Una persona culta es aquella (…) que sabe cómo elegir compañía entre los hombres [y mujeres], entre las cosas, entre las ideas, tanto en el presente como en el pasado. H. Arendt

sábado, 25 de enero de 2014

LOS “PODERES” DE UNA MUJER DE CLASE ACOMODADA EN LA CATALUÑA DECIMONÓNICA I

Con este texto, que he fragmentado para no hacerlo excesivamente largo, inicio una sección en la que aparecerán temas que estoy investigando y que son exclusivamente de mi autoría, algunos publicados y otros inéditos.  Empiezo con una mujer de la clase acomodada catalana totalmente desconocida y que llevo tiempo investigando. Este texto está publicado aunque he eliminado las notas y reducido algunos fragmentos para hacer su lectura más agil.

Rafaela Torrents, origen social

Rafaela Torrents nació en Vilanova i la Geltrú el 8 de marzo de 1838, desde los nueve años vivió en la Casa Papiol, con mayúsculas, que indicaba en el mundo rural catalán del Antiguo Régimen que esta niña vivía en una casa grande, “importante”. La “casa”,  además de un grupo de personas relacionadas por vínculos de parentesco y de un patrimonio material, también era un símbolo en la comunidad.

Puerto de Vilanova i la Geltrú

Rafaela nace, por tanto, en el seno de una “casa” importante de hacendados con numerosas propiedades inmobiliarias, ligadas sobre todo a la propiedad de la tierra. Eran ricos. El Ayuntamiento consideraba a Joan Torrents, en 1849, como uno de los cinco contribuyentes más importantes de Vilanova. La familia Torrents-Higuero además de ser propietarios de fincas urbanas y rústicas, eran beneficiarios del poder municipal y desarrollaban una actividad como profesionales del derecho. La profesión jurídica era funcional en la gestión de los patrimonios y por este motivo el título de abogado era frecuente entre los herederos de la Casa Papiol. Pero no hay que olvidar también que la titulación en leyes servía para nutrir la política profesional, Joan Torrents de Papiol ocupó cargos importantes en el Ayuntamiento de Vilanova. Muchos hombres de leyes intervinieron en la esfera pública durante la construcción del Estado liberal.

El nacimiento de Rafaela vino a coincidir con una importante expansión comercial y la puesta en marcha de la industria mecanizada algodonera en Vilanova. La llegada al mundo de Rafaela también coincidió con un momento de cambios políticos. Cuando en abril de 1833 se promulgó un decreto convocando para junio a los diputados de las ciudades que tenían voto en las Cortes para prestar juramento a la Infanta Isabel como princesa heredera del trono, en Vilanova se celebraron grandes festejos organizados por una comisión de la que formaba parte Joan Torrents de Papiol.

Vilanova i la Geltrú

Rafaela tenía acceso en su casa a una importante biblioteca y accedió  a una educación básica muy valorada por el padre, tal y como quedó patente en la redacción de  su testamento cuando le dejó a su mujer el usufructo de todos sus bienes, sin límite alguno, salvo el de “alimentar y educar a mis hijos e hijas” y ponerlos “en colegios [o] casas de educación de enseñanza”. La mayoría de la población no accedía a la educación por razones sociales, pero también había una limitación por razón de sexo que se reflejaba en el elevado número de analfabetas.

La concepción dominante sobre el acceso de la mujer a la educación,  configuraba un discurso que situaba a la mujer en el espacio doméstico, y no en el espacio público, porque su naturaleza así lo determinaba. El mensaje dominante defendía la diferencia de género y apoyaba un modelo de mujer con una formación dirigida no al crecimiento personal sino al servicio a los otros. Rafaela Torrents  fue educada en el discurso que reafirmaba que la mujer era inferior al hombre aunque no descartaba que algunas mujeres accedieran a la educación, siempre y cuando mantuvieran sus funciones naturales de esposa y madre.

Cuando murió su padre en 1851, Rafaela era una adolescente de trece años que vio cambiar su vida cotidiana ya que no solo perdió a su padre sino que dos años después, sus dos hermanos mayores, Manuel y Ramona, se casaron y marcharon de la casa familiar. La rapidez de estos matrimonios estuvo relacionada con las dificultades de la viuda para atender a las obligaciones que conllevaba una prole de once hijos e hijas.

