del contacto con movimientos de carácter internacional como el filocomunista Comité Nacional de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo (1933), sección española del Comité Mundial, con sede en París, que posteriormente cambió su denominación por la de AMA (Agrupación de Mujeres Antifascista). Esta organización, adherida a la Tercera Internacional, reunió a un amplio espectro político (desde comunistas a republicanas y católicas). 
Desde el obrerismo, CNT y UGT sirvieron de espacio para que miles de mujeres se organizaran sindicalmente y batallaran junto a sus compañeros por mejorar su situación laboral, fueron para ellas auténticas escuelas de militancia en las que intentaron moverse sin dejarse amilanar por los hombres. Este fue el origen de “Mujeres Libres”, ya que su germen se dio en ciudades industriales de Cataluña antes de acabar la Dictadura de Primo de Rivera y eran grupos procedentes de los sindicatos, especialmente del textil, que se reunían para preparar previamente las reuniones mixtas. Cuando se creó en Barcelona, en 1934, el “Grupo Cultural Femenino”, las mujeres que lo componían, que procedían de  la CNT, tenían ese objetivo de fomentar la solidaridad entre ellas y adoptar un papel más activo en los sindicatos y el Movimiento Libertario. 

MERCEDES COMAPOSADA
En Madrid, Lucía Sánchez Saornil y Mercedes Comaposada, constituyeron el grupo “Mujeres Libres” y emprendieron una tarea similar pero no idéntica ya que tenían objetivos más centrados en la cultura que en el sindicalismo. No fue hasta principios de 1936 cuando los dos grupos supieron de la existencia del otro y empezaron a reunirse conjuntamente. “Mujeres Libres” no tuvo como base el oficio sino  una organización autónoma, de clase y anarquista. Se organizaron en agrupaciones de pueblo o de barriada, en las ciudades, que constituían un Comité que se coordinaba por provincias, regiones y finalmente a través de un Comité Nacional.

Llama especialmente la atención la actividad organizativa y propagandista desplegada por las mujeres católicas y conservadoras, una actividad paradójica si tenemos en cuenta que esta agitación y activismo iba en contra de sus propios principios que postulaban el hogar y el espacio privado como el lugar apropiado para la mujer. La derechista Acción Femenina Nacional, que posteriormente cambió este adjetivo por Popular, cuyo lema era “Religión, Patria, Familia, Propiedad, Orden y Trabajo” contaba en 1931 con 8.000 afiliadas. La sociedad “Aspiraciones” con 3.000 afiliadas en 1932 era antirrepublicana, antilaica, antisemita y admiradora de Hitler. En 1934 apareció la Sección Femenina de Falange de ideología fascista. Pero las más activas en los inicios de la República fueron las mujeres católicas, en particular pertenecientes a la Acción Católica de la Mujer. Los ataques republicanos a los privilegios de la Iglesia, así como las reformas que afectaban a la familia, a la educación y a la condición femenina eran interpretados por el sector católico como ofensas a la propia “personalidad femenina”. Animadas por la propia jerarquía eclesiástica se movilizaron para luchar contra la laicización y la supuesta destrucción de la familia.

La victoria del centro derecha (1933-1936) y el consiguiente cambio de rumbo ideológico, con la formación del Gobierno Lerroux, marcó un crecimiento en la toma de conciencia política de las mujeres de centro izquierda, que se acentuó a raíz del movimiento revolucionario de Asturias en 1934. En un contexto de radicalización social y política, las organizaciones femeninas tendieron a unirse con las masculinas y las posiciones se hicieron más definidas y enconadas entre las izquierdas y las derechas. En definitiva, entre 1934 y 1936, se produjo una intensa movilización de las organizaciones femeninas de centro izquierda repartida entre acciones a favor de los presos, huelgas y manifestaciones. Fue un momento de extraordinaria actividad política en el que las mujeres recibían responsabilidades y eran llamadas a participar en la lucha por parte de los hombres.

En lo que respecta a las mujeres conservadoras, el proceso es en cierto modo el inverso y se detectó un retraimiento en el activismo anterior, un cierto “regreso a lo privado”, promovido por la Iglesia y los dirigentes políticos de derechas que estaban ahora al frente del Gobierno.

