sábado, 11 de enero de 2014

VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES. Vilanova i la Geltrú, por ejemplo

KATERINA LOMONOSOV

En muchas zonas de nuestro mundo, las mujeres, enmudecidas, soportan infinidad de dificultades, de sufrimiento y dolor inmersas en un sistema que crea millones de perdedoras por cada puñado de ganadoras (…)
GERMAINE GREER, La mujer completa.


La violencia contra mujeres y niñas es una de las violaciones de los derechos humanos más generalizada. La violencia contra los más débiles, en especial las mujeres, se escribe en listas interminables: las que sufren la violencia doméstica, las que padecen abusos psíquicos y físicos (una de cada tres mujeres en el mundo según datos de la ONU), las que sufren mutilaciones genitales, las que padecen abusos sexuales en cualquier guerra que se precie, las mujeres refugiadas (alrededor del 80% de los refugiados lo son), el infanticidio femenino, los alumbramientos precoces, etc. La mitad de los países no tiene legislación que combata la violencia de género. Aún son menos los que regulan la trata de blancas o el acoso sexual.

Según un estudio mundial de la OMS realizado en 2013, el 35 por ciento de las mujeres de todo el mundo ha sufrido violencia física y/o sexual. Sin embargo, algunos estudios nacionales demuestran que hasta el 70 por ciento de las mujeres ha experimentado violencia física y/o sexual por parte de un compañero sentimental durante su vida.

La mayoría de los 1.500 millones de personas que viven con 1 dólar o menos al día son mujeres. Además, la brecha que separa a los hombres de las mujeres atrapados en el ciclo de la pobreza ha seguido ampliándose en el último decenio, fenómeno que ha llegado a conocerse como "la feminización de la pobreza". En todo el mundo, las mujeres ganan como promedio un poco más del 50% de lo que ganan los hombres.


Decía Carmen Alborch en su libro Malas. Rivalidad y complicidad entre mujeres, que la violencia contra las mujeres es estructural, es decir, que forma parte del entramado mismo del mundo en su concepción patriarcal. Las instituciones sociales creadas por los hombres han reforzado a éstos, la confianza en sí mismos y el incremento del sentido de su propia valía. Por el contrario, convierten a la mujer en sujeto pasivo de la violencia que pretende mutilar sus aspiraciones y sus deseos.

Esa violencia se puede manifestar de modo directo (a través de leyes, guerras, desposesión o pobreza) y de modo simbólico (obligaciones ancestrales, influencia de mitos y cuentos, las religiones o el uso torcido de la biología). Y las dos formas se utilizan para controlar a la mujer y que responda al modelo de mujer tradicional, a lo que se espera de ella. Y de esta manera se desarrolla, además, la culpa y la desvalorización de las mujeres.

Quizás con estas razones de la sinrazón podamos entender que una localidad catalana como Vilanova i la Geltrú viva consternada por dos muertes de mujeres en poco más de dos semanas, la última de las 48 mujeres muertas por violencia de género del 2013 (22 de diciembre) y la primera del 2014 (4 de enero). Dos mujeres relativamente jóvenes, de 37 y 43 años.

NEIL CRAVER

La violencia contra las mujeres es, como he dicho, estructural y no desaparecerá mientras subsista el sistema patriarcal pese a los esfuerzos en dirección contraria que se hagan desde las instituciones, desde la educación o desde las organizaciones feministas (aunque siempre sean bienvenidos).
Después cada historia es un mundo. ¿Cómo asimila una mujer que su pareja le pegue el primer golpe? ¿Cómo asimila que la persona a la que ama, el padre de sus hijos e hijas la amenace y la menosprecie en un tormento que puede durar años? He dejado a un lado otros aspectos posibles: dependencia económica, alcoholismo, drogodependencia, paro, pobreza o riqueza, enfermedades mentales, etc.

Quizás si somos capaces de empatizar con esa mujer condenada a vivir con su maltratador en una relación de amor-odio, podremos acercarnos a entender que lo perdone y se arriesgue a vivir con él como hizo la última mujer muerta en Vilanova, Núria R.P. A cambio él, Antonio S.A., la mató de un golpe en la cabeza y la quemó.