Vilanova i la Geltrú

La transmisión del patrimonio de la casa se hacía habitualmente en dos etapas. La primera, en el momento del matrimonio de los hijos mediante los capítulos matrimoniales. El heredero, Manuel Torrents e Higuero, se casó en 1853 y al casarse fue nombrado heredero universal, por ser el hijo primogénito, de los bienes de los padres. Manuel no recibió el patrimonio hasta la muerte de la madre. En el caso del resto de los hijos e hijas, éstos percibían su parte de la herencia o bien se especificaban los términos del pago. Joan Torrents legó a todos sus hijos e hijas, diez mil libras barcelonesas “en pago de todos sus derechos de legítima paterna y demás derechos…”. Ese dinero no lo podían exigir, “a saber, las hijas hasta que se coloquen en matrimonio y los hijos varones hasta que se coloquen en matrimonio o hallan llegado a la edad de veinte  y cinco años cumplidos”. La segunda etapa de la transmisión se producía con la muerte del padre y la madre. En este momento el heredero pasaba a ser jefe de la casa y su propietario sin restricciones.

Cuando Rafaela cumplió los dieciocho años entró oficialmente en la edad casadera y  sus relaciones sociales se incrementaron. Los sectores burgueses más acomodados de Vilanova se reunían en sus casas, donde el círculo era mucho más restringido, o asistían al Círculo Villanovés.

Los Torrents estaban emparentados con los Samà Urgelles por el matrimonio de Ramona y este nexo familiar facilitó la relación de Rafaela con la familia Samà y la preparación de su matrimonio con otro Samà, primo hermano del cuñado de Rafaela. En las tertulias dominicales en la casa de los Samà-Torrents encontraron las dos hermanas Torrents la oportunidad de que Rafaela conociera a su futuro marido.  Las clases acomodadas seguían estrategias matrimoniales comunes para reunir patrimonios y vincular intereses económicos, o de otro tipo. 


La familia Samà respondía a una tipología de familia totalmente distinta a la de los Torrents. Los Samà de finales del siglo XVIII no estaban en el círculo de los Torrents ya que se trataba de familias de labradores, marineros y pequeños comerciantes que se vieron obligados a “hacer las américas” en busca de fortuna. Formaban parte del contingente de villanoveses que entre 1765 y 1824 marcharon, con licencia o sin ella, a América.

El origen social de Rafaela, dentro de la sociedad acomodada vilanovina, definió su lugar a través de los hombres (padre, hermano mayor y marido). Procedía de una familia, por tanto, en la que se disfrutaba de una buena posición económica y ese hecho facilitaba el acceso a la política. La educación escolar y familiar no hizo otra cosa que reforzar la aceptación de su papel de género, encaminando su futuro a la realización de un buen matrimonio. La diferencia en el pago de la legítima entre hijos e hijas, reflejaba la visión de que las mujeres tenían la vía del matrimonio como única posibilidad para recibir la parte del patrimonio familiar que les correspondía y que podía ser incrementado en vistas a un buen matrimonio.

Las fotografías de Vilanova i la Geltrú están tomadas de google, la última está tomada del libro de Lluís Permanyer, El esplendor de la Barcelona Burguesa, 2008.


sábado, 18 de enero de 2014

OWEN JONES, Chavs. La demonización de la clase obrera.



















(…) la demonización de la clase trabajadora es el flagrante triunfalismo de los ricos que, libres ya del desafío de los de abajo, ahora los señalan y se ríen de ellos. Y puesto que este Gobierno liderado por los conservadores sigue adelante con un programa de recortes que hace pagar a la clase trabajadora por los delitos de la élite, tienen mucho de lo que reírse.

Este ensayo tiene 350 páginas y su título requiere una breve explicación:

Chavs es un término utilizado por diferentes colectivos de la sociedad británica. Puesto que prácticamente nadie se autoidentifica como chav –salvo en broma-, no es una subcultura claramente reconocible como los góticos o, antes que ellos, los mods o los rockers. Casi siempre es un insulto impuesto a un individuo sin su consentimiento. (…) Dicho esto, es innegable que se emplea de forma clasista (p. 326).

Chavs son jóvenes de clase trabajadora convertidos en un estereotipo que conlleva el ser irresponsables, delincuentes e ignorantes. Y todo ello recogido en esa palabra cargada de odio. Creo que lo más parecido en nuestro país sería el término choni, pero en este caso aplicado a mujeres.


