La lectura de este Manifiesto de Chiara Bottici, a finales de 2021, fue un
golpe de aire fresco en el panorama del feminismo anarquista falto de ideas, ya
no digamos de construcción de movimiento social, en este país. No minusvaloro,
ni mucho menos, todos los esfuerzos que se hacen por construir una propuesta
feminista desde el anarquismo, todo es útil y, mucho más, en estos tiempos. Sin
embargo, tenemos que reconocer lo difícil y lento que es ponerlo en marcha:
unas veces por falta de ideas, otras porque el activismo en otros campos deja
poco tiempo a la creación de grupos anarco(a)feministas sólidos y con
continuidad en el tiempo y, por último, muchas veces porque los enfrentamientos
dominan el espacio feminista y anarquista y se pierde tiempo y energías en
ellos.
Además de la lectura del Manifiesto, asistí en
Barcelona (el 7 de marzo de 2022) a la conferencia en la que la autora
sintetizó sus ideas que explica en un libro que acaba de salir y en
cuya lectura ando enfrascada en estos días.
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¿Por qué un Manifiesto?
La necesidad de un Manifiesto aquí y ahora viene dada por la existencia de cuerpos
generizados que son explotados y dominados en todo el mundo, no porque se
plantee como un plan que pueda darse de una vez por todas y aplicarse en todos
los contextos. Esto último entraría en flagrante contradicción con el
anarquismo que impregna este Manifiesto y que debe ser abierto y en constante
desarrollo, tal y como plantea la autora.
¿Por qué Anarcafeminista?
Anarquismo significa que no hay arché (que no hay ley, que no hay
principio único que explique la opresión de las mujeres) y se feminiza el
concepto anarcA para dar visibilidad a la faceta específicamente feminista
dentro de la teoría y práctica anarquistas.
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Contenido del Manifiesto (siguiendo
la idea de que el Manifiesto es abierto y en constante desarrollo, debe quedar
claro que esto no es un resumen del Manifiesto, lo he hecho mío y lo he
troceado a mi gusto).
La autora parte de la existencia de una androcracia
global. Aunque el patriarcado, que significa la ley del macho cabeza de
familia, ha sido derrocado en muchos contextos, el poder de los hombres sobre
el «segundo sexo» (término que toma prestado de El segundo sexo de
Simone de Beauvoir)
se mantiene a través de la muerte, el Estado, el capital y lo imaginal. A estos
cuatro instrumentos de la androcracia dedica Bottici siete de los nueve
capítulos que forman su Manifiesto.
Respecto a la muerte (capítulo 1), la autora
señala la existencia de un auténtico generocidio mundial contra personas
percibidas como mujeres.
El segundo instrumento de la androcracia es el
Estado (capítulos 2 y 3) y su dimensión de género. El Estado siempre ha
sido una herramienta de una minoría (donde apenas hay mujeres) que gobierna a
la mayoría.
El capital
(capítulo 4) es el tercer instrumento de la androcracia, necesita de la
división por géneros del trabajo, de esa manera puede conseguir la extracción
de plusvalía del trabajo productivo asalariado y también del trabajo
reproductivo no remunerado. Se sustenta en la expansión del lucro y, por ello,
el capitalismo también necesita extraer recursos naturales gratuitos del
medioambiente. Para ello ocupó tierras extranjeras a través del colonialismo y
dividió la población mundial en razas diferentes otorgando a la raza blanca el
papel de suprema.
Lo imaginal (capítulos
5, 6 y 7) es el cuarto instrumento
de la androcracia y el más filosófico y que todavía tengo que digerir. La
autora señala que «mujeres» no es una esencia eterna ni un objeto pre-dado. Las
mujeres no son objetos sino procesos (el lugar de un devenir); no son cosas sino
relaciones sociales. Tomando ideas de la filosofía de la transindividualidad,
la autora sostiene que los cuerpos son procesos nunca completos que siempre
exceden los límites individuales: no hay tal cosa como una individualidad que
no sea al mismo tiempo una transindividualidad, es decir, un proceso de
individuación que tiene lugar en tres niveles:
· inter
(los
cuerpos nacen de un encuentro interindividual, como el de un espermatozoide y
un óvulo).
· supra
(los cuerpos se conforman por fuerzas supraindividuales como su localización
geográfica en el capitalismo global racializado).
· intra
(los
cuerpos son construidos por elementos intraindividuales como el aire que
respiramos y las hormonas que ingerimos al comer).
