lunes, 23 de enero de 2017

HABLANDO, OTRA VEZ, DEL “PROCESO” EN CATALUÑA

Hace tiempo que he decidido desconectar del “proceso”, cosa nada fácil viviendo en Cataluña. Pasar pantalla, aislarme de la propaganda en un acto de desobediencia individual que, desde los medios de comunicación subvencionados por el poder en Cataluña, nos sumerge en una realidad inexistente[1]. En Cataluña, la postverdad hace cuatro años que se práctica en su máxima expresión, provocando que una parte importante de la población (no llega al 50% pero se aproxima) se considere mayoría y actúe como tal, logrando que muchas personas prefieran moverse por sentimientos patrios y por emociones nacionales y no por realidades objetivas.

El alud de publicaciones (en forma de ficción, ensayo, historia, etc.) tratando de hacer patria y demostrando el victimismo de Cataluña construyendo mitos sin realidad, me condujo a la desconexión de manera radical hace meses.
Sin embargo, Guillem Martínez es un periodista que me ofrece ciertas garantías de objetividad y decidí reconectar para leer su libro, La gran ilusión. Mito y realidad del proceso indepe. Se trata de un libro breve de poco más de doscientas páginas, un libro de divulgación de algunos aspectos que componen el mito, la ilusión del “proceso”.


El primer capítulo, “Pequeña historia de un país que fue un volcán, un mar interior”, no parecía augurar nada bueno. Resulta sorprendente que un periodista se lance a sintetizar en 50 páginas la historia de Cataluña desde el neolítico hasta la actualidad, algo complicado para cualquier historiador/a, una quimera para quien no lo es. Esas cincuenta páginas son un despropósito conceptual en el que se utilizan conceptos como pueblo, democracia, protodemocracia, partidos, prorrepublicano, etc., que él mismo reconoce en momentos determinados que no son palabras históricas[2]. Comete el error habitual de hablar de Cataluña y no de Corona de Aragón reiteradamente cuando habla de 1714 (con otras fechas para la derrota del resto de territorios de la Corona de Aragón en la guerra de sucesión). Y en fin, errores diversos entre los que me dejó sin aliento la afirmación de que en España se logró la jornada laboral de ocho horas siendo la más tardía de Europa[3], cuando por una vez es justo lo contrario.
Por fortuna no me desanimo con facilidad y continué leyendo. El resto del libro se centra en repasar el periodo  que va entre 1979 y 2010, periodo en que se instauró la democracia y dos estatutos, y a partir de ese año el periodo de austeridad (2010-2012), el primer “proceso” (2012-2015) y el colofón del segundo “proceso” (2015-2016). Con cierto detalle el autor hace un repaso del problema territorial en España en relación, especialmente, con Cataluña, el papel de CIU y de Jordi Pujol para favorecer la gobernabilidad a cambio de convertir Cataluña en su feudo para poder hacer negocios no siempre limpios, imponiéndose la corrupción y la construcción de mitos. En este sentido el autor ha olvidado el importante papel que cumplió la enseñanza en dicha construcción de mitos además de la estructuración de un sistema educativo que nunca ha respetado el bilingüismo en Cataluña, único caso en el mundo y contrario a las directrices dadas al respecto por la ONU en relación al respeto de la lengua materna como lengua de aprendizaje en la educación primaria.
La crisis económica, el movimiento 15 M, la crisis de los partidos que habían protagonizado el periodo político que se inició con la llamada “Transición” y el viraje de CIU para auto construirse como partido nuevo, independentista y guía del “proceso”. Un recorrido interesante y ajustado a la realidad que, en general, no suele ser habitual en las muchas publicaciones que, como ya he dicho, han inundado el mercado editorial catalán, más predispuesto a hacer patria que a la objetividad.
Sin embargo echo en falta algo fundamental en el libro de Martínez, ¿dónde está la población silenciada en el “proceso”? Me refiero a la población de izquierdas, mucha de ella viviendo en los barrios obreros de las grandes ciudades catalanas, que ha quedado huérfana, a veces de manera escandalosa, en los medios de comunicación, en las instituciones y en los partidos de izquierda, por su posición contraria al “proceso”. En Cataluña a este sector que compone la mayoría de la población, desmovilizada pero obstinadamente renuente a votar la propuesta independentista, le identifican el anonimato y el silencio excepto cuando se siente seguro entre gente de confianza. De este tema hablé extensamente en un texto con el título de “Cataluña, república de eufemismos” para no extenderme más ahora.

Un libro, por tanto, que puede aportar algo de objetividad y luz al tema del “proceso” si obviamos la parte histórica que es deleznable y el silencio sobre la parte de la población, no se olvide, mayoritaria, que no ha participado en “la gran ilusión”.




[1] Palabras en cursiva, unas entre otras muchas de las que los “medios de comunicación” gubernamentales han convertido en un mantra, desnaturalizando su significado (como el caso de la desobediencia civil).
[2] Guillem Martínez (2016): La gran ilusión. Mito y realidad del proceso indepe. Debate, Barcelona. Por ejemplo en la página 31 respecto a la palabra “democratización” aplicado a instituciones estamentales del Antiguo Régimen. O en la página 32 dónde se habla de constitucionalismo aragonés.
[3] En la página 53.

4 comentarios:

  1. Me has dejado un poco colgado, ¿como puedes decir que el libro puede aportar objetividad y luz cuando hay que eliminar la parte histórica por errática y, además parece que olvida al 50% de una población que es silenciada?.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues tal que cual, Emilio, la parte histórica no vale nada y tiene errores importantes (¿a quién se le ocurre sintetizar la historia de un territorio desde la prehistoria hasta hoy?... pues a un periodista).

      En cambio, la descripción del proceso es bastante interesante. Supongo que el objetivo era el proceso, a mi me parece que tenía que haber hecho alusión a que más de la mitad de la población no comparte esa "ilusión" pero no lo ha hecho.
      El balance del libro es que tiene interés pero tiene dos peros. A mi me ha sido útil para repasar el proceso y me he enterado de aspectos que no sabía o no recordaba.

      Quizás soy benevolente dada la escasez de libros publicados sobre el tema con otra visión que no sea la del poder político (catalán).

      Un abrazo.

      Eliminar

  2. La verdad es que me falta mucha información como para opinar con criterio.
    Voluntaria e involuntariamente, ando bastante desconectada de las 'noticias' en particular y en general...
    Así que mejor te leo, tomo nota y te dejo...

    Besos!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues en este libro ofrece suficiente información como para opinar con cierto criterio.

      Besos!!

      Eliminar

Tus comentarios siempre aportarán otra visión y, por ello, me interesan.