El objetivo del ensayo es cuestionar tres mitos: que toda la población inglesa es esencialmente de clase media; que la clase es un concepto anticuado; y que los problemas sociales son en realidad fallos de individuos concretos. De esta manera la clase trabajadora desaparece como tal y los que trabajan pasan a ser individuos que, si son capaces, pasarán a ser de clase media y, si no lo son, pasarán a ser individuos aislados y culpables de su situación. La clase obrera será un residuo de gamberros y vividores que abusan de las prestaciones sociales y viven de ellas.


Owen Jones, nació en Sheffield (una zona chav) en 1984. Es periodista, escritor, comentarista y activista de izquierdas. Su obra Chavs fue incluida por el New York Times en la lista de los diez mejores libros de no ficción de 2011. Ese mismo año Jones fue incluido por el The Daily Telegraph entre los 100 pensadores más influyentes en la izquierda de 2011.

El ensayo está dividido en ocho capítulos, la conclusión, y un epílogo a la segunda edición inglesa en el que habla de los disturbios del 2011.
A través de los ocho capítulos, Jones acusa a los medios de comunicación y a la clase dirigente de la desigualdad y del odio de clases en la Gran Bretaña actual. El punto de partida son los años ochenta y la etapa de gobierno conservador de M. Thatcher a partir de los cuales los trabajadores dejaron de tener poder en el lugar de trabajo, en los medios de comunicación, en la clase política y en el conjunto de la sociedad. Hoy, con su poder hecho añicos, se puede insultar impunemente a la clase trabajadora llamándoles borrachos, haraganes y chandaleros que sienten debilidad por Enoch Powell (p. 297).


Afirma que la política se ha convertido en el coto cerrado de los ricos y sus apologistas políticos que impulsan la idea de que los de abajo merecen su suerte. La idea, que se ha extendido en la sociedad, es que si los de abajo quieren salir adelante, pueden, pero no quieren hacerlo. De esa forma los de abajo han de culparse a sí mismos de su suerte. Tanto el thatcherismo como el neolaborismo, a partir de Tony Blair, han promovido un áspero individualismo que ha afectado negativamente a la solidaridad colectiva de las antiguas comunidades de trabajadores. La herencia del aplastamiento de los sindicatos en la era Thatcher fue sin duda el factor crucial. Durante cien años el movimiento sindical había sido el eje central del laborismo, lo que garantizaba que estuviera representado dentro del partido. La reducida posición de los sindicatos, tras ser debilitados por el thatcherismo en la sociedad, dio a los líderes laboristas carta blanca para reducir su papel interno.







La opción de una parte importante de la clase trabajadora fue, lo que en Suecia llaman, la “opción del sofá”: gente de clase trabajadora sentada mano sobre mano en vez de salir a votar a su partido de siempre. Otra parte de la clase trabajadora desvió el voto a otras opciones: en Escocia y Gales, un gran número de votantes de clase trabajadora se pasó a los partidos nacionalistas; en Inglaterra, el racista BNP captó los votos de cientos de miles de votantes tradicionalmente laboristas.

El autor considera que la derrota de clase no es solo del laborismo sino de toda la izquierda, produciéndose un giro desde la política de clase a la política identitaria (liberación de las mujeres,  homosexuales, minorías étnicas, nación, etc) durante los últimos treinta años. El vapuleo sufrido por el movimiento sindical bajo el thatcherismo hizo que la clase ya no pareciera un vehículo de cambio convincente para muchos izquierdistas. La política identitaria, en cambio, aún parecía radical y tenía metas alcanzables.
Esta política identitaria, junto con la política internacional, se ha convertido en “refugio seguro” de la izquierda. En el caso de los laboristas, la política identitaria les permite mantener un cierto aspecto progresista mientras adoptan políticas thatcheristas, medidas de derechas.


Ante este “callejón sin salida” de la izquierda convencional, el autor señala que la nueva política de izquierdas debería partir de una redefinición de la aspiración, es decir, de lo que debe unir a la gente para sustituir el dominante individualismo atomizado, consumista y codicioso (p. 309). La nueva política ha de adaptarse a la nueva realidad de la clase trabajadora, mucho más fragmentada, marcada por la precariedad, el contrato eventual y a tiempo parcial. Trabajos del sector terciario más limpios y que requieren menos esfuerzo físico, pero no acarrean el mismo sentimiento de orgullo y realización de los antiguos trabajos en la industria.
Esa nueva política de izquierda tiene que arraigar en las comunidades, no solo en el lugar de trabajo (que cambia constantemente), tiene que soslayar las divisiones internas de la clase trabajadora y reclamar empleos decentes, seguros y bien pagados. Aportar democracia real a la economía, rechazar los planteamientos xenófobos, afrontar con medidas sociales el comportamiento antisocial de jóvenes sin esperanza de futuro, desafiar el grotesco reparto de la riqueza y del poder de los muy ricos, castigando la evasión fiscal, reequilibrando el sistema fiscal y no dejándoles que amasen enormes fortunas.