Debates feministas durante la Guerra Civil


Al producirse el alzamiento militar, miles de mujeres irrumpieron en el escenario público en defensa de la República y/o de la revolución social. Durante la guerra las mujeres alcanzaron una visibilidad y un reconocimiento jamás logrado

FEDERICA MONTSENY
Algunas llegaron a desempeñar responsabilidades políticas como fue el caso de la anarquista Federica Montseny primera mujer ministra en España al detentar la cartera del recién creado Ministerio de Sanidad y Asistencia Social. Montseny nombró como colaboradoras a la Dra. Mercedes Maestre (UGT) en Sanidad y a la Dra. Amparo Poch (“Mujeres Libres” y CNT) en Asistencia Social, cuando esta se trasladó en el otoño de 1937 a Barcelona fue directora del Casal de la Dona Treballadora dedicado a la capacitación de la mujer obrera. En los pocos meses que Montseny fue ministra (nov. 1936-mayo 1937) elaboraron, entre otros proyectos, uno de Despenalización del Aborto, inspirado en el que había aprobado el Conseller anarquista de la Generalitat, García Birlán. Otras mujeres de renombre fueron la socialista y posteriormente comunista Margarita Nelken o la conocida dirigente comunista Dolores Ibarruri, Pasionaria.

DOLORES IBARRURI, PASIONARIA
No se produjo una identificación unitaria en torno a un proyecto común entre las mujeres que se movilizaron por la causa republicana, divididas ellas, como las organizaciones mixtas, entre partidarias de la revolución social y contrarias.
La AMA llegó a aglutinar a más de 60.000 afiliadas, comunistas, socialistas, republicanas y católicas vascas. Su agenda de actuación se centró en la lucha antifascista, la defensa de la paz, la cultura y la libertad. Al actuar bajo la tutela del PCE, rechazó cualquier iniciativa de transformación revolucionaria y su actividad se vio absorbida por la lucha antifascista.
“Mujeres Libres” y el Secretariado Femenino del POUM se diferenciaron de la AMA al participar en la revolución social puesta en marcha en julio de 1936 junto con la guerra civil. “Mujeres Libres” movilizó a más de 20.000 mujeres, mientras la capacidad de movilización del POUM fue mucho menor.

AMPARO POCH
“Mujeres Libres” demostró un grado de conciencia feminista muy desarrollado al cuestionar el sistema patriarcal y vincular la emancipación femenina con la transformación revolucionaria, es decir, uniendo lucha de género y lucha de clases. Con una gran modernidad de planteamientos asentó la libertad femenina a partir del desarrollo de la independencia psicológica y de la autoestima, solo factible poniendo en valor la lucha individual, la llamada “emancipación interna” de la que habían hablado Teresa Claramunt y Emma Goldman. De este modo, las mujeres se convertían en sujetos de su proceso de liberación, que no solo se basaba en la independencia económica, sino en el empoderamiento y la afirmación de la personalidad femenina.

“Mujeres Libres”, a diferencia de la AMA si luchó por su autonomía dentro del Movimiento Libertario que no fue bien aceptada por éste, desarrollándose sus relaciones en un ambiente de considerable tensión. “Mujeres Libres” pagó un alto precio por su autonomía: nunca tuvo los fondos o el apoyo organizativo que deseaban. Les fue negado el acceso a las discusiones y a los debates sobre tácticas políticas en curso, limitación que intentaron superar solicitando, a través de un Informe (con información detallada sobre la organización femenina) en el Pleno Regional del Movimiento Libertario (octubre de 1938), su incorporación autónoma al Movimiento Libertario. La solicitud fue rechazada.

El fin de la guerra civil, que tuvo, como se ha visto, un componente de género, dio lugar al franquismo que cortó de tajo violentamente una genealogía femenina de más de cien años y con ella el camino de la emancipación femenina que la II República había acelerado en el aspecto jurídico y político.

