martes, 3 de febrero de 2015

EROS E INCERTIDUMBRES ACTUALES. BYUNG-CHUL HAN

Parece ser que el ensayo resiste la crisis de ventas que padecen los libros porque se ha convertido en un género que ofrece claves para orientarse en la incertidumbre actual. Entre estos ensayos se encontrarían los libros del filósofo de raíz heideggeriana, Byung-Chul Han. Este filósofo coreano afincado en Berlín escribe siempre textos breves que no suelen llegar a cien páginas como es el caso de La agonía del Eros, obra escrita en 2012 y publicada en castellano en 2014.
Han describe el presente y lo hace utilizando términos intuitivos como agonía, transparencia o cansancio, que lo hacen asequible. Además reinterpreta lo que está ocurriendo sin caer en los estereotipos de que los responsables de todo están arriba, en el control y en la explotación que procede del poder, del Estado, de la casta. Han habla de la responsabilidad que cada persona puede tener en lo que está pasando y así habla de autocontrol, de autoexplotación o de cosificación del otro cuando el amor se positiva como sexualidad, que está sometida, a su vez, al dictado del rendimiento.


En La agonía del Eros el autor se centra en el Eros que encarna no solo la fuerza del amor erótico sino también el impulso creativo de la siempre floreciente naturaleza, la luz primigenia que es responsable de la creación y el orden de todas las cosas en el cosmos.
El Eros arranca al sujeto de sí mismo, de su tendencia actual al narcisismo y a la erosión del otro, y lo conduce fuera, hacia el otro, para evitar lo igual, la mismidad. En el infierno de lo igual no hay ninguna experiencia erótica ya que ésta presupone la asimetría y exterioridad del otro. El Eros es una relación con el otro que está radicada más allá del rendimiento y del poder. La negatividad de la alteridad, a saber, la atopía del otro, que se sustrae a todo poder, es constitutiva para la experiencia erótica.
Para Han la negatividad es la acción que dice NO y es soberana. La negatividad según Nietzsche mantiene la existencia llena de vida. Hay dos formas de potencia. La positiva es la potencia de hacer algo. La negativa es la potencia de no hacer, en términos de Nietzsche, decir NO. Se diferencia, no obstante, de la mera impotencia, de la incapacidad de hacer algo. La negatividad del NO constituye un proceso extremadamente activo puesto que la negatividad es ruptura.  Es un ejercicio que consiste en alcanzar en sí mismo un punto de soberanía, en ser centro.
La ética del Eros es la resistencia contra la cosificación económica del otro. El amor es domesticado  para convertirlo en una fórmula de consumo, como un producto sin riesgo ni atrevimiento, sin exceso ni locura. Se evita toda negatividad, todo sentimiento negativo. El sufrimiento y la pasión dejan paso a sentimientos agradables y a excitaciones sin consecuencias. En la época del quickie (polvo rápido), del sexo de ocasión y distensión, también la sexualidad pierde toda negatividad. Al amor de hoy le falta toda trascendencia y transgresión.


El amor presupone la muerte, la renuncia a sí mismo. La verdadera esencia del amor consiste en renunciar a la conciencia de sí mismo, en olvidarse de sí en otra mismidad. Ciertamente se muere en lo otro, pero a esta muerte le sigue un retorno hacia sí. El retorno reconciliado desde el otro hacia sí es todo menos apropiación violenta del otro. El poder del Eros no es la dominación violenta sino que implica la impotencia en la que yo, en lugar de afirmarme, me pierdo en el otro o para el otro, que me alienta de nuevo.
La doctrina platónica dice que el alma impulsada por el Eros, produce cosas bellas y sobre todo acciones bellas, que tienen un valor universal. El Eros, que, según Platón, dirige el alma, tiene poder sobre todas sus partes: deseo (epithymia), valentía (thymos) y razón (logos). Hoy parece que es sobre todo el deseo el que domina la experiencia de placer del alma. Por eso las acciones pocas veces son impulsadas por el valor. Sin Eros degenera también la razón, que se convierte en un cálculo dirigido por datos, sin capacidad para prever el acontecimiento, lo incalculable.
La acción política como un deseo común de otra forma de vida, de otro mundo más justo, está en correlación con el Eros en un nivel profundo. Este constituye una fuente de energía para la protesta política.
El amor interrumpe la perspectiva del uno y hace surgir el mundo desde el punto de vista del otro o de la diferencia. Interrumpe lo igual a favor de lo otro. El acontecimiento es un momento de verdad que introduce una nueva forma de ser, completamente distinta a lo dado. La esencia del acontecimiento es la negatividad de la ruptura, que da comienzo a algo del todo distinto. El carácter del acontecimiento une el amor con la política o el arte.


Tras estos planteamientos queda claro el título de su obra, el Eros agoniza, el capitalismo intensifica el progreso de lo pornográfico en la sociedad, en cuanto lo expone todo como mercancía y lo exhibe. No conoce ningún otro uso de la sexualidad. Profaniza el Eros para convertirlo en porno. La profanización se realiza como desritualización y desacralización. La cultura de consumo estimula que el sujeto moderno perciba cada vez más sus deseos y sentimientos de manera imaginaria a través de mercancías y de las imágenes de los medios.

4 comentarios:


  1. Cosificación y mercantilización...

    Petonets!!!

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  2. A la vista de lo entendido. Creo que debo ser un antiguo. Habrá que leerlo. Un beso.

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    1. Sí, estoy convencida de que hay que leerlo, aunque no es fácil, al menos para mi.

      Un beso.

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