Este ensayo proporciona análisis, datos y conclusiones que resulta difícil de sintetizar en este espacio. Apenas he reproducido fragmentos pese a tener casi todo el libro subrayado para no hacer más larga esta reseña. Quiero destacar, para concluir, que estamos ante el ensayo de un joven periodista (lo escribió con tan solo 26 años) que da claves certeras para entender la crisis actual y el comportamiento pasivo de una gran parte de la clase trabajadora.

Muy recomendable.


Todas las fotografías, excepto la portada y la foto del autor, son de JURE KRAVANJA

sábado, 11 de enero de 2014

VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES. Vilanova i la Geltrú, por ejemplo

KATERINA LOMONOSOV

En muchas zonas de nuestro mundo, las mujeres, enmudecidas, soportan infinidad de dificultades, de sufrimiento y dolor inmersas en un sistema que crea millones de perdedoras por cada puñado de ganadoras (…)
GERMAINE GREER, La mujer completa.


La violencia contra mujeres y niñas es una de las violaciones de los derechos humanos más generalizada. La violencia contra los más débiles, en especial las mujeres, se escribe en listas interminables: las que sufren la violencia doméstica, las que padecen abusos psíquicos y físicos (una de cada tres mujeres en el mundo según datos de la ONU), las que sufren mutilaciones genitales, las que padecen abusos sexuales en cualquier guerra que se precie, las mujeres refugiadas (alrededor del 80% de los refugiados lo son), el infanticidio femenino, los alumbramientos precoces, etc. La mitad de los países no tiene legislación que combata la violencia de género. Aún son menos los que regulan la trata de blancas o el acoso sexual.

Según un estudio mundial de la OMS realizado en 2013, el 35 por ciento de las mujeres de todo el mundo ha sufrido violencia física y/o sexual. Sin embargo, algunos estudios nacionales demuestran que hasta el 70 por ciento de las mujeres ha experimentado violencia física y/o sexual por parte de un compañero sentimental durante su vida.

La mayoría de los 1.500 millones de personas que viven con 1 dólar o menos al día son mujeres. Además, la brecha que separa a los hombres de las mujeres atrapados en el ciclo de la pobreza ha seguido ampliándose en el último decenio, fenómeno que ha llegado a conocerse como "la feminización de la pobreza". En todo el mundo, las mujeres ganan como promedio un poco más del 50% de lo que ganan los hombres.


Decía Carmen Alborch en su libro Malas. Rivalidad y complicidad entre mujeres, que la violencia contra las mujeres es estructural, es decir, que forma parte del entramado mismo del mundo en su concepción patriarcal. Las instituciones sociales creadas por los hombres han reforzado a éstos, la confianza en sí mismos y el incremento del sentido de su propia valía. Por el contrario, convierten a la mujer en sujeto pasivo de la violencia que pretende mutilar sus aspiraciones y sus deseos.

Esa violencia se puede manifestar de modo directo (a través de leyes, guerras, desposesión o pobreza) y de modo simbólico (obligaciones ancestrales, influencia de mitos y cuentos, las religiones o el uso torcido de la biología). Y las dos formas se utilizan para controlar a la mujer y que responda al modelo de mujer tradicional, a lo que se espera de ella. Y de esta manera se desarrolla, además, la culpa y la desvalorización de las mujeres.

Quizás con estas razones de la sinrazón podamos entender que una localidad catalana como Vilanova i la Geltrú viva consternada por dos muertes de mujeres en poco más de dos semanas, la última de las 48 mujeres muertas por violencia de género del 2013 (22 de diciembre) y la primera del 2014 (4 de enero). Dos mujeres relativamente jóvenes, de 37 y 43 años.

