Este libro de Primo Levi[1] me
ha impresionado tanto que prefiero mostrar solo sus palabras, eso sí,
seleccionadas por mí. Es el tercer libro de la trilogía sobre los campos de
exterminio, una última reflexión sobre su experiencia en la que indaga en
aspectos esenciales, vitales, necesarios: libertad, supervivencia, moral,
poder, vergüenza, responsabilidad, sufrimiento, dolor, derrota y tantos otros.
Os recomiendo encarecidamente su lectura.
¿Quién sobrevivió y, por
tanto, quién ha testimoniado sobre los Lager?
Los prisioneros “normales” sin privilegios apenas
han testimoniado, eran la mayoría en los Lager pero minoría exigua entre los supervivientes.
La historia de los Lager la han escrito casi exclusivamente quienes tenían
privilegios (hay dos tipos de privilegiados: los que se sometían a las
autoridades del campo, estos no testimoniaron, y los que no se sometieron, casi
siempre políticos) (15). Dado que la ración alimentaria era del todo
insuficiente, un suplemento alimenticio (para ello se necesitaba algún
privilegio) era necesario para sobrevivir (37).
La realidad es que los privilegios se conceden en
todo lugar de convivencia humana porque donde hay poder, nace el privilegio.
Por eso en los Lager hubo privilegios (38,62)
Por tanto, según Primo Levi, sobrevivieron los
peores, los egoístas, los violentos, los insensibles, los colaboradores de la
“zona gris”, los espías; los más aptos. Los mejores murieron todos (77). Los
hundidos eran los verdaderos testigos, ellos eran la regla, los sobrevivientes
son las excepción, una minoría anómala, además de exigua (78).
El mundo de los Lager y las
víctimas
En los Lager se buscaba destruir la capacidad de resistencia de las víctimas, se
las degradaba, las asimilaba al nacionalsocialismo debilitándolas al privarlas
del esqueleto político o moral (37). El nacionalsocialismo ejerció un espantoso
poder de corrupción. Degradó a sus víctimas y las hizo semejantes a él porque
impuso complicidades grandes y pequeñas (62-63).
El enemigo estaba alrededor y dentro; el “nosotros”
perdía sus límites, los contendientes no eran dos (34), por esa razón el autor
consideraba que los Lager eran terribles pero además indescifrables, no se
ajustaban a ningún modelo.
El Lager se convirtió en un laboratorio cruel. La
violencia inútil dirigida exclusivamente a causar dolor (99). Transformaron a
los seres humanos en animales; un régimen inhumano difundió y extendió su
inhumanidad en todas las direcciones (105).
Zona gris, zona de ambigüedad
humana, zona de colaboración
La zona del poder cuanto más restringida es, más
necesidad tiene de auxiliares externos. En los países ocupados se necesitaban
fuerzas de orden, delegados y administradores del poder alemán.
Cuanto más dura era la represión, más difundida
estaba entre los oprimidos la disposición para colaborar (39-40).
El poder se otorgaba generosamente a quien estaba
dispuesto a rendir homenaje a la autoridad jerárquica. En situaciones extremas
hay más gente dispuesta al compromiso (44-45).
Caso límite de colaboración: los Sonderkomandos.
El síndrome del poder permanente y certero: tienen
una visión distorsionada del mundo, la arrogancia dogmática, la necesidad de
adulación, el aferrarse convulsamente al puesto de mando, el desprecio de las
leyes (62).
La liberación
No fue alegre ni despreocupada: angustia,
vergüenza por la “conciencia recobrada
de haber sido envilecidos” por el hambre, el cansancio, el miedo y el frío.
El parámetro moral cambió en los Lager donde se
olvidaron de todo quedando
reducidos al presente (como los animales) (69-70). Provocó muchos suicidios
tras la liberación porque emergió el sentimiento de culpa por no haber hecho
nada o lo suficiente contra el sistema. Culpa por fallar en el plano de la
solidaridad humana, en la omisión de socorro.
Sintieron vergüenza porque se había demostrado que
el ser humano era capaz de causar una mole infinita de dolor
De Primo Levi leí hace algún tiempo "Si esto es un hombre", en la que cuenta su experiencia como prisionero en el campo de exterminio de Auschwitz.
ResponderEliminarUn abrazo.
Este es el tercero y es extraordinario. Es el resultado de su reflexión en los años posteriores a "Si esto es un hombre", te lo recomiendo.
EliminarUn abrazo.
ResponderEliminarQué duro y qué triste... todo.
Besos!!