Texto: Laura Vicente 

6 comentarios:

  1. Hola, Laura!
    Inauguro los comentarios, qué honor :-) Primero de todo, muchas gracias por compartir tus pensamientos en el margen. Nos hacen mucha falta.
    Por otro lado, me parece muy acertada tu reflexión sobre la violencia estructural del sistema respecto a las mujeres. Las muertes son el síntoma de la enfermedad sistémica y es ahí donde tenemos que atacar. Pero es todo inmenso: desde los medios de comunicación y la imagen que transmiten de la mujer, que cala en las mentes de todas nosotras y de ellos también, hasta la educación que ya desde pequeñitas recibimos.
    Sobre el hecho que las víctimas vuelvan a su opresor, toda mi empatía. No podemos juzgar a alguien a quien han hecho dependiente y que no tiene otra salida.
    Estoy preparando un taller sobre Feminismo aquí en Viena y una de las ideas que quiero transmitir es la necesidad que este sea transversal, es decir tener en cuenta la perspectiva de género en todas y cada una de nuestras acciones. Si no, no hay revolución que valga, porque ¿qué revolución es si nos olvidamos de la mitad de la humanidad?
    Ah, qué curioso, hace poco estuvo buscando información sobre Carmen Alborch y su libro "Solas". También fui a parar a este que referencias aquí "Malas". ¿Recomendable?
    Molts petons i una abraçada!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola,

      He querido reflexionar sobre las motivaciones profundas de la violencia contra las mujeres, me parece que se nos ha dado la versión de que se puede acabar con ella con buena voluntad desde el Estado y me parece que no es así. No hay más que pensar en lo extendida que está dicha violencia en los países nórdicos, los más avanzados en políticas igualitarias.

      He leído también Solas y éste es del mismo talante, puede aportar ideas pero yo indagaría en otras autoras más innovadoras.

      Molts petonsss!!

      Eliminar
  2. Pensar reza en la cabecera de este nuevo espacio de cuyo nacimiento me alegro y voy a compartir mis pensamientos sobre el tema que nos presentas, creo que son muchas las facetas que influyen sobre la violencia de genero, aspectos que a diario nos muestran a la mujer en papeles falsos y secundarios como un sujeto pasivo y debil. El primero la publicidad, el segundo en el cine, el tercero en la educación, en a religiosa sobre todo. Corregir los malos hábitos, o vicios, es una responsabilidad de todos, quizás deba ser la vigilancia mayor en el caso de las asociaciones sociales, de mujeres o culturales. De los políticos no me fío, pues sólo decretan en propio interñés o cuando buscan el voto femenino. Y del estado inútil me fío todavia mucho menos. Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esa es la idea, pensar. Y pensar con la mayor libertad posible (ya sé que no siempre es fácil).

      Para que cese la violencia contra las mujeres es necesaria una auténtica rebelión y más diría que se trata de una rebelión interior que exterior. Una rebelión que modifique, en hombres y mujeres, todos los prejuicios que durante cientos de años han ido alimentando el desprecio y la desvalorización de las mujeres. Dos elementos aparecieron con el Neolítico y perduran en nuestros días: la propiedad privada y las desigualdades por razón de sexo. No es nada fácil acabar con la injusticia que suponen ambos hechos.

      Un beso.

      Eliminar
  3. Es un tema complejo, extremadamente complejo, duro y difícil de abordar... sobretodo cuando lo ves/escuchas de cerca... en personas concretas, en unos ojos, en una mirada... no sólo en las noticias.
    Y coincido que el origen data del 'Neolítico' por lo menos...

    Besos 'profe'.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es cierto lo que dices. Cuando estás en contacto con esa realidad, por motivos personales o laborales, resulta un pantano de aguas quietas en la superficie y peligrosas en el fondo.

      ¿Profe? Nooo

      Un beso!!

      Eliminar

Tus comentarios siempre aportarán otra visión y, por ello, me interesan.