NEIL CRAVER

La violencia contra las mujeres es, como he dicho, estructural y no desaparecerá mientras subsista el sistema patriarcal pese a los esfuerzos en dirección contraria que se hagan desde las instituciones, desde la educación o desde las organizaciones feministas (aunque siempre sean bienvenidos).
Después cada historia es un mundo. ¿Cómo asimila una mujer que su pareja le pegue el primer golpe? ¿Cómo asimila que la persona a la que ama, el padre de sus hijos e hijas la amenace y la menosprecie en un tormento que puede durar años? He dejado a un lado otros aspectos posibles: dependencia económica, alcoholismo, drogodependencia, paro, pobreza o riqueza, enfermedades mentales, etc.

Quizás si somos capaces de empatizar con esa mujer condenada a vivir con su maltratador en una relación de amor-odio, podremos acercarnos a entender que lo perdone y se arriesgue a vivir con él como hizo la última mujer muerta en Vilanova, Núria R.P. A cambio él, Antonio S.A., la mató de un golpe en la cabeza y la quemó.


Texto: Laura Vicente 

sábado, 4 de enero de 2014

AMOR, ENAMORAMIENTO Y AGUSTÍN GARCÍA CALVO, El amor y los 2 sexos.

Lo encontré, traspapelado en mi biblioteca, por casualidad. Buscaba otro libro y me apareció este diminuto ensayo de 55 páginas, editado con pocos medios en 1982.



Agustín García Calvo (Zamora, 1926-2012). Realizó estudios de Filología Clásica en la Universidad de Salamanca. Se doctoró en Madrid a los 22 años con una tesis titulada Prosodia y métrica antiguas. En 1951 ejerció como profesor catedrático de instituto. En 1953 ocupó una cátedra de lenguas clásicas en Sevilla y en 1964 en Madrid, en la Universidad Complutense, hasta que la dictadura franquista lo separó de la cátedra madrileña en 1965 junto con Enrique Tierno Galván, José Luis López-Aranguren y Santiago Montero Díaz  por prestar su apoyo a las protestas estudiantiles.  A García Calvo su exilio lo llevó durante varios años a París, donde fue profesor en la Universidad de Lille y en el Collège de France. También trabajó como traductor para la editorial Ruedo Ibérico. En 1976 fue restablecido en su cátedra, en la que permaneció hasta su jubilación en 1992.


Este ensayo trata de desvelar cómo el enamoramiento es reinterpretado, como promovido por una causa única o un destino (p. 12), y se transfigura en Amor. El enamoramiento es una especie de síndrome de turbulencias anímicas y sensoriales (p. 9) que se produce al entrar en contacto dos personas.

Los síntomas o manifestaciones de ese síndrome son múltiples y regularmente registrados en la Literatura; palpitaciones y alteración del pulso; rubor; brillo específico de los ojos; relajación general de la propia estructura, que se manifiesta como sonrisa inintencionada, incluso bobalicona; tendencia a abrírsele a uno los brazos, o las piernas; aumento de la secreción salival y otras, con facilidad también para las lágrimas; sensación de derretimiento recorriendo la medula de abajo arriba; movimientos contradictorios de acercamiento y de huida; (…) en fin, trastorno también, mientras dura el síndrome, de la percepción general del mundo, en el sentido de volverse más vivaz, palpable y palpitante, aunque al mismo tiempo más ciega y distraída para todas las partes que no aparezcan en relación, metafórica o metonímica, con el motivo de la alteración (p. 9-10).

Desde este síndrome turbulento se pasa a la ideación del amor, a normativizarlo y ordenarlo; y a la dualidad de los sexos. Por tanto, dicha dualidad no es natural sino social y se basa en dos clases sexuales, una dominante, los hombres, y otra dominada, las mujeres. Sobre esta dualidad se producen dos errores: uno, el de considerar la relación de dominio como natural; el otro, el de considerarla demasiado superficial en la historia humana (p. 18). De la poca relevancia que se da, al considerarlo natural, se deriva que la voluntad individual puede eliminar o volver del revés el sentido del dominio, y la ilusión política de que, dentro de la sociedad histórica, patriarcal, se puede, sin modificar a fondo tal modelo de sociedad, trastocar la relación de dominio entre los dos sexos.

MICHAEL PARKES

Puesto que el Amor se convierte en un ente ideal ha de reunir algunas notas que le son propias como la de ‘uno’ y la de ‘eterno’ (p. 27). Ha de ser uno porque ese Amor es la idea de ‘amor’ misma, general y absoluta y cualquier asomo de multiplicidad lo destituiría de su condición ideal; y eterno, es decir, coextensivo con todo el tiempo porque si fuera temporal anularía su condición ideal.