Los cuerpos de las mujeres, como todos los cuerpos,
son cuerpos en plural porque son procesos, procesos constituidos por mecanismos
de afecto y asociaciones que suceden en los tres niveles señalados. Moléculas
que inhalamos, átomos que comemos, bacterias y otros individuos que habitan
nuestros cuerpos, son parte de nuestro ser trans-individual (esto no significa
el abandono de lo individual ni de las distinciones).
Lo trans-individual es un prisma mediante el que
entender la individualidad de las mujeres:
1) Ecología
y feminismo no están separadas ya que el medioambiente es constitutivo de
nuestra individualidad.
2) Las
construcciones imaginales colectivas como el sexo, la raza y la clase se
conceptualizan desde el principio como constitutivas de nuestra individualidad.
El aparato imaginal que sostiene la androcracia global se ha infiltrado incluso
en el proceso mismo de devenir mujer. Los cuerpos de las mujeres son objeto de
un proceso de disciplina, cuyo propósito consiste en: gobernar cuerpos e
instilar en nosotras la idea de que nuestros cuerpos necesitan ser gobernados.
3) Cuando
los cuerpos de las mujeres se teorizan como procesos transindividuales, podemos
hablar de «mujeres» sin incurrir en esencialismos o culturalismos. No hay lugar
para la oposición sexo (naturaleza) y género (cultura). Además, este
planteamiento permitiría incluir todo tipo de mujeres no solo las mujeres cis.
Imágenes y rituales de salud, belleza y cuidado son
uno de los enclaves más poderosos para el ejercicio de las «tecnologías
androcráticas del yo». Así crean sujetos dóciles
tanto mediante reglas desde fuera como a través de la participación voluntaria
en la sumisión.
Aunque transindividualidad no significa trans-género,
sin embargo, el proceso de transgenerización es una de las maneras posibles de
individuarse e individualizarse y no una anomalía.
¿Qué plantea el anarcafeminismo? (capítulos
8 y 9 y fragmentos de otros capítulos anteriores).
La autora parte de que el anarquismo es un método, no
un plan que pueda darse de una vez por todas y aplicarse en todos los
contextos. Eso no significa que no pueda haber programas limitados en el tiempo
y para lugares específicos. Partiendo de este planteamiento veamos las
aportaciones del anarquismo al feminismo, o lo que es lo mismo, qué se entiende
por anarcafeminismo.
El anarquismo no es ausencia de orden, sino búsqueda
de un orden social sin ordenante, por tanto, desarrolla un feminismo sin arché,
es decir, sin jerarquías ni gobernantes. Desde este planteamiento el
anarcafeminismo cuestiona procesos de normalización que conducen a la exclusión
y al establecimiento de jerarquías, incluyendo las basadas en el género y el
sexo.
No se puede combatir una forma de opresión sin
combatirlas todas al mismo tiempo, esto nos conduce a la interseccionalidad
puesto que todas las formas de opresión habitan la misma casa, que es la
creencia según la cual algunas personas se consideran superiores a otras, y
esta superioridad justifica su dominación.
La libertad es el fin y es una contradicción pensar en
alcanzarla mediante cualquier cosa que no sea la libertad misma. La libertad es
indivisible y por ello el feminismo significa la liberación de todos los
géneros, desde esta perspectiva la lucha es por un mundo más allá de la
oposición entre hombres y mujeres, más allá del feminismo.
Pensar globalmente, actuar localmente. La lucha, que
ha de ser global, tiene que afrontar el legado del colonialismo y el sistema
racial en la producción de conocimiento (contenido decolonial).
El anarcafeminismo es ecofeminista, es eco-afectividad
(ecología como co-afectividad). Es la capacidad de afectar y ser afectado por
todos y cada uno de los seres, lo que pone en cuestión cualquier jerarquía
entre seres, así como las fronteras que los separan. La noción de afecto es
central para una «política de renaturalización», donde la naturaleza es
devuelta al centro del pensamiento y la acción política. Un enfoque
anarcafeminista de la ecología es «sin» Naturaleza en su forma alienante, pero
sí «a través» de la naturaleza, en el sentido de una única sustancia
transindividual infinita.
Desde estos planteamientos…
Empieza tu revolución ahora, ejerce tu poder desde hoy
mismo. Tomar el poder del Estado es reproducir la estructura de poder que hay
que cuestionar, por tanto, just do it (solo hazlo): ninguna rebelión es
demasiado pequeña y las revueltas no son excluyentes. Sé una «pirata del
género»: resiste ante las normas
de género, juega con ellas, deja de cumplirlas, desobedece, boicotea, combate
el capitalismo… Estas acciones son la prefiguración de un mundo diferente.
Paul B.
Preciado (2020): Testo yonqui. Sexo, drogas y biopolítica. Anagrama,
Barcelona, p. 55.