DERROTADAS PERO NO VENCIDAS...
Una de las muchas mujeres olvidadas, poeta, activista feminista, lesbiana y anarquista, decía poco antes de acabar la guerra:
Por muy derrotados que estemos no nos consideramos vencidos; y desde nuestra miseria física aún podemos mirar con desprecio la miseria moral de un ultraderechismo (…). No nos importa. El antifascismo español siente la dignidad de su misión; sabe que ha realizado una obra; que ha escrito en la historia, para ejemplo del mundo, una página cuya profunda y luminosa huella no pueden borrar los inmundos escupitajos de la chusma fascista.
Lucía Sánchez Saornil, “Indomables”, Nosotros, 9 de marzo de 1939



9 comentarios:


  1. En su espíritu luchador... ni derrotadas.

    Besos!!!!

    PD: Feliç Sant Jordi... felices libros y 13 rosas rojas!

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    1. Quizás...
      En todo caso, su camino nos alumbra aún desde la lejanía del tiempo. Todo quedó roto de forma seca y violenta al acabar la guerra y lo que tenían que enseñarnos quedo tirado en el barro. Ahora toca recoger y reconstruir lo que hicieron.

      Besos!! Libros y rosas.

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  2. Me encantó tu artículo Laura Vicente! He visto que estas leyendo el libro que Antonía Fontanillas organizó sobre Lucía Sánchez Saornil. Espero que luego puedas hacer una reseña de lo mismo. No sé se sabes leer en portugués, pero me gustaría de le presentar un artículo que yo ( y dos outras compañeras) escribimos a titulo de prologo para un libro de Lucía "la cuestión femenina en nuestro medios" que salió hace poco aquí en Brasil. He aquí el enlace para el artículo https://www.academia.edu/23954716/LUC%C3%8DA_S%C3%81NCHEZ_SAORNIL_introdu%C3%A7%C3%A3o_%C3%A0_vida_e_obra_de_uma_Mujer_Libre_

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    1. Hola Thiago,

      Me encantaría leer el prólogo (o por lo menos intentarlo) pero no he conseguido llegar a él, pese a haberlo intentado siguiendo todos los pasos que me iba proponiendo.

      Me das una enorme alegría al ver tu interés por Lucía y en general por el tema de "Mujeres Libres" que he podido ver en el grupo de facebook.

      Próximamente tengo una intervención en unas Jornadas sobre feminismo en la que hablaré de mujeres escritoras y haré una referencia especial a Lucía.

      Seguimos en contacto.

      Salud y abrazos!!

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    2. Hola Laura,

      Estoy muy contento que has gustado del grupo sobre Lucía.
      Deseo que tu intervención en las Jornadas sobre Feminismo sea un éxito.
      Dime tu correo electrónico por aquí que te enviaré el artículo que hemos escrito sobre Lucía.

      Abrazos

      Thiago

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    3. Te lo he dejado también por correo:

      pensarenelmargen@gmail.com

      Como mi intervención se publicará en la revista Crisis, te la haré llegar si no la publico aquí.

      Salud y abrazos!!

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  3. Me gustaria asimismo de le invitar para conocer el grupo en el facebook que he creado sobre Lucía. En ello, hay muchos artículos de y sobre Lucía y Mujeres Libres.

    https://www.facebook.com/groups/683139148472120/?fref=ts

    Saludos libertários,

    Thiago Lemos

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  4. Un tiempo de sueños que fue luego segado de un modo despiadado... Los poderosos no podían tolerar esos sueños...

    Y no hubo un solo bando culpable, fueron dos...

    Es como que todos, de un lado y de otro, se hubieran empeñado en sustituir los sueños por la mas terrible realidad...

    Un abrazo

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    1. No sé si te entiendo bien Ildefonso, pero un bando, el insurrecto con los militares al frente, sí realizaron sus sueños en la realidad durante 36 años. No me gusta el maniqueísmo pero los dos bandos no se comportaron igual, además de que uno de ellos, el vencedor, gobernó dictatorialmente durante esos 36 años de "paz y silencio".
      Para las mujeres la victoria militar fue volver a la inferioridad, la sumisión y la imposición de un discurso de género que la machacó.
      Un abrazo!!

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