El autor sostiene que el Amor es una invención de los hombres o dominantes para las mujeres o sometidas (p. 33). El Amor mayúsculo es el mejor método para que el Señor, sin necesidad de costosas guardias ni vigilancias, se asegure la posesión, obediencia y fidelidad de la mujer.

Cuando la Ley de los señores ha conseguido que en el propio aparato anímico de las mujeres se establezca la creencia en el Amor, como ligada indisolublemente a la propia necesidad de determinación y subsistencia de ellas, parece que se ha puesto en marcha el más perfecto procedimiento de dominación del sexo sometido, y podrán los señores con algo más de tranquilidad dedicarse a sus trabajos y sus guerras (p. 34).

Pero he aquí que son las mujeres las que parecen haberse hecho cargo de la institución del Amor y son las mayores creyentes de su unicidad y eternidad. Hay, por tanto, una némesis implacable: con la aceptación y asunción de su condición de esclavo, el esclavo se prepara para herir al amo con el arma de que dispone: sus cadenas (p.35). Y por lo menos las desgracias y espantos del Amor pesen de un modo casi equilibrado sobre los dos sexos.

MICHAEL PARKES

La creación de entes ideales conlleva siempre definirlos con otro, negativo suyo, la creación de la idea complementaria. Y así se instituye el Sexo, que se define por oposición al Amor, que será verdadero si no es mero Sexo.

Se engañaban pues los inocentes demoledores del Orden que, como el Marqués de Sade, confiaban en las fuerzas de lo obsceno y lo libertino para combatir las mortales instituciones de la Moral: pues no habían percibido la relación dialéctica que rige siempre entre la Ley y el Crimen, y que, a medida que el libertinaje se afirmara y se hiciera progresivamente abstracto, como Sexo, en la misma había de hacer más puro y fuerte el otro término de la relación, el Amor mayúsculo (p. 38).

El Amor es compromiso y tiene su declaración en el TE QUIERO que implica que, una vez dicho, haya un comportamiento de mí para ti y de ti para mí, de aquí en adelante. La Voluntad vendrá a dominar los procesos amorosos y a anular lo que en el Amor pudiera haber de impulsos y aspiraciones subracionales, venidas de no se sabe dónde. Pues este Amor instituido, lejos de ser ciego, más bien propende, como Dios, a verlo todo, y por ende someterlo a los mandatos de su imperio (p. 44).

El autor concluye con algunas de las típicas conductas y padecimientos que se producen entre los componentes de una Pareja de Amor, una vez que la relación de mutuo dominio y determinación ha quedado entre ambos constituida: la concomitancia del odio con el amor; el conocimiento y desprecio del otro a través de una idea cerrada y fija de la pareja; los celos; la conversión de lo negativo en positivo; y otros muchos síntomas que el autor no enumera dada la brevedad del ensayo.

La lectura de este breve trabajo de García Calvo me ha hecho pensar en que quizás el feminismo no ha dado suficiente valor a la fuerza de la idea de Amor en la dominación de las mujeres al aceptarlo como algo natural y poco relevante en el modelo de sociedad patriarcal. Por otro lado su lectura me recordó un estupendo libro de CORAL HERRERA GÓMEZ (2010), La construcción sociocultural del amor romántico. Fundamentos, Madrid, que igual en otro momento me lanzó a reseñar.


UN GRANO DE UVA ME LLEVÓ A PENSAR DESDE EL MARGEN

JACOB COLLINS

Una de las pocas tradiciones que sigo es comer las doce uvas mientras van sonando las campanadas. Así iba cumpliendo con la tradición cuando una de ellas se me cayó al suelo y todas mis alarmas se pusieron en marcha. Encontré el grano de uva tras ponerme de pie,  pero las campanadas habían acabado hacía unos segundos.

No sé si soy supersticiosa, pero ese grano de uva me tuvo preocupada todo el primer día del 2014. Solo lo olvidé cuando me  dio por pensar en abrir un espacio virtual para cavilar sobre lo que más me apasiona: la historia.


Creo que soy una freelancer de la historia. Estoy al margen de la Universidad y de las subvenciones a la investigación que dan los diversos organismos públicos o privados. Me sitúo en ese margen por vocación, resulta incómodo muchas veces, pero es la situación ideal para poder investigar y reflexionar sobre el pasado, y sobre la actualidad, desde la libertad, es decir, desde los dictados de la propia voluntad (como por otro lado hizo el grano de uva al saltar tan inoportunamente hasta el suelo).